15+ Lectores de Genial contaron relatos inexplicables que escucharon de un niño

Historias
hace 1 año

Los niños son seres extremadamente sensibles e imaginativos. Así pues, puede suceder que estos angelitos te cuenten historias que te dejan sin aliento. Es entonces cuando te preguntas si lo que te dicen es real o fruto de su imaginación ilimitada.

En Genial.guru, decidimos compartir contigo historias y anécdotas de padres que se quedaron perplejos al escuchar el relato de un niño.

  • Mi hijo veía a un señor, pero no le prestábamos mucha atención. Un día, dijo: “Córrete, abuelo Roberto, voy a apagar la luz”.
    El abuelo Roberto es mi abuelo, él no lo conoció y nunca había escuchado su nombre. Fue un momento lleno de emoción. Hoy en día ya no nos habla de él. © Charlene Receveur / Facebook
  • Mi hija tenía dos años, dormía en su habitación. Una noche, se sentó y habló durante 15 minutos. Cuando le pregunté qué pasaba, me respondió: “Adiós, abuelita”.
    Cinco minutos más tarde, sonó el teléfono. Nos anunciaron el fallecimiento de mi abuela. Mi hija le habló varias veces después de su partida. © Lindsay Bequet / Facebook
  • Mi hija de cuatro años veía desde muy pequeña a “una señora” que le daba miedo. No quería ir al cuarto de abajo y terminaba pasando la noche con nosotros. En diciembre, su papá falleció de manera súbita en la casa, y unas semanas más tarde me di cuenta de que ya no me hablaba de la señora. Su respuesta: “No, desde que papá murió, no la volví a ver”. No necesito más explicaciones. © Coralie Baudouin / Facebook
  • Perdí a mi esposo, el padre de mi hija. Mi chiquita tenía un año y medio. El día de su segundo cumpleaños, cuando iba a soplar las velas, me dijo: “Espera, papá va a soplar conmigo”. Desde entonces, me dice siempre que papá está aquí, con nosotros. © Jojulyno Gi / Facebook
  • Mi hija mayor, que tenía tres años en esa época, estaba hablando sola en su habitación. Subimos y le preguntamos con quién hablaba. Su respuesta: “¡El abuelo Claudio está sentado en el sillón!”. El abuelo Claudio había fallecido dos días antes, y mi hija no lo sabía. © Guilluy Justine / Facebook
  • Cuando mi hijo tenía aproximadamente cuatro años, nos hablaba a menudo de su vida de antes, en la que hizo largos estudios en Ciudad de México. Nos contaba detalles raros de su antigua vida. Vivimos en el norte, nunca habíamos ido a la capital. Fue bastante perturbador. © LN Mat Garou / Facebook
  • También tuve una experiencia similar con mi hijo cuando no tenía ni dos años.
    Una noche, estábamos en mi alcoba, acostados en mi cama. De pronto, se puso a reír mientras miraba un rincón de la habitación. Lo hizo varias veces. Lo miré, y le pregunté: “¿Con quién te ríes?”. Me respondió: “Pues con la abuela”, y seguía mirando en la misma dirección.
    Le dije: “Ah, ¿sí? ¿Qué abuela? ¿La abuela Lola?” (mi madre). Me contestó: “No”. Le dije: “¿La abuela María?” (la madre de mi esposo), y me volvió a contestar que no. Entonces le pregunté: “¿Qué abuela?”. Se me ocurrió preguntarle si era la abuela Cristina (una mujer de gran corazón con quien crecí y que falleció un mes después del nacimiento de mi hijo). Me contestó: “Sí”. Era ella, que nunca lo había visto, y de quien yo nunca le había hablado. © Nadege Steenhaut / Facebook
  • Mi hija de tres años estaba sentada contra la ventana de mi habitación mientras yo me maquillaba. Me hizo una pregunta banal. Le contesté, y entonces me dijo que no me estaba hablando a mí, sino a la señora que estaba debajo de mi cama. © Cynthia Le Bolloch Bruneau / Facebook
  • Mi hija tiene casi 12 años. Me dice a menudo que recuerda perfectamente cuando estaba en mi vientre. También tenía un amigo imaginario. En esa época, pensábamos que se llamaba Ayock y que siempre la acompañaba a todas partes, y que un buen día se fue. Mi hija siente algunas presencias en nuestra nueva casa. Últimamente, me dice: “Mamá, hay alguien en mi habitación, le dije que se fuera, pero me dijo que de todos modos volvería”. © Severine Rioult / Facebook
  • Cuando bajamos al primer piso, mi hijo siempre mira el mismo rincón, sonríe y dice adiós con su manita. Compramos la casa hace cinco meses. Hacía lo mismo en nuestro antiguo hogar. Tiene 21 meses... © Alexandra AlexChou / Facebook
  • Lo creo porque mi madre me explicó que yo le decía de dónde venía y quién era cuando era más pequeña, tres o cuatro años. Ahora, mi hijo, de tres años, me dijo: “Eres tú quien lo pidió, y el anciano vestido de blanco con una larga barba abrió la puertecita para que yo saliera”. Es decir que hay verdaderamente una vida después de la muerte. © Diane Gouerangue Ampamba / Facebook
  • Tamara, esto me recuerda a ti, cuando eras pequeña. Me dijiste que cuando estabas en mi vientre, te sentías calentita y eras luminosa, que naciste muy pronto porque tenías mucho calor y tenías que salir. © Rachel Cocquempot Capdeville / Facebook
  • Desde muy temprano, mi hijo de 20 meses cambia completamente al escuchar la Marsellesa. Apenas la oye, deja de protestar y la escucha muy atentamente hasta el final. Dos segundos antes estaba muy agitado... No sabemos qué pensar... © Tilu Lulu / Facebook
  • Cuando llevaba a acostar a mi hijo de tres años a su alcoba, me habló durante un tiempo del señor que estaba al lado de su calentador y lo miraba. Luego comenzó a hablarme del señor y la señora.
    No le presté mucha atención hasta la noche en que, después de haberlo llevado a la cama, tuve que volver varias veces porque decía que les tenía mucho miedo. Traté de calmarlo, pero me dijo que el señor y la señora lo molestaban diciéndole: “¡Tu mamá no es hermosa! ¡Tu mamá es mala!”. Eso me asustó mucho, y finalmente dormí con él en mi cama, pero estaba verdaderamente aterrada. De pronto, sin más, dejó de suceder. © Asuna Vladich / Facebook
  • Mi abuela me visitó una vez tras su fallecimiento hace dos años. Y la noche en que murió mi madre, vino y me abrazó. Durante varios días fue a verme y me acariciaba suavemente la mejilla. Yo ya era adulta. © Katrina Leidner / Facebook
  • La hija de mi sobrina, a la edad de tres años, hablaba sola en su habitación. Mi sobrina le preguntaba con quién hablaba, y ella respondía: “Con la vieja abuela”. Ella había fallecido. © Sylvie Bédard / Facebook
  • En la iglesia, en las exequias de mi padre, mi sobrina, que tenía tres o cuatro años, mostraba con su dedo el piso de arriba, y me preguntaba si podía ir a ver a su abuelo. Le pregunté si lo veía, y me miró, y volvió a mirar hacia arriba. Parecía muy confundida. Subimos, pero una vez arriba, le pregunté si lo veía y me respondió que no. © Bianka Breton / Facebook
  • Mi hijo tenía cuatro años. Un día, en la tele hablaban de la guerra de 1939-1945. Yo le dije que su abuelo estuvo allí y que estuvo a punto de morir, y que yo no habría nacido ni él tampoco, y entonces me dijo con toda la naturalidad del caso: “¡Pues habría nacido en otro lugar!”. © Josiane Rioux / Facebook

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