Un modo en el que podrías salvar una vida sin saberlo
Así que vas caminando por la ciudad, tomando tu café, y alguien se acerca y te abraza. “¡Hola, Alex! ¡Ahí estás! ¿Recibiste mi mensaje de texto?” Espera, ¿qué? Tu nombre no es Alex. Y lo más importante, ¡no tienes ni idea de quién es esta persona!
“Este, perdón, debes haberme confundido con otra persona”, dices con una mirada confusa. ¡Alto! Rebobinemos. ¡No deberías haber dicho eso! Quizás ella sabe que no se conocen, pero aun así se acercó a ti por alguna razón. ¿Y si está en peligro y este es su grito de ayuda?
Supongamos que esta joven es Rita. Hace una hora, mientras hacía fila para comprar un refresco, se dio cuenta de que una persona extraña la miraba fijamente desde la esquina. Ella no lo conocía, y él actuaba de modo muy sospechoso. Hizo lo que debía hacer: dar una vuelta por la zona, rodear una manzana, acelerar el paso, reducir la velocidad. Todo para comprobar si esa persona la seguía en verdad. Desafortunadamente, sí la está siguiendo.
Llamó a sus padres y amigos, pero nadie contestó. Solo le queda un truco: acercarse a algún desconocido... bueno, a alguien que parezca simpático y amable, o preferiblemente a un grupo de gente que solo esté pasando el rato, y fingir que los conoce. De todas las personas que había alrededor, te eligió a ti. Con el corazón a mil por hora, corrió hacia ti y te abrazó. “¡Hola, Alex! ¡Ahí es donde estás! ¿Recibiste mi mensaje de texto?”
Aquí empieza tu parte. Síguele la corriente. Asiente con la cabeza, sonríe, abrázala tú también y no delates tu sorpresa. Recuerda que alguien podría estar siguiéndola, así que debes parecer genuino. Tu primer paso debe ser continuar hablando con ella como si se conocieran. Presta atención a su comportamiento: puede que luzca nerviosa y asustada, que le tiemblen la voz o las manos. Sigue siendo amable y continúa actuando para que sepa que la apoyas.
Actúa como si quisieras enseñarle una foto de tu gato o algún meme gracioso o algo así. Saca tu teléfono, escribe “¿Estás en peligro?” y enséñale la pantalla. Si la chica asiente o se ríe y dice algo como “¡Ah, SÍ! Ese es un clásico!”, pasa al siguiente paso: no la dejes sola. Sigue caminando, hablando con ella, e intenta echar algunas miradas discretas a tu alrededor para detectar las cosas o personas que te parezcan extrañas.
Cuando veas al acosador, intenta recordar todos los detalles posibles sobre él. ¿Qué aspecto tiene, qué ropa lleva? Estatura, complexión, cáptalo todo, pero no los mires directo aún. Cuando el acosador se dé cuenta de que esta mujer no está sola y que no lo estará por un tiempo, probablemente se dará por vencido y se irá. Así que, sigue así, prestando atención si todavía los persiguen. Si ya ha pasado bastante tiempo y no se desaparece, es hora de hacerle saber que sabes que los está siguiendo.
Detente, date la vuelta y, con confianza, míralo directamente a los ojos. Aprovecha este cara a cara para detectar el mayor número posible de rasgos destacados suyos, para poder describirlos después con todo lujo de detalles. Si finalmente se rinde y se aleja, no dejes a tu nuevo amiga sola todavía. Camina un rato para asegurarte de que el acosador en verdad se ha ido. Quédate con tu “íntima amiga” hasta que ella esté a salvo.