Si esa ola aparece, mantente fuera del agua
Cualquier salvavidas experimentado te advertirá sobre el fenómeno más aterrador al que puede enfrentarse un bañista. No se trata de los tiburones ni de las medusas venenosas ni nada parecido. Es un fenómeno natural llamado corriente de resaca (o corriente de retorno). Una corriente de resaca es una fuerte corriente en la superficie del océano que se aleja rápidamente de la orilla, arrastrando a los nadadores desprevenidos.
Las corrientes de resaca promedio se mueven a una velocidad de entre 30 a 60 cm por segundo, pero las muy fuertes pueden arrastrarte a mar abierto a una asombrosa velocidad de 2,5 m/s. Incluso el mejor nadador olímpico no sería capaz de volver a la orilla contra una corriente tan poderosa. Muchos bañistas que no saben nadar prefieren quedarse en el agua hasta la cintura porque se sienten seguros cuando sus pies tocan el fondo. Pero ellos no están más seguros frente a estas corrientes porque una corriente de retorno puede arrastrarte fácilmente y alejarte de la orilla. Si no sabes nadar, esto puede acabar muy mal.
Uno de los conceptos erróneos más populares sobre las corrientes de resaca es que te arrastrarán bajo el agua. En realidad, una corriente de resaca no te ahogará; solo te arrastrará lejos de la orilla. Otro mito muy extendido es que si te atrapa una corriente de retorno, esta te arrastrará al océano para siempre. Sí, una corriente de resaca puede arrastrarte bastante lejos en aguas abiertas, pero incluso en el peor de los casos, no te encontrarás a kilómetros de distancia de la orilla. Probablemente solo tendrás que nadar un buen trecho para volver a la playa.
También es muy posible que la propia ola te traiga de vuelta. Esto se debe a que el 90 % de las corrientes de resaca se mueven en círculos gigantescos. Fluyen desde las aguas poco profundas hasta el océano abierto y luego vuelven. También existe la idea errónea de que si no ves una corriente de retorno, no tienes que preocuparte. Pero estas cosas pueden surgir de la nada, como si varias olas que vienen de diferentes direcciones chocan entre sí. ¡Y ahora tienes aguas revueltas! Si la playa en la que te encuentras es famosa por las corrientes de resaca, ten siempre mucha precaución.
Para ello, tienes que saber cómo detectar una corriente de retorno. Esta suele tener el aspecto de una porción de agua tranquila (a veces más oscura) entre las olas que se rompen. A primera vista parece el mejor lugar para entrar al agua. Pero no dejes que la tranquilidad te engañe porque podrías elegir sin querer el lugar más peligroso para nadar. La principal razón por la que muchos no sobreviven al quedar atrapados en una corriente de resaca se reduce al pánico. Cuando se ven arrastrados repentinamente lejos de la orilla a gran velocidad, les sobreviene el terror, empiezan a agitarse y a intentar nadar contra la corriente y agotan todas sus fuerzas.
Hay que conservar la energía. NO intentes nadar contra la corriente hacia la orilla. Incluso las corrientes más débiles se mueven más rápido de lo que puedes nadar. ¡No desperdicies tus fuerzas y energías! Recuerda levantar las manos para llamar la atención de los socorristas y señalar que necesitas ayuda. Después, tienes dos opciones.
La corriente puede escupirte en el mar abierto o acercarte a la playa si esta está circulando. Cuando ya no sientas que la corriente te arrastra, espera a los salvavidas o incluso vuelve a nadar hasta la orilla. ¡Solo asegúrate de nadar alrededor de la corriente! La segunda opción solo funcionará para los nadadores muy buenos. Si eres uno de ellos, puedes intentar nadar en paralelo a la playa para salir de la corriente. En algunos casos, es posible liberarse de este modo ¡Manténganse a salvo allí fuera, chicos!