8 Hábitos inofensivos a primera vista que contaminan la vida de una madre y su hijo

Crianza
hace 3 años

“Tengo un gusto sin pretensiones: me conformo con lo mejor”, llegó a decir Oscar Wilde. Así es como piensan y actúan a diario muchas madres que acaban volviendo locos tanto a sus hijos como a ellas mismas. Ser mamá, esposa, trabajadora y anfitriona de la casa ideal es el objetivo de cualquier dama que siente respeto por ella y por los que la rodean. Pero muchas veces eso lleva a que las mujeres sufran las consecuencias de sus acciones, haciendo que sus familias y sus hijos también se ven muy afectados por dicho comportamiento.

Genial.guru quiere ayudar a las madres y a sus hijos con el fin de no conducir a toda la familia a una ola de perfección sumamente irreal, y por eso ha creado esta lista de hábitos que es mejor dejar en el olvido.

8. Prisas

Una de las principales características de la vida adulta es la acumulación saturada de eventos. Llevar a tu hijo al doctor, pasar corriendo por el supermercado para comprar plátanos y alimentar a un niño con abundante hambre en ayunas y llorando, dejar una chaqueta en la tintorería de camino a casa, o esperar en una parada de autobús para dejar a tu pequeño en el kínder a tiempo... Una mañana muy normal para cualquier mamá. ¡Solo cambian los “ingredientes”! Pero para un niño, comenzar el día de esta forma es un caleidoscopio de movimientos incomprensibles plagados de quejas constantes de su madre: “Date prisa, estamos retrasados. Vamos más rápido, por favor...”. Todo eso lo hacemos con el fin de cuidar a la familia, pero para un pequeño resulta mucho más importante disfrutar de una mamá bondadosa que tener una chaqueta limpia. Detente por un momento y piensa: ¿a quién puedes delegar algunos de esos asuntos? O bien, ¿cuáles de ellos se pueden posponer para el fin de semana, momento en el que puedes dejar a tu hijo al cuidado de sus abuelos para poder hacer todo con tranquilidad?

7. Alimentación

Activando el modo “a toda prisa”, a menudo falta tiempo suficiente para elaborar una dieta para la familia. Y si el padre puede arreglárselas con comida precocinada, comprada en el supermercado de al lado de casa, para el niño no se escatimarán esfuerzos ni tiempo cocinando una cena de tres platillos. Pero ¿en qué parte de esta ecuación está la mamá? Ella, quien se comió una manzana durante el camino a su trabajo, terminó los restos de una galleta infantil o un yogur, y le mostró al niño un ejemplo de alimentación caótica llena de aperitivos siempre a deshora, no sería el mejor ejemplo para ese pequeño. En su libro “Cómo ser una mamá cruasán” (French Children Don’t Throw Food), Pamela Druckerman afirma que tu hijo no tendrá ningún problema con la comida si se reúne en la mesa con toda la familia. Además, ese puede ser un momento ideal para comunicarse y compartir con los seres queridos.

6. Ausencia de límites

Una amiga te hizo una llamada y, durante la conversación, tu hijo se acercó para hacerte una pregunta a la que contestaste. Luego, mientras hablabas por teléfono con tu banco, tu niño te habló nuevamente y tú lo reprendiste con ojos saltones y lo llevaste a otra habitación para que dejara de interferir en tus asuntos. ¿En dónde está la lógica? Tal vez sería más fácil explicarle varias veces al pequeño que no se puede interrumpir a alguien cuando está hablando por teléfono, y siempre, SIEMPRE, dejar que el niño termine de hablar cuando PUEDAS escucharlo.

5. Pánico

Todos recuerdan el estado de ánimo en casa cuando uno de los padres acude a una reunión con un profesor, o esos sentimientos cuando pierdes un juguete nuevo. Pero es posible no generar un pánico innecesario en torno a las cosas cotidianas, y utilizar toda esa energía y tiempo en algo constructivo: corregir, buscar, reparar. No obligues a tus hijos a esperarte con un sentimiento de desesperación. Nada vale la pena cuando se estropea una relación, y como consecuencia, la infancia.

4. Autocrítica

Primero, te comparaste con una vaca vieja, y luego, el papá comparó a la hija con la madre. Ya está, la adolescente... ¡es obesa! Esto no responde solo a una gloriosa lógica femenina, sino también a un truco psicológico: “Soy como mi madre y ella piensa que es fea / gorda / tonta y similares”. No se puede enseñar a alguien a ser seguro con sí mismo, pero para educar a una persona para que se ame tal y como es, solo basta con dar un buen ejemplo.

3. Comparaciones

“Todos los niños son obedientes, y tú eres todo lo contrario”. A ver, ¿alguna vez te has sentido bien después de que te hayan comparado con alguien, sin decir nada a tu favor? Es poco probable. ¿Has querido mejorar dramáticamente la situación a tu favor apuntándote a un club deportivo, aprendiendo a cocinar o esforzándote por ser el mejor de la clase? Seguramente no, de nuevo. Pues debes ser consciente de que los hijos se sienten de la misma manera que tú cuando te toca enfrentar situaciones de ese tipo. Nunca compares a tu niño con nadie, ni siquiera con él mismo en el pasado.

2. Miedo a la desaprobación

¿Sabes a quiénes no les importa la opinión de los demás? A las personas autosuficientes y seguras de sí mismas. ¿Crees que un niño puede convertirse en un adulto así, en una familia en donde se ve obligado a ponerse algo que no le agrada, pero que abriga mucho, con el fin de no ofender a la abuela? ¿O comer algo que odia solo porque es de mala educación rechazar un alimento? Lo mejor es educar a los hijos para que digan la verdad y defiendan sus ideales.

1. La distribución del tiempo de la madre

Para terminar. ¿Qué familia te gustaría que tuviera tu hijo en el futuro? ¿Quieres que cuide como se merece a sus seres queridos, y que tu hija acepte pasar tiempo solo con “jóvenes dignos”? ¿Deseas que sus parejas se preocupen por ellos y te inviten a las cenas familiares y celebraciones? Una pregunta: ¿con qué frecuencia invitas a los abuelos a casa? ¿Qué ejemplo de familia les inculcas? Analiza si lo que quieres que ellos busquen se relaciona con los ejemplos que tú les brindas.

¿Estás de acuerdo en que el amor sin críticas y pasar tiempo juntos son los principales pilares para construir una familia feliz?

Ilustradora Ekaterina Gandrabura para Genial.guru

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