18 Historias de vida que solo los que están a dieta entenderán

Historias
hace 3 años

Las personas en este artículo conocen esa sensación de concentración, determinación y optimismo desenfrenado cuando decidimos a comenzar a perder peso. Pero siempre, lo queremos hacer "a partir del próximo lunes". Y cuando llega ese gran día, la iniciativa desaparece. ¿Te ha pasado?

En Genial.guru hemos recopilado unas historias reales sobre personas que no se dan por vencidas, sino que practican deportes, hacen dietas y adoptan a un estilo de vida saludable. Aunque no siempre tienen éxito.

  • Ayer estaba limpiando y barriendo mi casa, cuando accidentalmente golpeé con la escoba una mancuerna que estaba debajo de la cama. Mientras esta rodaba lentamente de debajo de la cama, yo giré mi cabeza y la regresé a su lugar. Entonces pensé: "¿tal vez sea una señal de que tengo que practicar algún deporte? ¡Pero no! Tengo que estudiar para los exámenes". Y me fui a jugar Dota.

  • Hace poco abrieron un nuevo gimnasio frente a mi casa. Fui a ver de qué se trataba. Para llegar hasta allí uno debe subir al 3er piso por las escaleras. Entré, e inmediatamente después de mí, entró un hombre que, honestamente, no era nada delgado. Él no llevaba nada, ni una bolsa, ni una maleta, nada. Pensé que iba a inscribirse como miembro por alguna promoción. Mis sospechas fueron confirmadas, lo que dijo fue épico: "Pero, maldita sea, también hay que subir las escaleras". Dio la vuelta y se fue.
  • Una mañana de invierno tomé una calle vacía hacia el trabajo cuando, de repente, me alcanzó un corredor. A juzgar por su constitución, recién comenzaba a ejercitarse. Me adelantó y 10 metros más adelante resbaló, y con toda la fuerza cayó sobre el pavimento. Al ver que no se levantaba ni se movía, me apresuré para ayudarle. Pero mientras llegaba, vi que encendió un cigarrillo y recostó su cabeza sobre su mano. Lo miré sorprendido, él soltó una bocanada de humo y me dijo: "Esta es la tercera vez que pasa. No más estilo de vida saludable desde ahora, ¡al carajo!".

  • Decidí comenzar a hacer ejercicio. Comencé con flexiones de brazos. Me acosté en el suelo, y debajo del armario encontré la llave perdida del garaje, debajo del sofá había una barra de chocolate Snickers y me di cuenta de que el rodapié se había zafado un poco. Ahora estoy atornillando el rodapié y comiendo el chocolate. Mañana intento el ejercicio de nuevo.

  • Puse mi alarma a las 5 de la mañana para correr. Al final apagué la alarma para seguir durmiendo, pero soñé que estaba corriendo. En general, estoy contento.
  • Mi amigo tenía una aplicación de podómetro que todos los días le mandaba frases motivadoras. Como, por ejemplo, “tú puedes” y “un poco más”. Hoy mi amigo contó que, durante el fin de semana, el podómetro estaba tan desesperado, que por la mañana le mandó este mensaje: "Estos últimos días solo has estado activo por 2 minutos. Intenta llegar al menos a 12 minutos hoy".

  • En Internet encontré fotos de una conocida en el estilo "antes y después de perder peso". Me alegré por ella, porque en la foto "antes" ella no estaba bien arreglada y se veía gorda, mientras que en la foto "después" se veía muy atractiva y esbelta. Decidí escribirle algunas palabras de apoyo. La encontré en una de las redes sociales, pero ahí descubrí la verdad. Resulta que ella sigue siendo gordita, y las fotos de "después", en realidad habían sido tomadas hace 5 años.

  • Estoy asistiendo al gimnasio desde hace 6 meses, por lo que mi novia se siente protegida. Después de todo, si nos atacan unos matones, podré hacer 50 flexiones de piernas.
  • Cuando salía del tren un tipo arrebató mi bolso y se fue corriendo. Lo seguí. Dos cuadras más tarde lo alcancé. Estaba parado, se agarraba su costado y no podía recuperar el aliento. Me acerqué y estando orgullosa de mí misma, tomé mi bolso en silencio y me fui. Atleta, 23 años.

  • Trabajo manejando un taxi. Por la mañana me llegó un pedido sin dirección final y el punto de encuentro era lejos de la puerta del edificio. Estuve esperando y luego veo que desde la esquina se acerca un hombre corriendo con un traje deportivo y zapatillas. El hombre era gordo, de más o menos 150 kilos. Recuperó el aliento y me contó que su esposa le decía que era gordo. Lo obligaba a correr por las mañanas y lo miraba desde el balcón para que no hiciera trampas. Después de una breve pausa me dijo: "Vamos a KFC, quiero comer". Después de un abundante desayuno le traje de vuelta. Salió y corrió rápidamente a casa. ¡Qué astuto!

  • Leí en un artículo que en Israel están tratando a erizos que, debido al exceso de peso, no pueden ovillarse. Los erizos han engordado debido a la comida que les daban los visitantes. Algunos erizos pesan 2 kilogramos, cuando su peso normal es de solo 700 gramos. Ellos están siendo tratados con dieta y ejercicio. Bueno, a lo que voy es que quiero ser un erizo.
  • Soy un hombre en el mejor momento de mi vida. Hace algún tiempo decidí comenzar a cuidar de mi salud. Comencé con lo pequeño: aprendí a tomar té y café sin azúcar. Antes solía ​​poner dos cucharadas a cada taza. Como resultado, perdí 10 kilos en 6 meses. Una compañera de trabajo me preguntó acerca de mi dieta y no creía que dejar el azúcar afectara tanto el peso. Una vez nos encontramos en la oficina cerca de una máquina de café. Se preparaba una gran taza de café americano y me dijo que, al verme, había decidido dejar el azúcar, que iba a adelgazar. Le respondí que era genial, pero no era tan fácil. Le conté que, al principio, había sufrido un “síndrome de abstinencia”. Hace poco tuve que pasar por el departamento de contabilidad y vi cómo ella tomaba un café sin azúcar, pero acompañado de una torta de chocolate. Probablemente, para no pasar por un “síndrome de abstinencia”.

  • Mi esposo tiene una dieta especial. Se organiza días de dieta ligera, por ejemplo, sin azúcar, sin harina o sin carne. Todos los días sin alguna cosa. Ayer trajo un frasco de Nutella, y por la noche se lo comió todo con una cuchara. ¡Atención! Él tuvo un "día sin pan".
  • Trabajo en un equipo donde la mayoría de los integrantes son mujeres. Todas las mañanas hablan de que está por llegar el verano, que tienen que perder peso, no hay que comer muchos dulces, comparten varios programas de pérdida de peso y están por comprar una bicicleta estática. Y luego sacaban un kilo de bombones, unos cuantos paquetes de obleas, galletitas, alguien traía una torta. Y empezaban a tomar té. Hoy no fue la excepción. Es muy gracioso.

  • Hace 2 semanas mi esposa juró que iba a hacer dieta el día después de sus "días críticos". Hoy es el décimo día de retraso. ¡Qué astuta!

  • Una vez una mujer vino a hacer un trámite largo al banco donde yo trabajo. El gerente comenzó el trámite y la mujer preguntó si podía calentar su comida, ya que comía a una hora determinada y justo llegó la hora. Lo permitimos porque pensábamos que tal vez la persona tenía que hacer una dieta especial por salud. Ella sacó una lonchera que no era transparente, la colocó en el microondas y lo encendió. Después de unos segundos, ¡comenzamos a sentir un olor nauseabundo de ravioles! La señora sacó sus ravioles, abrió su bolsa, sacó un paquete de mayonesa, lo puso en su recipiente y comenzó a comer.
  • En mi familia todos son gordos. Los abuelos, padres, hermanos. Y todos comen un montón. Siempre. Desde mi infancia yo no quería ser como ellos, así que trataba de rechazar la comida y hacer ejercicio. Ahora tengo 25 años. Como bien y todos los días practico deporte. Ver a mi familia me motiva a no relajarme, aunque a veces estoy me canso. Hace poco, mi hermana me dijo que era afortunada de tener una figura así. Y que era una pena que ella no hubiera nacido así. Sí, claro, maldita sea, ¡no es suerte!

  • Mi esposa y yo decidimos ponernos a dieta. Fue iniciativa suya. Comimos solo frutas y verduras y perdí 6 kilos en un mes. Mi trabajo requiere mucha actividad física y comencé a perder fuerzas y a caer en depresión. Todo se estaba agravado por el hecho de que mi esposa no había perdido peso. Nada de nada. Ya estaba cansado de esto, así que decidí descubrir su mentira. Puse una cámara oculta en la casa. ¿Y qué pasó? ¡Descubrí que ella siempre comía sin mí! Había escondido unas galletas, bombones y otros dulces y se los comía sola mientras yo trabajaba... sin fuerzas por el hambre que tenía.

Y tú, ¿ya dejaste atrás las fiestas y empezaste a adelgazar? Comparte tus logros (o deslices) en los comentarios.

Comentarios

Recibir notificaciones
Aún no hay comentarios. ¡Puedes ser el primero!

Lecturas relacionadas