Confesiones de un bebé que no deja dormir a su mamá
Ser mamá es una experiencia que cambia la vida de muchas maneras. Entre las risas y la ternura de un bebé, también están las responsabilidades de adaptarse a un nuevo ser y de atenderlo todo el tiempo. Aunque muchas veces puede ser agotador, no hay que olvidar que detrás de esos ojitos que están descubriendo el mundo, solo hay intenciones de amor.
Querida mamá,
Sé que tuvimos una noche difícil. Bueno, en realidad han sido varias. Desde que llegué a ti he modificado muchos aspectos de tu vida. Entre esas cosas, tu horario y tu sueño. Anoche me estuve despertando cada hora entre lágrimas y quejidos pidiendo por ti. Sentía inquietud y necesitaba la calma que solo encuentro en tu abrazo.
Noté que estabas cansada y te despertabas con resignación. Pero, aun así, cada vez te levantaste para tomarme, dándome caricias y poniendo una sonrisa como podías, mientras tus ojos intentaban no cerrarse.
Por eso quiero pedirte perdón. Siento mucho si has dormido poco por mi causa. No es mi intención hacerte ningún mal. Es solo que sin ti a veces me siento perdido, para mí tú eres tan importante y necesaria como un pañal limpio o mi pancita llena.
Poco a poco iré aprendiendo. Apenas estoy descubriendo este mundo y hay muchas cosas que no logro entender. Por eso quiero que sepas que cuando mis ojitos lloran, no buscan molestarte ni manipularte. Mi pequeño cuerpo se está acostumbrando a todo.
Aún soy chiquito y a veces estas paredes me parecen extrañas. Para mí tú eres mi casa, el lugar más seguro. Conozco tu cara y tu voz y sé que en ti encontraré siempre refugio. He escuchado como muchas veces las personas opinan y te dicen que debo aprender a ser independiente. Pero mami, te pido que antes de hacerlo, me acompañes un poco más.
Todavía no estoy listo para estar solito. Por ahora, mi llanto es mi modo de comunicarme y que aparezcas cuando me siento mal es lo más bonito que me pasa todos los días. Me ayuda a saber que el mundo es un lugar confiable en el que puedo existir. Yo soy bebé y necesito tu guía. Tú misma, aún siendo una mujer adulta, cuando sientes deseos de llorar, sé que piensas en la voz de tu mami y todavía la buscas cuando necesitas consuelo.
Muchas gracias por sostenerme anoche y todos los días. Gracias por estar para mí. Por ser mi hogar y darme paz con tu existir. Aunque hoy estés desvelada y tengas los ojos algo cansados, para mí siempre eres la más bella. Reconozco todo lo que haces por mí. Aunque todavía no sé cómo decírtelo, intento demostrarlo con cada mirada, risa y cariños que te doy. Te prometo que tu esfuerzo valdrá la pena. Lo estás haciendo excelente.
Mamita, haz tranquila tus deberes de hoy. El tiempo pasa rápido y algún día esto será un recuerdo lejano de los espacios tan especiales que compartimos juntos, solo tú y yo. Hoy tus brazos son mi nido y gracias a él, cuando esté listo podré volar alto y feliz.
Con todo mi amor, tu bebé.