Un nuevo estudio revela con qué frecuencia deberías ducharte realmente

Salud
hace 2 días

Nuestra piel, reconocida como el órgano más grande del cuerpo, cubre aproximadamente entre 1.4 y 1.9 metros cuadrados. Actúa como una barrera protectora vital, defendiéndonos de factores externos mientras mantiene el equilibrio interno. Dada su función crucial, muchas personas le dan prioridad a mantenerla limpia, lo que ha impulsado el crecimiento constante de la industria del cuidado personal y la belleza. Sin embargo, ¿con qué frecuencia deberíamos realmente ducharnos? Un médico que cuestionó las normas sociales ofrece algunas respuestas.

“Vas a cualquier farmacia y hay pasillos llenos de champús y jabones. ¿Qué tanto de todo eso es realmente necesario para la salud? ¿Estoy perdiendo tiempo y dinero? Estas son algunas de las preguntas que el Dr. James Hamblin, especialista en medicina preventiva y salud pública, planteó recientemente en una conversación con el corresponsal médico jefe de CNN.

Hamblin, motivado por la curiosidad, adoptó un enfoque poco convencional: redujo significativamente el uso de duchas tradicionales durante casi cinco años. En su libro Clean: The New Science of Skin, documenta este experimento personal mientras analiza también aspectos históricos y científicos de la higiene. “Escribí en mi libro que hace 5 años dejé de hacerlo y así fue”, explicó, destacando que su proceso fue de prueba y error.

“Durante ese tiempo probé todo tipo de productos. Fue un experimento con distintos tipos de rutinas. Así que no pasé cinco años completos sin ducharme. Pero sin duda fui muy minimalista durante mucho tiempo.”

La publicidad influye en nuestra percepción de las cosas

Como profesor en la Escuela de Salud Pública de Yale, Hamblin señaló que los productos de cuidado personal vienen acompañados de “una gran aura de salud”. Comentó que muchas personas creen que estos productos aportan beneficios significativos para la higiene, en gran parte debido a afirmaciones con apariencia médica que, en realidad, suelen estar más relacionadas con el marketing que con ventajas reales para la salud.

“Si realmente analizas cómo funcionan muchos de estos productos para prevenir el contagio de enfermedades, verás que, más allá de evitar que tengas fluidos corporales encima, la mayoría están más enfocados en que te veas, huelas y te sientas bien”, explicó.

Hamblin recalcó que, si bien el jabón es útil, especialmente para eliminar sustancias pegajosas o grasosas, su importancia en la limpieza suele estar sobrevalorada. Según explicó, es principalmente la fricción mecánica la que realiza la mayor parte del trabajo: simplemente frotarse las manos bajo el chorro de agua suele ser suficiente para eliminar gran parte de la suciedad. Por supuesto, aclaró que esto aplica en la mayoría de las situaciones cotidianas, aunque no en profesiones como la manipulación de alimentos o la cirugía, donde se requiere un nivel de higiene mucho más riguroso.

Parte de su motivación para escribir el libro surgió al observar una tendencia emergente en el ámbito de la salud. “De pronto, la gente empezó a tomar probióticos y a preocuparse por tener una flora intestinal óptima”, comentó. “Pensé que algo similar podría estar ocurriendo con la salud de la piel, porque también tienes billones de microbios sobre ti. El microbioma cutáneo es más pequeño que el intestinal, pero el principio es parecido”.

La función del microbioma de la piel

Nuestra piel, al igual que el intestino, alberga una comunidad vasta y diversa de microorganismos. Este microbioma actúa como un vínculo entre el interior del cuerpo y el entorno externo, y aunque aún queda mucho por descubrir, se sabe que estas interacciones influyen significativamente en nuestra salud. El lavado excesivo puede alterar este delicado ecosistema y provocar distintas complicaciones.

“Existe una armonía entre los aceites y sustancias químicas que tu piel produce de forma natural y el microbioma que vive sobre ella”, señaló el doctor. “Cuando tomas una ducha caliente y usas jabón, interrumpes temporalmente ese equilibrio. Además, al eliminar los aceites, cambias el entorno donde habitan esos microbios, y resecar la piel puede afectar negativamente su función protectora”.

Añadió que esto no es necesariamente perjudicial, pero sí altera la dinámica natural. “Y si eres propenso a una respuesta inflamatoria, como en casos de eccema o acné, podrías estar empeorando la situación”. Comparó esta alteración con la deforestación, un proceso que no siempre resulta beneficioso para el terreno afectado.

Bañarse y estar limpio no son lo mismo

El Dr. Hamblin explicó que la higiene está orientada principalmente a evitar la propagación de enfermedades infecciosas, mientras que la limpieza es una práctica más personal, incluso ritual. Señaló que la higiene incluye acciones básicas como lavarse las manos después de ir al baño o evitar estornudar en la mano y luego saludar a alguien, medidas esenciales para no contagiar a los demás.

En contraste, describió la limpieza como un concepto mucho más amplio, relacionado con sentirse renovado, fresco y en la mejor versión de uno mismo. “No se trata solo de algo cosmético; también tiene un componente psicológico”, añadió. Para Hamblin, ducharse de pies a cabeza todos los días es “una elección puramente estética y recreativa”, y no una necesidad médica.

BONO:

La piel de la zona íntima femenina es especialmente delicada y puede irritarse con facilidad ante productos comunes de higiene personal, como los geles de ducha. Para evitar resequedad y molestias, se recomienda limitar el lavado, ya que una limpieza excesiva puede eliminar la humedad natural. En la mayoría de los casos, una vez al día es suficiente.

Además, el uso frecuente de jabones íntimos puede alterar el equilibrio del microbioma en esa área, lo que incrementa el riesgo de infecciones bacterianas, crecimiento de hongos y otros problemas de salud. Algunos estudios incluso han vinculado estos desequilibrios con complicaciones durante el embarazo, problemas de fertilidad y dificultades para concebir.

  • Conocer nuestro cuerpo es fundamental, y realizar autoexploraciones mamarias con regularidad puede ayudarnos a detectar cualquier cambio a tiempo. La mayoría de las alteraciones son inofensivas, pero algunas pueden requerir atención médica. Conoce más en este enlace.

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