20 Historias sobre cómo es vivir en un departamento con paredes delgadas

Historias
hace 3 años

Para ser honestos, rara vez se tiene la suerte de tener buenos vecinos. No es de extrañar que haya tantas anécdotas y chistes sobre este tema. Casi todo el mundo conoce al vecino amante de la música, que escucha sus canciones favoritas a todo volumen hasta altas horas de la mañana, al vecino del taladro, que no termina más la refacción de su casa, y a los vecinos de edad avanzada que solo ven en ti al líder de una banda de delincuentes y que nunca creerán que no haces algo criminal en tu domicilio. Hemos recopilado 20 historias de personas que no solo tuvieron la suerte de convivir con unos vecinos complicados, sino que, además, debieron padecer el tormento de que las paredes fueran delgadas.

En Genial.guru queremos que nuestros lectores sepan: ¡no están solos en esto! ¡Fuerza!

  • Vivo sola. Una vez me resfrié y estornudaba, literalmente, cada 5 minutos. En nuestro edificio la audibilidad es tan buena que parece que las paredes están hechas de cartón. Ya era terrible cuando el vecino, a través de la pared, constantemente decía: "¡Salud!". Pero luego, por la noche, me dio hipo, y entonces mi vecino dijo: "Hipo, hipo, vete a ver a Edipo". Su voz era tan grave y soñolienta que casi me voy a ver a Edipo yo. Pero el hipo paró.
  • Las paredes de mi edificio crean la sensación de estar conviviendo con los vecinos. Al lado vive una familia, y escucho absolutamente todo: cada estornudo, tos y otros detalles íntimos; un poco más, y hasta escucharé los susurros. Todo un reality show, pero en versión de audio.
  • Y yo escucho al vecino de arriba caminar y gritarle a su perro, escucho al vecino de al lado preguntar "¿Quién es?" cuando suena el timbre de su puerta, escucho a otros vecinos bañar a su bebé. A veces empiezo a dudar de mi salud mental y creo que tengo esquizofrenia.
  • Mis vecinos de arriba eran una pesadilla: una familia joven con niños que amaba volver del paseo nocturno (alrededor de las 10 de la noche) y empezar a correr por todo el apartamento. El padre de la familia también formaba parte activa en estas alegres carreras e, incluso, hacía el papel del villano que perseguía a los niños, gritando desaforadamente. Yo soñaba con que se mudaran, para descubrir cómo sería quedarme dormida en silencio. Y hace un mes, ¡vi que mis vecinos empacaban todas sus cosas en unas cajas! ¡Por fin cumplirían mi sueño! Sí, mis vecinos se mudaron, o más bien, alquilaron su apartamento a cuatro universitarios. Ahora, desde arriba no solo se escucha el pisoteo y los gritos, sino que, además, se agregan sus cantos horribles y sus guitarras insoportables.

El sábado me desperté a las 06:30 de la mañana, porque escuché vibrar el despertador del teléfono de los vecinos. No tengo nada en contra de los constructores, en general son buenos chicos, pero ¿cómo pudieron construir un edificio así?

  • Nos mudamos a un departamento nuevo. Nuestras vecinas son dos abuelas. Tengo dos hijas menores de un año, y las vecinos lo saben. Hace poco nos compramos un robot aspirador y decidimos llamarlo Omar. Ahora, cuando nos cruzamos con nuestras vecinas en la entrada del edificio, nos miran raro, porque a menudo escuchan de nuestro departamento frases como:

- ¿Encerraste a Omar en la cocina?

- Lávale el trasero a Omar (tiene el contenedor atrás).

- Las niñas están golpeando a Omar de nuevo.

- Libera a Omar, que junte la basura.

- Omar intenta ahorcarse otra vez (a veces se enrosca en una manta).

  • Recién voy al baño y veo un ratón. Y bueno, grito a viva voz: "¡Ratón!". Y escucho una voz histérica detrás de la pared: "¿¡Dónde!? ¿¡Dónde!?".
  • Los vecinos asaron carne en su balcón cerrado. En una parrilla. El humo salía por las ventanas del balcón. Entonces se pelearon. Arrojaron sus maletas desde las ventanas del cuarto piso y se empujaron el uno al otro por la puerta. Por la mañana, en los muros de hormigón de la entrada, había arañazos de 2-3 mm de profundidad. A la noche siguiente se reconciliaron ruidosamente. Luego arrojaron su mancuerna a la otra habitación para que su perro la fuera a buscar. Entonces gritaron y saltaron porque sí. Solo espero que, aunque sea, se rompan una pierna. Por insufribles.
  • Mi vecina bebe. De su departamento se escucha música a todo volumen. No reacciona a las peticiones de los vecinos. Llamamos a la policía. Derribaron la puerta, la vecina comenzó a disculparse, dijo: "Me quedé dormida, perdón, rezaré por mis pecados toda la noche". La policía se fue, y la vecina mantuvo su palabra. Son las 3:00 de la mañana y todo el edificio está rezando: puso a todo volumen el canal religioso.
  • Hace unos 40 minutos que escucho a mi vecino de arriba llamar a los gritos a un tal Vicente. Soy Ornella, pero creo que de todos modos iré a explicarle que Vicente, por lo visto, no va a venir.
  • Parece que nuestras camas con mi vecino de al lado están demasiado cerca, y lo escucho hablar en sueños. Gracias a mi insomnio y a las paredes finas, ahora sé que lo principal en la vida no es llamarse Ignacio, que un conejo y un gato en una misma sartén no saben rico, que se puede esconder las hojas de los conserjes y no te harán nada por ello, y que las naranjas medio maduras silban.
  • Mucha gente se queja de los animales de sus vecinos, pero yo daría mucho para que mi vecino tuviera un gato. Porque mi vecino tiene en su departamento un gallo. ¡Un maldito gallo vivo! ¿Las 5 de la mañana? ¡Kikiriki!
  • Hace más de un año que vivimos con mi novio en el 3er piso de un edificio de 5. Cuando vuelvo de trabajar, ya sé con certeza que en la entrada la encontraré a la señora Rosa (80 años), que vive en el 1er piso y dice oir constantemente cómo nosotros, dos trabajadores adultos, pasamos de un rincón de la casa a otro en un sillón con ruedas. Llegamos, nos sentamos y comenzamos el paseo. Después de esas acusaciones, hasta dan ganas de comprar uno. Solo para que las acusaciones sean justificadas.
  • Mi hijito tiene seis meses. Cuando lo baño, le canto canciones de dibujos animados. Y tenemos una excelente audibilidad. Bueno, ahí estoy yo, cantando la canción de apertura de "Barney y sus amigos", y de pronto escucho al vecino que, con una voz grave, y con gran sentimiento, me acompaña. Ahora, a veces cantamos a dúo. El pequeño está encantado.
  • Al mudarme a mi propia casa afuera de la ciudad, estaba desaforadamente feliz: ¡al fin dejaría de escuchar al vecino del taladro! Ahora, a la derecha de mi casa, vive un vecino que tiene una cortadora de césped (o quitanieves, si es invierno). A la izquierda, dos casas más allá, hay un vecino que tiene una sierra circular, y siempre corta y pule piedras. ¡Enfrente vive un criador loco de pavos reales que gritan vilmente cada mañana! ¡Y arriba comenzaron a volar aviones! ¡Porque el aeropuerto vecino cambió la trayectoria de sus naves a fin de que el ruido de las turbinas no molestara en la ciudad! ¿Qué es esto? ¿Karma?
  • Estaba muy cansada porque todas las mañanas mi vecino de arriba encendía a todo volumen, en su nada débil sistema estéreo, temas electrónicos y dubsteps. No tengo nada en contra de la música, pero aun así, a las 8-9 de la mañana, con esos bajos mi alma se esforzaba por saltar fuera de mi cuerpo y escapar muy, muy lejos. Decidí tratar de resolver el problema sin pelearme con el vecino (es un buen chico). Le escribí una lista de las canciones que me gustaría escuchar, puse en una bolsa 10 caramelos (una por cada canción) y lo dejé en el picaporte de su puerta. Ahora me despierto con excelentes canciones. Mañanas felices a cambio de dulces.
  • Vivo en un edificio alto y la audibilidad es tremenda. Arriba de mi departamento vive una familia con un niño de unos 6 o 7 años. Bueno, ese niño, desde hace un año, todos los días, a la misma hora, aprende a tocar el piano. Al principio me enfurecía terriblemente ese lastimero rasguño, pero luego me acostumbré y hasta empezó a ser interesante escucharlo. Y hoy, finalmente, logró tocar "La Sonata Claro de Luna" de Beethoven sin un solo error. No puedo expresar con palabras la euforia y el orgullo que me invaden. Es como si fuera yo o mi hijo quien ha podido tocarlo. Mañana iré a comprarle un chocolate.

¿Y cómo es el aislamiento acústico en tu casa? ¡Cuenta en los comentarios!

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