Una señal extraña detectada desde una luna de Júpiter

Curiosidades
hace 8 meses

¡Oye, despierta! ¡Rápido! Escucha eso... ¡Es una señal FM de 5 segundos procedente de una de las lunas de Júpiter! Buscas a tientas tu teléfono e informas a tus colegas. Se asustan con la noticia y corren al laboratorio. Llevas años trabajando con la sonda Juno que explora Júpiter. ¡Pero esta es la primera vez que presencias algo tan inusual!

Ganimedes es la luna más grande de Júpiter y de nuestro sistema solar. Si este cuerpo espacial no orbitara a su alrededor, sería clasificado como un planeta. Es incluso más grande que Mercurio y Plutón. ¡Lo que hace que este satélite destaque entre los demás es el hecho de que tiene su propio campo magnético! La luna nació hace unos 4 500 millones de años. Esto significa que es tan antigua como el propio Júpiter. Este cuerpo espacial del tamaño de un planeta tarda 7 días terrestres en orbitar el suyo.

Todos se reúnen en el laboratorio, esperando con impaciencia que pongas la grabación de la señal procedente del espacio. Tus colegas se ponen a jugar, intentando averiguar cuál es el origen de este misterioso sonido. Alrededor del 40 % de la superficie de Ganimedes es oscura, con cráteres dispersos. Y el 60 % es de color claro. Hay formaciones que probablemente fueron causadas por la actividad tectónica o la liberación de agua de debajo de la superficie.

Los científicos lograron descubrir una fina capa de oxígeno atrapada en la atmósfera lunar. Las temperaturas ahí son superbajas: entre −110 °C y −130 °C. No hay mucha información sobre cómo se comporta el satélite o qué elementos químicos esconde en su interior. Algunos de tus colegas intentan crear las mismas condiciones que existían cuando se transmitía el sonido. Durante horas, se sientan a esperar, pero nada. Quizá fue una casualidad. Llegan al sistema de control y activan la nave espacial Juno. El objetivo principal de esta misión es observar la gravedad de Júpiter, los campos magnéticos, la atmósfera y la evolución del planeta.

Por cierto, también hay pruebas de que la luna más grande de Júpiter también está evolucionando. Dado que tiene un campo magnético que la rodea, las auroras aparecen todo el tiempo. Son gases brillantes que rodean los polos norte y sur del satélite. Si existiera vida en un lugar así, probablemente estaría en el fondo del océano extremadamente salado de Ganimedes. Durante mucho tiempo, los científicos pensaron que el Sol era un componente crucial para poner en marcha la vida. Pero ahora sabemos que hay organismos que habitan en el fondo de los océanos. Esos se las arreglan muy bien sin la luz de la estrella. Los océanos de nuestro planeta están repletos de algunas de las criaturas más extrañas de todas las formas y tamaños.

Los lirios de mar viven a unos 3 000 m de profundidad. Se llaman así porque parecen flores. Pero no son plantas, sino animales. No te dejes engañar por sus tallos y hojas. Son partes del cuerpo equipadas con terminaciones nerviosas para detectar la comida a su alrededor. Los tiburones duende son probablemente algunos de los tiburones de aspecto más extraño que viven en el fondo del océano. Pueden llegar a medir hasta 3,5 m de largo y tienen un hocico muy inusual.

Ahora, ¡mira a los Lophiiformes! Tienen un punto bioluminiscente en la cabeza para atraer a sus presas y orientarse en el oscuro fondo del océano. Es una linterna natural que nunca necesita baterías nuevas. Sin embargo, solo las hembras tienen estas luces. El cabeza gorda es otro animal extraño que vive en el fondo. Vive en los océanos Atlántico, Pacífico e Índico, a 2 700 m por debajo de la superficie.

Bueno, aunque le pediste a todo el mundo que mantuviera la confidencialidad de la noticia, de alguna manera se filtra a los medios de comunicación y se convierte en un nuevo trending topic. Recibes una llamada de una agencia de noticias. Dicen que quieren entrevistarte sobre este avance que puede demostrar que existe vida en el espacio exterior. Al día siguiente, te diriges a la emisora de noticias para hablar de tu descubrimiento. Tienes a toda una audiencia en el estudio observando cada uno de tus movimientos mientras te acercas a tomar un vaso de agua. El equipo se apresura a hacer algunas comprobaciones de última hora antes de que salgas en directo. El maquillador te da los últimos retoques, el técnico de sonido te pide que pruebes el micrófono una vez más. Varios productores están sentados en los asientos delanteros. Las luces brillantes inundan el estudio. Comienza la cuenta regresiva: 3, 2, 1, y...

Se te presenta y el conductor te pide que expliques qué es lo que escuchaste. Les hablas de la sonda espacial Juno que orbita alrededor de Júpiter. Tras un par de preguntas, el presentador saca finalmente la más temida. “¿Podría el misterioso sonido provenir de otra civilización?”. Todos se inclinan, esperando tu respuesta. Te quedas helado, sin saber qué decir.

Aunque la presión aplastante en el fondo del océano es mil veces más fuerte que a nivel del mar, la vida sigue existiendo ahí. Las algas, consideradas un manjar en el mundo oceánico, están fuera del menú para las criaturas de las profundidades debido a la falta de luz solar. Muchos de estos habitantes del fondo tienen que comer las sobras. Estas se hunden desde las capas superiores del océano.

Las temperaturas de congelación y la intensa presión han alterado las células de estas criaturas. Esto las ha vuelto más resistentes que el pez promedio. Las bacterias han desarrollado sus propias formas de sobrevivir. Los estudios demuestran que se alimentan de ciertos gases y sustancias químicas, como el azufre y el dióxido de carbono. El metano y el hidrógeno se liberan cuando las placas tectónicas se mueven unas contra otras. Y algunos de estos microorganismos también se alimentan de esos gases.

Los tardígrados (también conocidos como osos de agua) son criaturas microscópicas que pueden vivir y prosperar en condiciones extremas. Se pueden encontrar en volcanes, glaciares congelados e incluso en el vacío del espacio. ¡Lo que significa que algunas formas de vida podrían existir en Ganimedes! Explicas esto a la audiencia. Luego mencionas que no tienes suficiente información para determinar si fue otra civilización o un fenómeno natural el que produjo el sonido.

Esto no significa que el fondo de los océanos helados de Ganimedes no esté repleto de sus propias criaturas bizarras y raras. Podría haber algunas bestias legendarias como el kraken o el Leviatán ahí. O extraños peces brillantes con dos cabezas. Uno con tentáculos y una gran aleta. Cangrejos gigantes. Las bacterias ahí podrían ser tan variadas como las nuestras. Las plantas (si existen ahí) deben ser lo suficientemente fuertes como para sobrevivir a las temperaturas bajo cero. Los animales de la luna de mayor tamaño de Júpiter podrían ser tan grandes como nuestras ballenas azules o tan diminutos como el plancton.

Después de la entrevista, vuelves al laboratorio para examinar los registros una vez más. De camino a casa, ves carteles tuyos con leyendas como “¿No estamos solos?”. ¡Te has convertido en una celebridad! Mucha gente te toma fotos. Otras agencias te han contratado para más entrevistas. ¡Algunas revistas científicas incluso quieren ponerte en la portada como la persona del año! Cada vez que llegas al trabajo, esperas que el sonido aparezca de nuevo, pero nada. Envías una señal desde la sonda Juno, intentando establecer algún tipo de contacto con lo que haya producido el ruido. Nada.

Esa noche, vuelves a desmayarte sobre tu mesa. El momento eureka te despierta en medio de la noche. ¡Puede que algo se te haya escapado! Haces los cálculos de nuevo y te das cuenta de que la respuesta estuvo delante de ti todo este tiempo. No fue otra civilización la que produjo este ruido. ¡La fuente fueron los electrones! Cada planeta produce su propio sonido. Se crea cuando las partículas cargadas del viento solar y la magnetósfera del planeta interactúan entre sí. Eso es lo que ocurrió en Ganimedes. Los electrones de su campo magnético, donde la sonda captó la señal, actuaban de forma más extraña de lo habitual. Y esto amplificó algunas frecuencias irregulares.

Te sientes avergonzado y pasas el resto de la noche haciendo llamadas telefónicas, comunicando la noticia a tu equipo. La agencia que te entrevistó emite un comunicado. Explican que otras civilizaciones no están intentando hacer contacto con nosotros. Te vuelves a sentar en tu escritorio, esperando que ocurra el siguiente gran acontecimiento. Europa es otra de las lunas de Júpiter que puede albergar vida. Está formada por un núcleo de hierro, un manto y un océano salado, del doble de volumen que todos los de la Tierra. Y al igual que Ganimedes, el océano se encuentra bajo una corteza de hielo de agua. Los científicos afirman que incluso podría haber volcanes activos ahí. Y algunas bacterias resistentes podrían vivir en ese lugar. Con suficiente agua, ciertas sustancias químicas y una fuente de energía, Europa podría producir vida. Pero es poco probable que encontremos algo más que diminutos microbios.

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