Un pediatra experimentado contó qué cosas no tiene sentido comprar antes del nacimiento de un niño
El pediatra Fedor Katasonov dirige un popular canal en Telegram sobre la salud de los niños, donde asesora a los padres, comparte su experiencia como médico y como padre de dos hijos. Hace muy poco, la editorial Individuum editó el primer libro de Fedor, titulado “Fediatría. Un acercamiento no ansioso al niño”. En uno de los capítulos, el autor explica por qué no es necesario comprar juguetes, bañera y hasta una cuna antes del nacimiento de un niño.
Con el permiso de la editorial, Genial.guru publica un capítulo para aquellos que están haciendo la lista de compras para su bebé.
1. La cuna
En serio. No compres una cuna hasta que te des cuenta de cuál será la forma de dormir más cómoda para ti y para tu bebé. Puedes preparar un lugar para ella, pero pospón la compra en sí hasta que estés seguro de que a la madre y el bebé les resultará más cómodo dormir separados. En general, los niños muy pequeños muchas veces duermen bien solos, luego, más cerca de los 6 meses, su sueño se vuelve más sensible y ellos mismos, más exigentes. Pero aún si duermes aparte, no podrás evitar el amamantamiento nocturno, y para eso, en mi opinión, lo más cómodo es una canasta grande puesta junto a la cama.
La mamá saca al bebé, lo alimenta y lo regresa a su lugar, sin dar un solo paso. Las cunas con un lado retráctil, puestas junto a la cama de los padres, permiten realizar un procedimiento similar, pero ocupan más espacio. Además, si el niño comienza a gatear demasiado temprano, como mi hija mayor, que comenzó a hacerlo a los 4 meses, el bebé puede simplemente terminar en la cama contigo, mientras que salir de la canasta no es tan fácil.
Cuando los niños sean demasiado grandes para la canasta, pueden pasar a dormir tanto en la cama de la madre, como sobre un colchón puesto en el piso. El piso es el lugar más seguro para dormir. Es muy posible que termines necesitando una cuna, pero te aconsejo que tomes la decisión al respecto después del parto.
2. Mesa para cambiar pañales
La mesa para cambiar pañales es un problema aparte. Los niños se caen de ellas. Hasta en mi caso, justo cuando estaba estudiando los tipos de lesiones infantiles, mi hija mayor no se salvó de un hermoso vuelo. (Debo decir que caerse de un cambiador es casi siempre seguro, pero por alguna razón, los padres encanecen cuando sucede. Por lo tanto, la ausencia de una mesa para cambiar pañales te permitirá mantener el color de tu cabello).
La característica más importante de un cambiador es que es absolutamente innecesario. Les recomiendo a los padres de mis pacientes que en lugar de un cambiador para bebés compren un colchón impermeable y lo pongan sobre la cama.
Los más cómodos son los de aproximadamente 70X80 cm. Si no padeces de artritis aguda, la mejor postura para cambiar al bebé es arrodillarse frente a la cama. En primer lugar, la cama es grande y el borde es difícil de alcanzar. En segundo lugar, los niños están totalmente preparados para caer desde su propia altura y, por lo tanto, caerse de la cama no les hará daño. Y todos los artículos necesarios (el paquete de pañales, las servilletas [¡sin calentar!], la crema, la solución salina y la pipeta), caberán perfectamente en la mesa de noche o en un taburete.
3. Una bañera
El propósito de este artículo en un momento en que la era del lavado interminable de pañales de tela está borrándose de la memoria mundial sigue siendo un misterio para mí. No tiene sentido bañar a un bebé en una bañera, porque el baño es un ejercicio físico. El bebé no puede nadar en una bañera, y es demasiado pronto para él para acostarse en ella con un libro o con una copa de champán. Hay que bañar al bebé en una bañera grande que, si tu neurosis higiénica lo requiere, antes puede lavarse minuciosamente.
4. Cochecito con capazo
Es mejor ni ponerse a pensar en lo que suele gastar la gente en un cochecito con capazo. ¡A veces son más caros que el último iPhone! Y resulta que es un artículo de una aplicación muy limitada y bastante incómoda, de la que luego, además, habrá que deshacerse.
Para mí, el criterio principal de un cochecito es el peso. Un cochecito pesado no es nada fácil de manejar, créeme. Por eso, mi hija menor nunca ha estado en un cochecito con capazo. Paseaba en una sillita para auto, que poníamos en un ligero chasis de todo terreno. Toda la construcción pesaba unos 8 kg. Ordené el chasis de Norteamérica, pero lo mismo se puede encontrar en los sitios web de anuncios gratuitos. Hay muchas opciones para un cochecito, pero aun así te daré tres consejos:
- piensa en gastar dinero en un cochecito con capazo solo después de asegurarte de que nadie te lo regalará;
- no compres uno nuevo, busca en los sitios de anuncios;
- definitivamente no tiene sentido comprarlo si el niño nace en primavera o en verano, porque podrás pasearlo en una silla para automóvil hasta que crezca lo suficiente como para usar un cochecito común.
5. La ropa
La mayor parte de la ropa del primer año de vida es muy linda, pero sirve solo por poco tiempo. El niño crece varios centímetros por mes y usa cada cosa solo unas pocas veces. Por lo tanto, lo mejor es preguntarles a los amigos que tienen niños más grandes, y estarán felices de compartir fardos de la diminuta ropa, o buscar ventas de prendas usadas.
En Francia, la ropa infantil se vende por peso, a un euro por kilogramo. Este es el enfoque más sensato. Además, si el bebé tiene abuelos, no se quedará sin ropa nueva. También quiero señalar que los guantes y los gorritos son unas prendas absolutamente inútiles, y los guantes, además, cubren una importante área receptora: las palmas. No hay nada terrible en unos pequeños rasguños, y para que aparezcan con menos frecuencia, corta las uñas del bebé más seguido.
6. Esterilizadores
Al leer este libro, te darás cuenta de que soy un gran fanático de la carga de antígenos. Ningún artículo infantil necesita ser esterilizado, en tu hogar simplemente no hay bacterias que puedan dañar al bebé. Será suficiente pasar las mamaderas y los chupetes por agua hirviendo o lavarlos bien con agua corriente caliente. Los microbios que se queden en los artículos infantiles estimularán de manera útil el sistema inmunológico del niño.
7. La pesa
Es neurosis en su forma más pura. Un bebé sano necesita ser pesado solo durante un examen de rutina de un pediatra. Tener una balanza en casa y pesar al bebé todos los días (o después de cada alimentación) es una forma segura de ganar un tic nervioso. Si el aumento de peso va “según el plan”, no experimentarás ninguna alegría; después de todo, así es como debe ser. ¡Pero Dios no permita que el peso suba demasiado! O baje. La madre comenzará a sentir ansiedad, lo que puede fácilmente conducir a una disminución de leche y a una mayor pérdida de peso del bebé. Hay que entender que el niño no sube de peso de una manera uniforme.
La falta de apetito debido a un dolor abdominal o a los mocos, o un aumento de la actividad por la ansiedad, pueden llevar a un retraso temporal en el aumento de peso, pero el niño lo recuperará en poco tiempo. Los medidores (usados en los exámenes pediátricos) no se inventaron por casualidad. Están hechos según ciertas normas que pueden orientar. No existe una tasa de aumento de peso diaria.
8. Monitor de bebé
Esto es útil, pero si vives en una casa de dos pisos o en un departamento muy grande. En la mayoría de los departamentos oirás al bebé sin dispositivos especiales. Por cierto, puedes usar como monitor de bebés (incluso con video), el conjunto “tablet — teléfono inteligente”.
9. Móvil para la cuna
La variedad de formas, colores y sonidos que ofrece el móvil sobrecarga los sentidos y no es necesario en absoluto para un niño pequeño. Los bebés descubren el mundo gradualmente, y para empezar, definitivamente tendrán suficiente con algo simple, como el famoso móvil Munari, que es muy agradable de hacer con tus propias manos cuando el niño finalmente se quedó dormido. De hecho, la idea de un móvil me parece dudosa: ¿para qué necesita un niño objetos moviéndose delante de sus ojos? ¿Qué beneficios aporta eso?
10. Juguetes
Lo mismo se aplica a los juguetes: su abundancia no ayuda al niño a desarrollarse y sí le genera tolerancia a ellos. Por el contrario, un número de juguetes reducido le permitirá apreciar más a cada uno de ellos. Para estimular al niño será suficiente con dos o tres juguetes dispersos en el piso o en la cama.
Quiero hablar aparte sobre los juguetes que no son los correctos para una determinada edad. Al entrar, tal vez por primera vez desde la infancia, en una tienda de juguetes, los padres ven productos hermosos e interesantes que les gustan mucho a ellos mismos. Compran juguetes para los que el niño aún es muy pequeño y se los regalan con mucha felicidad. Pero él no sabe qué hacer con ellos, y terminan tirados inútilmente en el suelo o en los estantes. Y cuando el niño llega a la edad correcta para ese juguete, ya no le interesa más, porque lo ha visto muchas veces.
Por lo tanto, si ves un juguete precioso e interesante, cómpralo y escóndelo para dárselo al niño en algunos meses o años cuando haya crecido lo suficiente.
11. Cepillo para la cabeza
Las costras seborreicas en la cabeza son absolutamente normales. Intentar deshacerse de ellas es una de las manifestaciones más vívidas de la neurosis de los padres. ¿Quién dijo que la cabeza del bebé debería estar perfectamente limpia? ¿Señor Photoshop? Por lo general, las costras regresan dos o tres semanas después de que la madre, armada con aceite y un cepillo, haya levado a cabo la operación “Cabeza Limpia”. A veces estas costras permanecen hasta la edad preescolar, pero no son visibles debajo del cabello.
12. Corralito y andador
Con el corralito todo está claro. En realidad es una pequeña prisión. ¿Recuerdas, en la película “Volver al futuro”, cuando Marty vuelve al pasado y ve a su tío, que en el presente estaba en prisión, en una cuna de madera? “¡Así que tú eres mi tío Joey! Acostúmbrate a la vida tras las rejas, pequeño”, le dijo Marty al niño. El corralito infantil solo es cómodo para los padres y no tiene nada que ver con un desarrollo armonioso del niño.
Más o menos la misma función cumple el andador, en el que se coloca al bebé. Es una forma de aislamiento seguro del niño, solo que ya no es estacionario, sino móvil. No solo no ayuda al desarrollo del andar, sino que, según algunos estudios, interfiere con él, probablemente debido a un mecanismo de movimiento incorrecto. Los niños empujan el piso en lugar de caminar, y sin un andador, un movimiento así conduce a una caída hacia adelante. Además, el uso de los andadores está asociado con un aumento de lesiones, por lo que incluso están prohibidos en Canadá, y la Academia Americana de Pediatría exige su prohibición en los Estados Unidos. En lugar de sentar al bebé en un andador, será más inteligente comprar una herramienta de aprendizaje que hay que hacer rodar (a veces también se le llama andador).
En calidad de esta herramienta, personalmente recomiendo un carrito de IKEA muy cómodo, que enseña caminar y sirve para jugar.
Confiesa, ¿cuál de estos elementos estaba en tu lista de compras? ¿En qué puntos no estás de acuerdo con el autor y en cuáles compartes su punto de vista?