Una mujer con una rara enfermedad gasta una fortuna en brasiers, ya que sus senos no paran de crecer

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hace 5 horas

Paige Amelia, de 29 años, ha compartido su experiencia única de vivir con unos pechos de copa P que no paran de crecer. Sufre una enfermedad rara llamada gigantomastia, que provoca un crecimiento rápido y continuo del tejido mamario. Aunque se trata de un trastorno inusual y difícil, Paige hace suya su experiencia y conciencia sobre lo que supone vivir con él.

Paige Amelia tiene unos senos naturales de copa P que no paran de crecer debido a un raro problema de salud.

Una mujer ha revelado con valentía que padece una rara enfermedad que hace que sus pechos naturales, de copa P, sigan creciendo.

La enfermedad, conocida como gigantomastia, provoca un crecimiento excesivo y rápido del tejido mamario, que puede producirse en distintas etapas de la vida, como la pubertad o el embarazo. En la mayoría de los casos, está relacionada con desequilibrios hormonales, pero también puede desencadenarse por ciertos medicamentos. Aunque es increíblemente rara, esta afección puede tener un gran impacto en la vida diaria de una persona, afectando a la movilidad, la postura e incluso la confianza en sí misma.

Las mujeres con esta afección se enfrentan a muchas dificultades diarias

Para quienes padecen gigantomastia, la experiencia suele ser una mezcla de problemas físicos y emocionales. El mero peso de los pechos puede causar dolor crónico de espalda y cuello, irritación de la piel y dificultad para encontrar ropa que se ajuste bien. En algunos casos, la afección progresa tan rápidamente que se hace necesaria la cirugía para aliviar las molestias.

A pesar de estas dificultades, muchas mujeres con gigantomastia encuentran formas de aceptar su cuerpo y de concienciar sobre esta enfermedad. Al compartir sus historias, ayudan a educar a los demás y ofrecen apoyo a quienes pueden sentirse aisladas en sus experiencias.

Paige Amelia gasta una fortuna en su vestuario debido al constante aumento del tamaño de sus senos

Cada año, Paige Amelia, de 29 años, se ve obligada a gastar miles de dólares en ropa y brasieres nuevos porque su talla de copa no deja de crecer. Esta madre de Melbourne (Australia) se enfrenta al reto constante de necesitar tallas más grandes para adaptarse a su cambiante figura.

Encontrar sostenes que le queden bien no es fácil, y los que ya tiene no le sirven. Tiene que hacerse los brasiers a medida, una necesidad cara que le cuesta 180 dólares cada vez. Debido a su enfermedad, que provoca un crecimiento continuo, tiene que cambiarlos a menudo, lo que supone un gasto anual considerable.

A pesar de la presión económica, Paige sigue siendo positiva y habla abiertamente de su experiencia, concienciando sobre la realidad de vivir con gigantomastia.

La mujer se sinceró sobre los retos a los que tiene que enfrentarse a diario

Paige dice: "El crecimiento es esporádico: a veces se detiene y, de repente, crecen mucho en un mes. Intento comprar playeras elásticas para que tengan más espacio cuando crezcan, pero siempre estoy buscando ropa nueva. Sustituir las prendas cuesta una fortuna. Y tengo que hacerme los bra a medida, a unos 280 dólares australianos (180 estadounidenses) cada uno. Pero he tenido que aceptarlo".

Los pechos de Paige empezaron a crecer sin control cuando tenía 25 años, y desde entonces no han parado. El tamaño de su busto ha aumentado drásticamente en los últimos años. En enero de 2022 medía 100 cm, pero en septiembre de ese año había crecido hasta 114 cm. En mayo de 2023, su pecho había crecido hasta los 139 cm, y ahora ha alcanzado la increíble cifra de 143 cm.

Además de lidiar con los problemas físicos de su enfermedad, Paige se enfrenta a una atención constante, tanto deseada como no deseada. Recibe hasta 40 mensajes al día de gente que le pide salir, además de una avalancha de comentarios de trolls.

Admite: "No me gusta llevar ropa ajustada en público porque recibo miradas desagradables, sobre todo de otras mujeres. Siento una presión constante por apaciguar a todo el mundo, y no puedo ponerme lo que quiero porque me da paranoia que la gente me mire". A pesar de las dificultades, Paige sigue compartiendo su historia, con la esperanza de romper estereotipos y arrojar luz sobre la realidad de vivir con gigantomastia.

He aquí la historia de una chica que padecía gigantomastia y ya ni siquiera podía llevar bra. Pero hace poco se sometió a una operación que le salvó la vida.

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