Una mujer comparte 5 razones por las que dejó su trabajo como maestra en un jardín de niños, y el motivo no es el dinero

hace 4 años

Ser profesor o maestro es uno de los trabajos más difíciles. Todos los días tienen que ser guía para sus estudiantes, quienes a veces no se comportan de manera adecuada y educada. Para llamar nuestra atención hacia los problemas de la educación moderna, Jessica Gentry, quien trabajaba en un jardín de niños, decidió compartir cuán estresante puede ser realmente la vida de un maestro. En su publicación de Facebook, ella compartió 5 razones por la que tuvo que renunciar al trabajo que más amaba, y según ella no tuvo nada que ver con el dinero.

En Genial.guru creemos que las palabras de Jessica podrían cambiar tu actitud hacia los maestros, por lo que nos gustaría compartirlas en este artículo.

1. “Los niños modernos han cambiado”, eso es solo una excusa

Jessica cree que el problema no está en los niños sino en la sociedad y en la forma de crianza moderna, en particular. Los niños son eso, solo niños, víctimas inocentes de ese cambio.

Hoy en día, los padres trabajan horas extras, siempre son consumidos por sus dispositivos y existe la influencia de las redes sociales. Como los padres no pasan suficiente tiempo con sus hijos, no pueden disciplinarlos adecuadamente y luego las aulas de la escuela se convierten en el primer lugar donde esuchan un “no”.

Normalmente, los niños hacen berrinches en casa porque es seguro, ellos saben que sus errores serán tratados con amabilidad y sus padres les enseñan cómo comportarse de esa manera. Pero si no sienten ese ambiente seguro cerca de sus padres, comienzan a volcar las mesas de la escuela y sus maestros tienen la tarea adicional de establecer límites saludables y explicar estas normas a los estudiantes.

2. Los niños modernos no pueden aprender a socializar

La mayoría de las personas piensa que hoy necesitamos escuelas del “siglo 21” donde los estudiantes trabajen cara a cara con diversas tecnologías y dispositivos.

Sin embargo, según Jessica, los niños ya no pueden leer las señales para poder comportarse adecuadamente en los entornos sociales. Olvidan los conceptos básicos de la construcción de relaciones porque no se comunican entre sí, tanto como solíamos hacerlo. Entonces, si los llenamos de más dispositivos porque “simplemente se ve bien en nuestro sitio de Internet”, la situación solo empeorará.

3. Los maestros necesitan menos instrucciones y más tiempo con los niños

Dado que ese enfoque tecnológico no parece funcionar, los maestros necesitan más capacitación para interactuar con sus alumnos de una mejor manera. Pero, en cambio, tienen muchos períodos inútiles para la planeación y la evaluación a los que deben asistir durante los días escolares normales. Y ese es realmente el tiempo que deberían pasar con sus alumnos. Jessica cree que este tiempo pasado lejos de los estudiantes no tiene ningún valor y es solo tiempo perdido.

4. Hemos adoptado una mentalidad de servicio al cliente

Jessica dice que hoy en día los padres nunca son responsables de sus acciones, incluso cuando están siendo absolutamente irracionales. En las redes sociales se habla mucho de asistencia y no entienden el por qué los maestros no están contentos cuando un niño pierde sus clases. “No puedo enseñarle a tu hijo si no está en la escuela”, continúa Jessica.

Ella cree que deberíamos convertir a los padres en verdaderos socios en el proceso de la educación de los hijos. Pero, desafortunadamente, la realidad es bastante diferente, los padres se permiten gritar a los maestros, sentarse con sus teléfonos todo el tiempo durante las excursiones e incluso creer que los maestros no deberían decir “no” a sus hijos.

5. La salud mental y física de los docentes sufre todos los días

A pesar de todo su amor por sus alumnos, Jessica tuvo que renunciar a su trabajo porque sabía que los niños necesitaban y merecían más de lo que recibían y ella no podía hacer nada al respecto. Tuvo que sentarse en una reunión tras otra y rogar por más apoyo, pero todo fue en vano.

“Cuando amas a los niños y te apasiona tu misión, estos mensajes te destrozan”, escribe Jessica. Simplemente no podía soportar verlos venir con la ropa sucia, con caos en su casa, sabiendo que necesitaban más de lo que podía darles en un salón de clases de 21 alumnos, con cada vez menos apoyo.

Bono: ¿Cómo puedo ayudar al maestro de mi hijo?

Como ex maestra que sabe mucho sobre la educación desde el interior, Jessica también decidió compartir algunas de las cosas que los padres podrían hacer para facilitar un poco la vida de los maestros:

  • Ofrece tu tiempo como voluntario. Lee a tus hijos, ofrece cortar, copiar, laminar, ayudar con la tabla de anuncios escolares, siempre brinda supervisión y apoyo. Únete a las excursiones. Pide la ayuda de los abuelos.

  • Si no puedes ofrecer tu tiempo como voluntaro, dona artículos. Pueden ser meriendas saludables, juegos de mesa, rompecabezas, libros y así por el estilo. Pregunta si tienen proyectos especiales para los que se necesitan materiales.

  • Sirve de modelo para un buen carácter y un buen comportamiento. Establece expectativas para respetar al maestro mostrando respeto al profesor tú mismo.

¿Estás de acuerdo con los puntos que Jessica resaltó? ¿Cuál es tu opinión sobre el proceso de educación moderna? Por favor comparte tu opinón con nosotros en los comentarios.

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