Una vez dejé que mi hija de 4 años hiciera todo lo que quisiera durante un día
Un día después de que mi hija de 4 años no quiso comer nada de lo que tenía preparado, no hizo nada lo que le pedí y se negó jugar juegos educativos, se me ocurrió una idea.
¿Por qué no organizar “un día de ayuno”? Pero no para el estómago, sino para el alma. Haremos lo que diga mi hija, y así descanso de la responsabilidad parental y mi pequeña da las instrucciones y prohibiciones.
Especialmente para los lectores de Genial.guru, voy a contar todo lo que sucede si dejas que un niño haga solo lo que quiere.
Me llamo Alicia, y tengo dos hijos maravillosos: Maya, de 4 años, y Tair, de un año. Por la mañana, le dije a Maya que ella era la que mandaba y que yo iba a cocinar, jugar y hacer todo de acuerdo con sus instrucciones. Le ENCANTÓ esta noticia.
Pero antes establecí 2 reglas irrefutables:
- Esto no tenía que causar dolor o incomodidad a nadie.
- Esto no debía causar daño.
Me lo imaginaba así
Quemaríamos todo el brócoli, la coliflor, lo festejaríamos con un montón de dulces y miraríamos dibujos animados durante medio día. Luego, correríamos por toda la casa destruyendo todo lo que encontramos a nuestro paso.
Pero, curiosamente, no tuvimos que hacer reparaciones ni llamar a los médicos.
La primera orden sonó así:
— ¡Hoy no iremos al jardín de niños!
— ¡Así es, mi general! ¡No iremos al jardín!
Lo segundo que hizo fue armar un menú.
Así es como se ve el menú ideal de mi hija
Mi hija ajustó el menú a su gusto. Para el desayuno, ella pidió huevos fritos. Para el almuerzo, huevos fritos. Gracias a mis habilidades deductivas y mi intuición femenina, por alguna razón sabía exactamente lo que la nena iba a pedir para su merienda y cena. Y para evitar una sobredosis de huevos, le dije que no teníamos más huevos y que tenía que pensar en otra cosa para la merienda.
Como resultado, al mediodía comimos helado casero que habíamos guardado en el congelador para una ocasión especial. Y para la cena, comimos una bolsa entera de galletas de maíz y bebimos casi un litro de jugo. Aparte de comer sus platos favoritos, bajo la orden de Maya, veríamos televisión.
El personaje de dibujos animados nos dijo: “Dejen de ver dibujos animados, queridos niños. Vayan a jugar al patio”. Pero no nos fuimos, nos quedamos mirando tele.
Jugamos como de costumbre, no hubo muchos cambios. Pero seguramente miramos el doble de las caricaturas. Si, por lo general, vemos la tele o cualquier otro gadget durante 1 a 2 horas al día, este día ni calculamos la hora. Maya no me dejo ir a ningún lado y tuve que sentarme junto a ella todo el tiempo. Me gustó: no tuve que cocinar, solo mirar caricaturas y responder todas las preguntas de la trama.
A Maya le encanta pasear, así que pronto me ordenó salir.
Mi hija elige la ropa basándose en la practicidad
Ella se visitó de acuerdo con la tendencia 2015-2016. Un vestido con pantalones.
Cuando la pequeña general dio la orden de salir, fui a vestirme a mí misma y a mi hijo, y Maya tuvo que elegir su atuendo ella sola. Afuera estaba fresco, así que este fue su atuendo: el vestido al revés (porque así debía ser) con unos pantalones deportivos, una chaqueta rosa y calcetines rosas (porque ese es su color favorito). No se recogió el pelo (porque “estas gomas elásticas ya le molestaban”), simplemente se puso una gorra.
Maya dijo que quería ser cargada como un bebé. Las ordenes no se discuten, así que levanté los 15 kg de este encanto, y salimos a caminar. Después de la caminata, volvimos a casa contentas.
Nuestro día estaba llegando a su fin, y llegué a ciertas conclusiones
Durante todo el día, no hubo ni un capricho, ni una rabieta, mi hija estaba contenta y se sentía importante, porque ese día, ella mandaba. Y yo demostraba obediencia absoluta, no tenía que forzar mi cerebro y no ser responsable.
A juzgar por los huevos fritos, me di cuenta de que la fantasía del niño a los 4 años no es tan “terrible” para los padres. Pero, para mí, decidí que voy a hacer este experimento de un solo día a diferentes edades para comprender mejor lo que mi hija quiere y simplemente para disfrutar. Después de todo, yo misma, una mujer adulta, a veces también quiero relajarme. ¿Qué podemos decir de los niños que recién se familiarizan con este mundo, con sus reglas y con todo lo “bueno” y “malo”?
Un día fue suficiente para nosotros. A la mañana siguiente, recuperamos el control sobre nosotras mismas, la disciplina, la responsabilidad y seguimos adelante, ¡hacia nuevos logros!