Cómo puede afectar el sentimiento de culpa al desarrollo de los niños y a su futuro

Psicología
hace 3 años

Las emociones y los sentimientos son, por lo general, difíciles de gestionar, identificar e incluso de distinguir. La culpa es, en especial, uno de los sentimientos más complejos que podemos experimentar y es aún más complicado cuando se trata de niños, ya que debido a su edad, su escasa experiencia de vida y su vulnerabilidad son más susceptibles a sus causas y también a sus efectos.

La gran relevancia de este tema y la necesidad de conocer más sobre cómo puede afectar a nuestros hijos, ha hecho que Genial.guru te traiga la información más importante sobre el sentimiento de culpa y sus consecuencias.

Qué es el sentimiento de culpa

La culpa es una respuesta emocional que aparece en aquellas circunstancias en las que pensamos o creemos que hemos incumplido con algún tipo de código ético preestablecido, ya sea a nivel social o familiar, siendo aún peor cuando a causa de nuestras acciones o ausencia de ellas otra persona ha resultado lastimada. Este sentimiento no suele venir solo, sino que va acompañado de una serie de sentimientos negativos y del acto de presencia de la mala conciencia, así como de tres elementos característicos:

  • Existe una razón o alguna causa que ha hecho que la persona experimente este sentimiento y, a veces no es real, sino que puede ser imaginaria.

  • La percepción juega un papel fundamental, ya que, como prácticamente todo en la vida, se trata de puntos de vistas y valoraciones personales. Si percibimos la situación como negativa, la mala conciencia no tardará en aparecer.

  • A causa de lo anterior, aparece una emoción negativa que va ligada a la culpa, el remordimiento

De dónde proviene

Por suerte, la culpa no es un sentimiento con el que nacemos, no es inherente al ser humano, y por desgracia es algo que puede ser aprendido. El entorno, las circunstancias, las situaciones que vivimos e, incluso, las reacciones que observamos en otras personas, condicionan y hacen que lo adquiramos progresivamente.

La educación juega un papel fundamental en la aparición de la culpa. Los métodos educativos y de crianza de padres y maestros pueden ser claros condicionantes de la aparición de este sentimiento, pero también lo son el mal ejemplo y la tendencia a juzgar y a culpabilizar a otros.

Diferencia entre culpa y responsabilidad

Estos términos suelen confundirse habitualmente o usarse indistintamente, pero lo cierto es que están bastante alejados el uno del otro. El lenguaje puede ayudarnos a ser conscientes de la diferencia entre estas dos palabras, ya que mientras la culpa es entendida como las consecuencias que se derivan de una acción y que se adjudican a una persona (la persona culpable también es la responsable de lo sucedido), la persona responsable no es necesariamente culpable, sino que se hace cargo de responder por algo o alguien.

Debemos saber que tanto la culpa como la responsabilidad pueden ser utilizados en la educación o enseñanza de los niños pero, como veremos a continuación, una es más beneficiosa y productiva que la otra.

1. Educar en la culpa

La educación basada en el premio y el castigo puede parecer ideal para una buena educación, pero no es así. La educación que hace uso de la culpa puede ser efectiva en un principio pues se obtiene la conducta deseada en ese momento, pero a la larga son más los perjuicios: falta de autoestima, de autonomía, aparición de múltiples miedos e imposibilidad del desarrollo de la propia conciencia.

El sentimiento de culpa en el niño puede hacer que este se vuelva más sumiso, más obediente y que, por tanto, los padres tengan mayor control sobre los pequeños, pero lo que quizá se esté pasando por alto es que ese aprendizaje lo llevará a su vida adulta. El niño crecerá con miedos, con poca confianza en sí mismo y con dependencia a ciertas figuras, lo que hará que el niño no sea feliz y que carezca de libertad. Llegada la vida adulta, experimentará una serie de problemas emocionales ligados a la culpa, además de todo lo que ya acarreaba desde la niñez.

2. Educar en la responsabilidad

Para que los más pequeños aprendan sobre el bien y el mal, no es necesario incidir en la culpa ni en el miedo, sino que podemos recurrir a la responsabilidad. Cuando educamos desde este punto, lo estamos haciendo a partir de hacer conscientes a los niños de las consecuencias de sus actos, pero no por el miedo a los castigos que pueda ocasionar.

La responsabilidad permite que el niño vaya desarrollando progresivamente su capacidad de razonamiento y, por ende, su autoconfianza, autoestima y autonomía. El pequeño ya no estará actuando por miedo a lo que pueda pasar, sino que lo hará porque ha interiorizado el mensaje y entiende las consecuencias de sus acciones.

Consecuencias

Crecer y ser un niño experimentando una emoción tan compleja como el sentimiento de culpa, no es nada sencillo y conlleva una serie de consecuencias:

  • Falta de autonomía: El hecho de que sean los padres los que deciden por los hijos, bajo amenaza de castigo, limita su libertad y su autonomía, convirtiendo al pequeño en un posible futuro dependiente.

  • Falta de autoconfianza: Cuando la culpa va haciendo mella y el niño va interiorizando este sentimiento, su confianza en sí mismo va mermando debido a su creencia de ser culpable de cuanto sucede.

  • Baja autoestima: Una libertad insuficiente, la dependencia, la poca confianza en sí mismo y los sentimientos negativos van haciendo que el niño tenga una percepción distorsionada y poco amor propio.

  • Temor: En lugar de aprender sobre las posibles consecuencias que pueden tener sus acciones, los pequeños que son embargados por el sentimiento de culpa temen todo lo que pueda suceder por los castigos que pueda conllevar.

  • Desórdenes mentales: Los investigadores comprobaron que los niños que crecen con este sentimiento tienen propensión a sufrir determinadas enfermedades mentales como ansiedad, depresión o incluso, en los casos más graves, esquizofrenia

Cómo ayudar a los niños a superarlo

Si percibimos que nuestros pequeños están experimentando este sentimiento (en el caso de ser desproporcionado y recurrente podría ser necesario buscar ayuda profesional), podemos tratar de ayudarle por medio de:

  • Una comunicación fluida y activa: Si el niño tiene la confianza de contarnos lo que le está sucediendo y aquello que está sintiendo, será más sencillo buscar los motivos que lo provocan y actuar sobre ellos. Ejemplo: es fundamental que nuestros hijos aprendan de nosotros cómo lidiar con este tipo de situaciones difíciles y con los sentimientos que nos producen. Si sabemos cómo gestionarlos y lo mostramos, el niño tendrá una clara muestra o idea de cómo actuar.

  • Empatía: Tenemos que tratar de ponernos en su lugar, para saber cómo nuestro pequeño se está sintiendo al experimentar tan compleja emoción. Debemos recordar que también fuimos niños, que cometimos errores y nos equivocamos y hacérselo saber.

  • Enseñanza: Como parte del desarrollo de su capacidad de razonamiento y de su autonomía, le hablaremos de las consecuencias de uno u otro camino, le guiaremos, pero no le empujaremos a actuar de un determinado modo por miedo a las represalias. Hablaremos con ellos de responsabilidades, pero no de culpas.

¿Alguna vez has tenido que lidiar con este tipo de sentimientos en tus hijos? ¿Cuáles son los medios o técnicas que utilizas para enseñar a tus pequeños sobre la responsabilidad?

Comentarios

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ME SIENTO MUY CULPABLE GRACIAS POR ESTO PORQUE TENGO UN NUEVO HIJO MUCHAS GRACIAAAAAAAAAS

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