Que respeten a la pareja y además, que va a hacer un bebé en una boda, ¡hay mucha bulla! Pobrecito
Quiero una boda sin niños, pero el padrino me está poniendo entre la espada y la pared

Planear una boda es un verdadero gesto de cariño que requiere meses de dedicación, entusiasmo y un considerable gasto económico. Los futuros esposos afinan cada aspecto, desde la comida hasta la gente que asistirá, fijando límites precisos para garantizar que su día sea perfecto. No obstante, en ocasiones, justo antes de la fecha, la solicitud de un ser querido pone en riesgo toda la organización.

Mi prometido (32M) y yo (28F) nos casamos en menos de 3 semanas. Llevamos comprometidos como un año y medio, y la fecha de la boda se fijó el año pasado. El padrino de mi prometido, Brad (30M), tuvo un bebé hace cuatro meses con su pareja, Jane (29F).
Esta mañana recibimos un mensaje de Jane preguntando si podía traer a su bebé a nuestra boda. En su mensaje, especificó que quería traer al bebé no porque no pudieran encontrar cuidado infantil, sino porque no querían. Especificamos en nuestras invitaciones (que se enviaron antes de que naciera el bebé) que nuestra boda sería sin niños, y en el sitio web de la boda decía lo mismo junto con el sentimiento “entendemos totalmente si esto significa que algunos invitados no pueden venir, ¡y nos encantaría celebrar contigo en otra ocasión!”.

Queríamos que nuestra boda fuera sin niños desde el principio por varias razones:
- No queríamos que ningún bebé/niño pequeño sollozara fuerte e incontrolablemente durante nuestra ceremonia/recepción.
- Ambos hemos estado en bodas donde los niños quedaron sin supervisión e hicieron cosas traviesas/evitables como llevarse puñados de pastel de bodas porque la cena se retrasó.
- Aumentaría masivamente el número de invitados, y simplemente no podemos pagarlo.
- No queremos censurar nuestra música ni nada una vez que empiece la fiesta.

Mi dilema es que, si decimos que Jane puede traer a su bebé, probablemente molestará a otros invitados a los que se les dijo que no podían traer a sus hijos. Si decimos que no puede traer a su bebé, no vendrá, y es probable que Brad se vaya muy temprano, ya que ella lo estaría molestando toda la noche para saber cuándo va a volver a casa.
La dinámica de su relación no es la mejor, ella es bastante controladora y no se preocupa mucho por sus amigos ni por sus relaciones con ellos. Que Brad se vaya temprano realmente le dolería a mi prometido, ya que su relación ya está tensa debido al control de Jane sobre la vida de Brad, pero tampoco quiero lidiar con invitados enojados que hablen sobre la injusticia. Me frustra que haya esperado hasta ahora para hablar con nosotros sobre esto, como dije antes, estamos a menos de 3 semanas de la fecha. Ya he enviado nuestros planos de asientos al planificador del lugar (aunque podría enmendarlos, estoy segura), y hemos hecho el conteo final de invitados. Hubo mucho tiempo antes de esto para que Jane y Brad dijeran algo.

Mi prometido y yo no hemos tenido la oportunidad de tener una conversación adecuada sobre esto todavía, hablamos brevemente por teléfono después del trabajo hoy, pero quiero una perspectiva externa. ¿Hay otra forma de resolver esto que no estoy viendo? ¿La respuesta está justo frente a mí y simplemente no la veo?
Información adicional: Tenemos 2 niños que vendrán a la boda, pero son la sobrina y el sobrino de mi prometido (10 y 7 años, respectivamente). Están en la procesión de la ceremonia como dama de honor/paje, y nunca se ha pensado en que no vengan.
¿Qué dicen los expertos?

Los especialistas en etiqueta coinciden en que una pareja tiene el derecho total de determinar la política de su boda, incluyendo si los niños están presentes o no. Los novios fijaron un límite justo al indicar de manera explícita, tanto en las invitaciones como en el sitio web, “sin niños”.
Es completamente válida la principal inquietud de los novios acerca de “incomodar a otros invitados”. Según Grecia Guzmán Martínez, (Máster en Investigación e Intervención Psicosocial), el incumplimiento de las reglas ocasiona que se perciba con fuerza la injusticia y el favoritismo, lo cual puede perjudicar la reputación de quienes organizan el evento, así como también su cohesión social. Ceder ante la presión enseña que los límites de la pareja son negociables.
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