Una mujer rescató a un bebé enterrado vivo y 20 años después el destino los sorprendió

Hay historias que nos hacen creer en la bondad y los milagros de vida. Una de ellas le ocurrió a una mujer quien, tras salir a correr con sus perros como lo hacía normalmente, se encontró con un bebé abandonado y enterrado vivo. Su rápida acción logró salvarle la vida, sin imaginarse lo que ocurriría varios años después.

Todo comenzó en 1998, cuando Azita Milanian salió a correr con sus perros. Uno de ellos, Tango, se detuvo en el camino y empezó a olfatear y raspar la tierra. Milanian se acercó y vio unos pies diminutos que sobresalían del suelo. Al principio pensó que era un animal, pero luego oyó el llanto de un bebé.

Con cuidado, empezó a desenterrar al pequeño, que estaba envuelto en una toalla azul. Lo tomó en sus brazos y le limpió la cara cubierta de tierra. “Por favor, no te mueras. Yo estoy aquí contigo. Te quiero”, le decía al bebé.

El bebé, a quien llamaron Whitaker, fue llevado al hospital con una hipotermia severa y el doctor dijo que era “casi un milagro” que sobreviviera. Las enfermeras le dieron el nombre de Baby Christian. Milanian, la mujer que lo encontró, lo visitó varias veces y lloró al verlo.

No pudo adoptarlo porque su historia salió en los medios y temía que lo localizaran. Sin embargo, quería mantener el contacto con él, pero cuando lo adoptaron le impidieron verlo. “Fue una experiencia frustrante”, dijo la mujer. “Soñaba con que él me hallaría, igual que nos hallamos en aquel día”.

Whitaker se crio en un hogar lleno de amor, en Gardena, sin saber la historia de cómo lo habían hallado. Lo único que sabía era que su segundo nombre era Christian, un nombre que le gustaba, pero que no entendía.

Tiempo después, la madre de uno de los amigos de Whitaker le escribió a una emisora de radio, contando la historia y pidiendo que si alguien lo conocía se juntara con él para que le explicara más sobre su origen.

Fue así como tuvieron su ansiado encuentro. “Te estuve aguardando durante 20 años”, dijo Milanian con lágrimas en los ojos mientras abrazaba a Matthew Whitaker. La mujer lo llevó al sitio donde lo halló. Caminaron juntos por el lugar donde se vieron por primera vez y el ánimo chistoso y alegre de Whitaker se transformó rápidamente.

De regreso en el coche, Milanian le preguntó si estaba bien. “Este pudo haber sido mi sepulcro”, dijo con un nudo en la garganta, pero ella se sentó junto a él y le dijo dulcemente: “pero tú eres querido, tú eres mi milagro”.