Una perturbadora aldea lleva 50 años en llamas
Comencemos nuestro viaje con uno de los pueblos desaparecidos más famosos y aterradores. Se encuentra en la India, en el distrito de Rayastán. Se trata de la aldea de Kuldhara. A diferencia de otros lugares abandonados, llegar aquí es difícil, ya que los lugareños no querrán llevarte. La gente le teme a este lugar e intenta evitarlo. Puedes tomar un taxi para que te deje cerca, el conductor te dirá adónde ir. No encontrarás ningún rastro de civilización en los alrededores. El pueblo está ubicado en una zona desértica y calurosa, pero, cuando te acerques a él, sentirás un desagradable escalofrío. No encontrarás nada de vegetación debido al calor, solo hay ruinas de edificios y caminos cubiertos de arena. Es como si estuvieras caminando por las excavaciones de una ciudad antigua. Pero Kuldhara no es tan antigua, desapareció recién en 1825. Antes de esa fecha, había sido un pueblo próspero.
Era casi una ciudad, formada por pequeños asentamientos unidos en comunidades. Sus habitantes se dedicaban a la agricultura. También practicaban la minería y extraían rocas y minerales valiosos de yeso. Sin embargo, todo cambió de la noche a la mañana. Por alguna razón desconocida, la gente abandonó sus hogares y huyó. Nadie sabe por qué, y nadie ha vuelto a ver a los residentes. Los habitantes de las zonas más cercanas están seguros de que este lugar está maldito, por lo que nunca se acercan a él. Creen que es el centro de poder del otro mundo. Algunas personas se sienten enfermas aquí, otras afirman ver fantasmas, y otras experimentan un miedo irracional. Pero a los turistas les gusta visitarlo. La versión más sencilla y menos terrorífica afirma que la gente abandonó el pueblo por falta de agua. Aun así, esta versión parece extraña: si fuera así, habrían planeado un cambio de ubicación en lugar de huir a toda prisa.
La segunda versión es mucho más mística. Cuenta la leyenda que un cruel gobernante cobraba grandes impuestos a esta comunidad. Se enamoró de la hija del jefe de Kuldhara y amenazó con cobrar más impuestos si la chica se negaba a casarse con él. Le dio un día para tomar una decisión. Ninguno de los habitantes estuvo de acuerdo con la demanda. En señal de solidaridad, decidieron abandonar el pueblo. Los que no crean en todos estos rumores pueden pasar una noche allí en una tienda. Lo más probable es que oigas gritos o sientas que alguien camina y golpea tu tienda... Es broma.
Nuestro siguiente pueblo se encuentra en los Estados Unidos, en el estado de Pensilvania. Más concretamente, ni siquiera es un pueblo, sino un municipio llamado Centralia. Este lugar parece totalmente despoblado de vida: árbolles quemados, hierba seca, edificios vacíos... Casi todas las carreteras tienen grietas enormes. La gente las ha rociado con grava para disminuir la cantidad de humo espeso que sale del suelo todo el tiempo. Este lugar abandonado lleva más de 50 años ardiendo. No es de extrañar que nos recuerde a algo: los autores del juego de terror Silent Hill se inspiraron en este pueblo. Centralia era un pueblo minero con tiendas, cafeterías, bibliotecas y residentes felices. La gente trabajaba en las minas para obtener carbón de antracita. Utilizaban uno de los túneles subterráneos como vertedero de basura. Según la versión popular, un día de 1962, decidieron deshacerse de la basura quemándola.
El plan fracasó. En cuanto la basura se incendió, se extendió por toda la mina. Todos los trabajos mineros de la ciudad se detuvieron debido al aumento del nivel de dióxido de carbono. Los residentes no lograron extinguir el fuego, que comenzó a extenderse bajo tierra por toda la ciudad. Las carreteras empezaron a calentarse y el suelo se envenenó. Un humo espeso llenó las calles. La gente fue evacuada del lugar. En 1992, Centralia estaba completamente abandonada. La ciudad tiene un aspecto siniestro, y algunos creen que no es solo por el incendio. Aseguran que no todos los residentes lograron evacuar, y que sus fantasmas siguen caminando por las calles en llamas, esperando que alguien acabe por fin con este fuego eterno.
Imagina un pueblo próspero y hermoso, donde la gente se dedica a la agricultura en tierras fértiles y hornea un pan delicioso. De pronto, ¡bam! Todo desaparece. Solo quedaron rastros en el suelo y un par de ladrillos de hermosas casas de piedra, molinos y capillas. Enormes campos fértiles quedaron abandonados, y nadie sabe por qué. Bienvenido al pueblo inglés de Gainsthorpe, en Lincolnshire, o más bien a lo que queda de él. Desde arriba, verás las murallas de tierra en un campo cubierto de hierba, los contornos de los caminos, las hondonadas y los contornos apenas reconocibles de los muros de las casas y los graneros. Si vienes aquí, puede que ni siquiera notes las huellas del pueblo. Es solo un inusual campo verde, pero en el siglo XVII la vida prosperaba. Intentemos resolver este misterio.
La primera mención de este lugar se remonta a 1086. Yo aún no existía. Ya era un lugar próspero en aquel entonces. Había unos 19 campos fértiles, una capilla, un molino, un puente y una casa solariega donde vivían los señores. En total, había unos 25 edificios. En los registros que datan del siglo XVI, se puede comprobar que aparecieron canteras en el pueblo. En otras palabras, no solo se enriqueció, sino que siguió el ritmo del progreso. Luego, en 1616, quedó completamente abandonado. Los científicos siguen buscando una respuesta a esta pregunta. Algunos creen que le ocurrió algo terrible y místico. Una de las principales hipótesis que explican lo sucedido es la peste. Otra versión afirma que Gainsthorpe le perdió el paso al progreso. En el siglo XVII se produjo la transición de la vida rural a la urbana. La industrialización había comenzado, muchos jóvenes abandonaron sus pueblos natales en busca de una vida mejor.
Algunos creen que unos grupos de ladrones y asaltantes se instalaron en el pueblo. Convirtieron a Gainsthorpe en su base y acabaron por saquearlo todo. El motivo exacto sigue siendo desconocido. Pero la buena noticia es que, en teoría, la aldea puede ser recuperada. Los especialistas pueden reconstruir las ruinas y recrear la agricultura. Sin embargo, lo más difícil, es conseguir financiación. Un destino similar corrió el pequeño pueblo de la isla de Achill, en Irlanda. Unas cuarenta casas sencillas de arcilla y paja se situaban a lo largo del valle bañado por la bahía de Keem. Y era un lugar fantástico para vivir: costa, montañas, agua cristalina y tierra rica. El pueblo se fundó en 1838. Ahora quedan varios montículos de tierra y pequeños fragmentos de muros. Los lugareños que viven en los asentamientos vecinos no recuerdan este pueblo... O tal vez sepan algo, pero no quieren decir nada a nadie. Solo los escritores de viajes lo describen en sus diarios como un lugar de belleza serena.
Muchos pueblos cercanos siguen existiendo, pero ¿por qué este ha desaparecido? ¿Un fenómeno inexplicable que barre pueblos enteros de la faz de la tierra? ¿Una fuerza mística desconocida que asusta? Si no hay nada fantástico en la desaparición de este pueblo, ¿por qué no se construyen casas nuevas aquí? Tal vez le temen a algo. Los estudiantes de la escuela de arqueología local decidieron encontrar la respuesta a esta pregunta y excavaron en busca de pistas. Descubrieron que este lugar sufrió algún tipo de problema a mediados del siglo XIX, pero no se sabe exactamente qué. En aquella época, se produjo un terrible periodo de hambruna. Puede que los residentes simplemente hayan abandonado su tierra natal para encontrar comida en otro lugar. De todos modos, los trabajos de excavación continúan, y los estudiantes pretenden descubrir la verdad.
En el siglo XX aparecieron cada vez más pueblos abandonados en todo el mundo. La razón principal es la reubicación de los residentes. Los jóvenes no quieren vivir lejos del mundo moderno, pero los adultos mayores no pueden dejar su lugar de origen, así que se quedan allí como los últimos residentes. Luego, varios años después, cuando, eh, “emprenden su último viaje”, por así decirlo, los pueblos quedan abandonados. Otro problema es el acceso a los medicamentos. En algunos lugares, la gente tiene que conducir decenas o cientos de kilómetros hasta el médico más cercano. Pero muchos pueblos siguen prosperando. Algunos reciben más fondos y han desarrollado empresas agrícolas. Además, no todos disfrutan de la vida en la ciudad. Muchas veces, las administraciones de las ciudades distribuyen terrenos gratuitos a los habitantes de las zonas rurales para que puedan construir allí sus casas.