No podría vivir allí. Solo iría de visita
Una mujer vive en África y nos cuenta cosas que hacen que nuestra cabeza no pare de dar vueltas
Alina Titova y su esposo Vasily ahorraban para un departamento y un automóvil, pero luego decidieron usar el dinero de una manera diferente y se fueron en una expedición de 4 años alrededor del mundo. Su objetivo es mostrar el lado bueno de diferentes ciudades y países y encontrar personas apasionadas por lo que hacen (principalmente proyectos ambientales) para contarle al mundo sobre ellos.
Genial.guru publica la historia de Alina con los hechos y anécdotas más interesantes de su viaje.
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Comenzamos nuestra expedición en África. En Marruecos, visitamos la capital del país: Rabat, luego Fez, Casablanca, Marrakech, y después llegamos a Agadir. Visitamos una incubadora de empresas local y allí conocimos a unas chicas que fabrican bolsos, carteras y tarjeteros con desechos de pescado. En la foto, Vasily sostiene una muestra de la “piel” que se obtiene de tales desechos: parece de serpiente.
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También visitamos una asociación que se dedica a “atrapar nubes” y transformarlas en agua utilizando una red. Un metro cuadrado da hasta 20 litros por día. De esta manera, se abastecen de agua varias aldeas.
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Uno de los pocos micólogos de Marruecos cultiva hongos comestibles para las tiendas locales. También es un diseñador de hongos: hace artículos de interior a partir de micelio. Mezcla bacterias de micelio con paja, las germina y hace diferentes cosas geniales: pantallas de lámparas, ceniceros, jarrones (en la foto se ve precisamente un jarrón), ¡y todo esto está vivo! Es decir, puedes colgar un candelabro de este tipo en casa, y si lo rocías con agua, ¡crecerán hongos comestibles en él! Y puede servir durante unos 10 años.
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Si estabas pensando en viajar a París, te recomiendo que pases un tiempo inolvidable en Fez por el mismo dinero. Pero, por favor, no te vistas como un turista, deja tus pantalones cortos en casa, de lo contrario, la inmersión en la historia y en la vida del país será difícil. Pocas personas usan gafas de sol aquí, la gente prefiere mirar a los ojos. Vasily compró ropa nacional: djellaba. Se ve inusual, por supuesto, pero aquí lo usa mucha gente: es cómodo durante el día y abriga por la noche. ¿Será este el atuendo que George Lucas usó como base para las túnicas jedi y el prototipo de Tatooine Jawa? Eso parece.
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Nuestro amigo marroquí Hamid nos llevó fuera de la ciudad, a un pueblo, para visitar a su familia. Era la primera vez que veía a 9 personas dentro de un solo automóvil común. Este señor se sentó tranquilamente en el maletero. Y, por lo general, en Marruecos, después de un apretón de manos es costumbre llevarse la mano al corazón, pero noté que en el pueblo de Hamid tanto los hombres como las mujeres se besan la mano.
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Pasamos casi un mes en el Sahara. Viajamos en autobuses y carretas, primero a través del Sahara Occidental, luego nos detuvimos en Mauritania. El país, aunque pobre, obtiene el 40 % de su electricidad del sol y el viento. ¡Las turbinas eólicas en el desierto se ven tan surrealistas! Dime tú: ¿acaso no parece más escenario de una película que una foto de Alina Titova?
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Para llegar a la ciudad morisca de Atar, debes tomar el tren más largo del mundo. Su longitud es de 2,5 km, transporta carbón desde la capital económica de Nuadibú al desierto: a la ciudad de Zuérate. Hay 200 vagones y solo uno es de pasajeros. Puedes viajar en un vagón con carbón o puedes pasar el rato con los lugareños. Las mujeres se pelean y gritan todo el tiempo. Si nadie está discutiendo, alguna mujer piensa que ha llegado su hora y empieza a montar una escena. Especialmente si el hombre tiene la culpa. Aquí reina el matriarcado.
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En Mauritania, me dieron un bonito regalo: un traje nacional. Es muy hermoso, pero no es muy cómodo: hay que acomodarlo todo el tiempo.
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Llegamos a Senegal por el río en un ferry. Unos días después, se cerró la frontera y llevamos viviendo aquí unos seis meses.
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Senegal es un país donde la gente pobre de las aldeas en medio de los manglares come para el almuerzo ostras y mariscos frescos y mangos tan jugosos que te hace pensar que se trata de una película poco realista. Es un país que tiene su propio mar Muerto (solo que es un lago, y es rosado). Es extremadamente salado: tiene alrededor del 40 % de sal, pero al menos no te hundirás. Y es rosa porque allí viven microorganismos resistentes a la sal: arqueas halófilas.
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En Senegal, Vasily y yo nos casamos. Durante la ceremonia, se debe aclarar si tendrán una relación monógama o no (sé que hay mujeres extranjeras que les dan a sus maridos senegaleses el derecho a la poligamia). También tienes que decir “sí” 3 veces para que tus palabras tengan poder.
- La vida en la capital de Senegal, Dakar, es muy cara. Para subsistir aquí, normalmente, necesitas alrededor de 2 500 USD al mes. Pero en las calles solo hay autos buenos, solo los taxis pueden estar golpeados. Es casi imposible comprar un automóvil por menos de 1 300 USD. Pero puedes comprar un burro, un caballo o un carnero en el mercado y viajar por las calles a la par del resto.
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Aquí es seguro si sigues ciertas precauciones y estás atento. Al principio, cuando aún no hablábamos los idiomas locales (francés y wólof), percibíamos con horror cualquier frase de los transeúntes (estábamos seguros de que nos estaban pidiendo dinero o nos estaban echando). Ahora entendemos que simplemente les resultamos interesantes a las personas y quieren comunicarse con nosotros. A veces, si estamos en el mercado o paseando por la ciudad, los comerciantes locales incluso nos ofrecen compartir el almuerzo con ellos.
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Una vez, estábamos sentados en un precario lugar de comida a la orilla del agua (allí venden ostras muy baratas) y mirábamos un hermoso faro. Un senegalés se acercó, se detuvo entre nosotros y el faro (de espaldas a nosotros) y comenzó a hacer pis, admirando la hermosa vista. Vasily y yo ya estamos acostumbrados a este tipo de cosas, así que simplemente seguimos comiendo ostras (3 USD por docena, ¡más hermoso que cualquier faro!).
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Los senegaleses les temen a los espíritus y al mal de ojo. Como protección, usan unos brazaletes así en sus manos.
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Los hombres visten el traje nacional: bubu. Es una capa espaciosa que parece un vestido para hombres. Se ve muy elegante.
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En el norte (¡aquí la temperatura es de +45 °С a las 22:00!), vivimos durante algún tiempo en un pueblo con la gente fulani, que tiene un sistema de castas. Visitamos el dispensario local; hay un solo médico de Dakar para toda la región. Nos mostró su calendario de vacunación y resultó que los senegaleses estaban vacunados casi mejor que las personas de nuestro país.
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Este es un chico llamado Alion (de la casta de trabajadores), les hace cejas a todas las mujeres y niñas del pueblo.
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También visitamos el centro del país, allí plantamos un manglar junto con los lugareños durante varios días, en el calor, hasta las rodillas en el agua. Como resultado, todos juntos plantamos alrededor de un millón de árboles (150 hectáreas). Y mientras lees este artículo, se siguen plantando todavía más de ellos. Es muy difícil, pero la gente no lo hace por dinero, sino por el bien de la vida: saben que eso les va a dar más pescado, ostras, etc.
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En uno de los pueblos nos topamos con una iglesia católica: se encuentra en la costa y tiene un diseño bioclimático. ¿Ves las escaleras? Por un lado, están cerradas al viento caliente llamado harmattan, y por el otro lado están abiertas al viento que sopla desde el océano y ventila toda la iglesia. Cómodo, gratis y hermoso.
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Esta es Joanna, la hija del famoso ecologista senegalés Haidar El Ali. Organiza buceo una vez a la semana y recolecta redes de plástico y nailon del fondo marino. Por supuesto que estas actividades no limpiarán el océano de plástico, pero atraen la atención sobre el problema. Joanna y su asociación también realizan actividades de divulgación, como inundar la ciudad con carteles “El mar no es un bote de basura”.
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Las ginetas salvajes entraban constantemente a nuestro departamento en Dakar. Al principio nos tenían miedo, pero luego empezaron a sentirse como en casa. Lo importante es no mirarlas, de lo contrario, se escapan.
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En la Federación de Ajedrez de Senegal me pusieron a jugar contra 3 jugadores al mismo tiempo y, para mi vergüenza, perdí las 3 partidas. Me dijeron que los senegaleses son buenos ajedrecistas.
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Y en esta foto está la niña senegalesa Natasha. ¡Se está preparando para un concurso internacional de música!
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¡Y nosotros pronto seguiremos nuestro viaje! Compramos este coche en una escuela de conducción, por lo que tiene 6 pedales. Ya estamos casi acostumbrados al hecho de que el capó de nuestra carroza sale volando y la caja de cambios se rompe en marcha, pero esperamos llegar en ella al menos hasta Abiyán (esto es en Costa de Marfil).
¿Te gustaría viajar alrededor del mundo si tuvieras uno o dos años libres de preocupaciones?
Comentarios
Qué decisión tan valiente la de este matrimonio
Curioso lo del matrimonio
Me sorprende mucho el dato de los 2 500 USD al mes para subsistir
Preciosa la imagen de Natasha, la niña senegalesa
Tengo mucha gana de conocer Marruecos...
Muy distinto de acá en América Latina, me encantaría conocer estos países