15+ Personas que tuvieron que lidiar con clientes, por así decirlo, un poco especiales

Historias
hace 3 años

“El cliente no siempre tiene la razón”, eso creía Enzo Ferrari, fundador de la compañía automotriz Ferrari. Y, si se juzga por las historias que encontrarás en este artículo, es verdad. Sin embargo, para ser justos, como bono hemos agregado un par de sensacionales relatos de cómo unos clientes se sorprendieron a lo grande.

En Genial.guru, estamos seguros de que de los escarmentados nacen los avisados. Tal vez nuestro artículo ayude a las personas a ser más amables con los demás.

  • Trabajo en un centro de reparación y servicio de aparatos electrodomésticos. Un cliente se presentó para hacer válida su garantía en la reparación de un lavavajillas. Sus comentarios fueron los siguientes: “Un tipo de pieza se le cayó y, después de eso, comenzó a hacer ruido y dejó de lavar bien”. Le dije al cliente que esa pieza no tenía relación alguna con la lavadora. Como respuesta, recibí una crítica diciendo la clase de especialista que era, que él sabía lo que había pasado y que, efectivamente, la pieza se había caído de ahí. Las cosas se salieron de control; el cliente no estuvo de acuerdo con la conclusión técnica y levantó una queja con el vendedor y el fabricante. Hoy acudí a atender una solicitud pagada. Realicé mi inspección externa y ¡eureka! En el fondo de la lavadora encontré la misma cosa de goma que el cliente anterior había descrito. Le pregunté a la dueña: “¿Sabe de dónde pudo haber salido esto?”. “Ah, es una pieza del rallador que se cae constantemente”, respondió. Le tomé una fotografía y se la envié a nuestro querido cliente. Respondió: “Oh, claro, yo también tengo uno de esos ralladores. Perdónenme”. Por supuesto que no lo perdonamos. © human2020 / Pikabu

  • Trabajo en el sector de la perfumería desde hace más de 5 años y ya no presto atención a la manera en que las personas abusan del idioma en que se encuentra el nombre de la marca. Ahora me sorprende otra cosa: cuando los clientes intentan TRADUCIR los nombres. Una vez me preguntaron por la marca “Ojos del Santo Lauricio”. ¿Adivinen a qué se refería la dama? Yves Saint Laurent. Al parecer, el nombre masculino Yves, para ella, era sinónimo de la palabra eyes (ojos, en inglés). O, por ejemplo, “Línea de chicas”. ¿Qué tipo de locura es esa? Resultó que esa persona estaba buscando Guerlain. Girl lane. © Oído por ahí / Ideer
  • Error típico. Una clienta reservó y pasó a recoger un flash manual a nuestra tienda. Más tarde, llamó en pánico:
    —¡Me dieron un flash que no sirve! ¡La boda comienza en 30 minutos!
    Mi orgullo profesional despertó y le dije:
    —¿Cómo es posible? Nosotros siempre verificamos todos nuestros equipos. ¿Está segura de que colocó la batería cargada?
    —¡Por supuesto! ¿Piensas que acudiré a una sesión fotográfica con una batería sin cargar?
    Dejé todos mis asuntos en la oficina, a mis clientes y las llamadas. Me dirigí hasta dónde estaba la clienta porque el mensajero estaba ocupado y nunca hay que defraudar al cliente. Quince minutos hasta el otro lado de la ciudad. ¡Coloqué mi batería en el flash y funcionó! La clienta, sin nada de vergüenza:
    —Ay, pensé que estaba cargada...
    Estaba a punto de irme, y me hizo la siguiente pregunta:
    —¿De casualidad no tienes una memoria? Mi operador de video olvidó la suya... ¡Y la boda comienza en 5 minutos! © cinemarental / Pikabu
  • Me dedico a la instalación de techos falsos. Terminamos un complicado pedido en el que trabajamos durante 2 días, de 12 a 13 horas. El cliente era un hombre joven. Señaló algunos pequeños detalles, los reparamos en el momento y quedó contento con el trabajo. Pasó una semana. De pronto, sonó el teléfono, era un número desconocido, contesté y escuché una voz femenina:
    —¡Buenas tardes! Soy la mamá del joven al que recientemente le hizo la instalación del techo. Ahora estoy en el departamento y no me gusta cómo quedaron las lámparas: ¡están chuecas!
    —¿Y dónde está el chico que me contrató?
    —Él se ha ido y ahora yo estoy lidiando con el resto de la remodelación.
    —¡Bien! ¿Y a qué se debe esta reclamación?
    —Las lámparas no están bien alineadas. ¡En todos lados están así!
    Comencé a preocuparme un poco, ya que las lámparas en el departamento eran 47 en seis techos y, en caso de que fuera así, significaba que nos habíamos apresurado a colocarlas y tendríamos que cambiar todo. Llegamos al departamento y una mujer muy enfadada estaba esperándonos. Le dije:
    —Tranquilícese, muéstreme dónde está el problema.
    —No les voy a mostrar nada, ustedes mismos encuéntrenlo.
    Comencé a caminar por todas las recámaras, me detuve en cada rincón, medí a ojo de buen cubero. No encontré nada raro. Todo estaba bien a simple vista. Comencé a enfadarme:
    —¿Qué lámpara no le gusta? ¿Qué clase de broma es esta? ¿Acaso soy adivino?
    —¡Esta! —exclamó la señora— ¡Está más cerca de la pared que la otra!
    Saqué el metro y tenía 60 cm a la pared. La otra lámpara también 60 cm, las siguientes 5 filas igual 60 cm. Estaban con una precisión milimétrica, hasta yo mismo quedé asombrado. En pocas palabras, medimos las 47 lámparas durante aproximadamente 40 minutos. La señora se subía a la escalera, medía, entrecerraba los ojos y nada... Al final, me lanzó el metro, se dio la vuelta y me dijo:
    —De todos modos, a mí me parece que están chuecas.
    Ni siquiera se disculpó. © Puhhhnoi / Pikabu
  • Trabajo en el sector turístico. Hoy tuvimos un grupo de excursión. Comenzó a las 10:00 y duró 5 horas. Más tarde, un cliente me llamó:
    —¡Hola! ¿Por qué tan poquito?
    —No entiendo, ¿qué quiere decir con poquito?
    —La excursión duró muy poquito, no vimos nada a fondo. ¡Resuélvalo!
    Llamé al guía. Él me aseguró que no había habido ninguna variación en el horario, comenzó la excursión exactamente a las 10:00 y terminó hace poco, a las 15:30. Llamé al cliente y le dije que el guía me había confirmado todo.
    Cliente:
    —¿Y no influye que nosotros llegamos a la excursión a las 12:30? ¡NOS QUEDAMOS DORMIDOS! EN EL HOTEL HABÍA MUCHO RUIDO Y NO DESCANSAMOS.
    —La excursión duró 5 horas y media, comenzó a tiempo, el grupo vio todo lo que se anunció en el itinerario. ¿Cuál es la intención de su queja?
    —¡No vimos el palacio! ¡No nos contaron nada!
    —Ustedes mismos no estuvieron a la hora acordada, llegaron 2,5 horas tarde. ¿Qué puedo hacer?
    —¡Queremos ver el palacio!
    —Ya está cerrado y, aunque estuviera abierto, el guía no les va a mostrar nada por su cuenta, él ya ha trabajado su horario hoy.
    —¡Apúntenos para la excursión de mañana!
    —Ok, solo estarán en el grupo 2 o 3 horas, ¿cierto?
    —Sí.
    —Bien.
    Le mencioné el precio (la mitad de lo que cobramos) y quedé sordo de un oído por su grito:
    —¡¿ESTÁN LOCOS?! ¡LES ACABO DE DECIR QUE LLEGAMOS TARDE PORQUE ESTÁBAMOS CANSADOS! © Galatan / Pikabu
  • Nos llevaron una computadora a reparar por garantía, ya que supuestamente aparecía la leyenda “reemplazar batería”. Levantamos la solicitud para que le regresaran el dinero (desde el momento de la compra, habían pasado 14 días). La tienda les devolvió el dinero. En el servicio de reparación, vimos que alguien simplemente había colocado una inscripción en la esquina con ayuda de Photoshop. Astucia 10/10. © AleksHitch / Pikabu

“Batería 0 % (conectado y sin cargarse).
Se recomienda reemplazar la batería”

  • Trabajo en un salón de belleza. Una vez, llegó una dama bien arreglada para hacerse un peinado de gala. La puse guapa, pagó y se fue hacia la salida, extrayendo algún tipo de frasco de su bolso. En la puerta, ella se aplicó abundantemente lo que parecía ser un desodorante y, de pronto, se cayó. Todo el mundo salió corriendo a ayudarle. Algunos quedaron noqueados prácticamente al lado de ella y otros tuvieron un ataque de tos. Los clientes y asistentes comenzaron a llorar a la distancia y a ponerse rojos. Resultó que la clienta confundió su desodorante con su gas pimienta. © Oído por ahí / Ideer
  • Mi abuela era costurera. Cuando tenía clientes exigentes a los que no les gustaba su pedido y le pedían hacerlo de nuevo, ella les decía que haría todo de nuevo, pero simplemente colgaba el pedido hecho en el armario. Cuando el cliente regresaba en la fecha prevista, simplemente lo sacaba y se lo enseñaba al cliente. Lo interesante es que el cliente siempre decía: “¡Ve, ahora ha quedado bien!”. Por supuesto... No sé qué clase de cosa extraña tenían estas personas. © Oído por ahí / Ideer
  • Trabajaba como florista y los clientes frecuentemente nos pedían tomarles fotos a los arreglos. Pero un día, una mujer llegó y dijo: “Me dijeron que aquí hacen arreglos florales según la fotografía”. Respondimos: “Por supuesto”. En eso, ella sacó una foto de su... suegra. Con una risa incontenible, realizamos su pedido. © Oído por ahí / Ideer
  • En todos los call centers de operadores telefónicos hay muchas llamadas entrantes. En la mayoría de los casos, los clientes solo llaman porque están aburridos. Yo trabajaba como especialista de alto nivel y atendía tales llamadas. Había un tipo que se sentía gatito y simplemente maullaba en el teléfono y era todo lo que hacía. No podíamos colgar una llamada tan fácilmente, ya que teníamos que entablar un diálogo. Una vez, no me aguanté y comencé a maullar en respuesta. Hubo un silencio. En eso, el cliente comenzó a llorar. Dijo que había estado llamando así durante dos años esperando que alguien le maullara en respuesta. © Oído por ahí / Ideer
  • Adoro cuando los clientes me preguntan: “¿Este tatuaje será para toda la vida?”. Esta es la mejor de mis preguntas favoritas. © drsy10WSbjZ3Sho / Twitter
  • ¡Un colchón no es un trampolín! Muchos clientes se quejan y le echan la culpa al fabricante de que por los saltos de los niños los colchones se estropean. ¡Pero los colchones son para dormir y no para saltar! Las razones también pueden ser un exceso de la carga permitida; frecuentemente, esta es de 110 a 140 kg. © Allan_Qwee / Twitter
  • ¡LA FILA NO AVANZARÁ MÁS RÁPIDO, si se acercan más a mí! Los clientes en mi trabajo adoran hacer esto. Los siento en el otro extremo de la mesa y ellos discretamente se acercan más y más, hasta que comienzan a ponerse casi encima de mí. Siempre les pido echarse un poco para atrás inmediatamente. © MrSa1em/ Twitter
  • —¿Me puedes dar un capuchino sin leche?
    —Por supuesto. ¿De qué tamaño?
    —Mediano.
    Preparé un expreso y le agregué agua.
    —¿Qué es esto? Yo quería un capuchino sin leche.
    —Esto es un capuchino sin leche. El capuchino tiene espuma por la leche.
    —Regrésame mi dinero.
    Le regreso su dinero:
    —¡Buen día!
    —¡Qué baristas tan tontos hay hoy en día!
    —¡Hasta la próxima! © yasha_nick/ Twitter
  • Me encontré con un comentario en el pedido de una pizza margarita: “Sin queso ni tomates”. ¡No es broma! El relleno de la margarita es queso y tomates, también puede ser con verdura. O por el contrario, que a una pizza de muchos ingredientes quieran que se le ponga el doble de queso y carnes. © Alenka Naidenova / Facebook
  • Una vez, un comensal ordenó una hamburguesa sin nada, es decir, simplemente la carne y el pan. Al final, ni siquiera la probó, solo la pagó y se fue. Así hay muchos clientes extraños, ya ni les prestamos atención. Pero después, subió la foto de la hamburguesa a Twitter con una leyenda estilo: “Oigan, miren, este restaurante local olvidó colocar los ingredientes en mi hamburguesa”. Cuando veo tales publicaciones, solo se me viene un pensamiento: alguien intenta ganarse un poco de karma cibernético. © do / AdMe
  • Trabajo en un centro de reparación. Hoy me trajeron una computadora con defectos: no cargaba un juego de moda. Le pregunté al cliente si tenía algún otro defecto, y respondió: “De hecho, no verifiqué nada más”. © Palata № 6 / Vk
  • A una mujer se le descompuso su auto. No encendía. Lo llevaron al taller. Los mecánicos se quebraron la cabeza con él durante una semana, reemplazaron algunos detalles del motor por 300 euros (350 USD). Seguía sin encender. Entonces, llamaron a mi esposo para que llegara con un dispositivo y realizara un diagnóstico (él tiene su dispositivo personal, no tiene relación alguna con el taller). Él llegó y encontró la avería sin utilizar el dispositivo. Más tarde, el aparato confirmó su diagnóstico. ¡El auto simplemente SE HABÍA QUEDADO SIN GASOLINA! © Palata № 6 / Vk

Bono: a veces los clientes quedan confundidos

  • Trabajo como manicurista. Tengo mi pequeño salón en casa y, cuando trabajo, mi gato frecuentemente se duerme en mis rodillas, pero los clientes no lo pueden ver. En fin, estaba haciéndole manicura a una chica. Entre capas, enjuagaba el pincel en un botecito con agua y salpicaba un poco. En ese momento, mi gato comenzó a asomar su nariz en la mesa y le dije: “¡Quita tu hocico de la mesa, estoy salpicando tu ojo!”. Mi clienta quedó anonadada. Cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando, nos reímos durante media hora. Ahora, cada que nos vemos, siempre bromeamos al respecto. © Oído por ahí / Ideer
  • Le di mi usuario y contraseña de Facebook a mi mamá: ella quería enterarse un poco de la vida de mis amigos. Ahí tenía algunas de mis publicaciones. Ella comenzó a escribir debajo de ellas y con mi nombre: “Qué talentosa eres, qué inteligente. Te amo, corazón”. Un cliente me llamó y me dijo: “Soy psicólogo, por si lo necesitas”. © Oído por ahí Ideer
Imagen de portada © "Oído por ahí" / Ideer

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