19 Historias llenas de drama como en cualquier comedia latinoamericana

Historias
hace 11 meses

Cada serie se diseña para captar la atención del espectador y hacerle desear el siguiente episodio, todo gracias a la intriga. Pero en la vida real, a menudo suceden acontecimientos aún más sorprendentes que en la ficción. Como esa suegra entrometida que intenta cambiar el peinado de un niño, o vecinos que desencadenan grandes disputas familiares. Internautas compartieron las situaciones más épicas y memorables en las que se han encontrado.

  • En una sesión de manicura, una amiga me contó cómo su suegra planeaba afeitar a su hija. De repente, tuvo un mal presentimiento. Corrió a casa y allí encontró a su hija completamente calva y a su suegra con una expresión maliciosa en el rostro, claramente esperando un escándalo. Pero la amiga simplemente sugirió preparar la mesa, mientras se acercaba sigilosamente a su suegra y la tomaba del cabello. Entonces, con unas tijeras, lo cortó desde la raíz. Dijo: “No recuerdo exactamente lo que pasó después, pero fue épico”.
  • Viajé a Italia con mi pareja para celebrar mi cumpleaños. Él descubrió un encantador restaurante y, después de cenar, me tomó una foto. En ella, estoy radiante de felicidad: mis ojos brillan, llevo una sonrisa en el rostro, y se siente el amor y la paz. Compartí la imagen con mis amigos cercanos y mi hermano, quienes de inmediato comentaron lo feliz que lucía. Raramente, comparto cosas con mi madre, pero decidí enviarle también la foto. Su respuesta fue: “Oh, qué bien que te sentaste, en esa pose no se nota para nada lo gorda que estás”.
  • Me despidieron delante de todos los demás empleados por supuestamente faltar a un turno, aunque trabajé ese día. La gerente tenía problemas para entender el calendario, y se negaba a reconocer su error. No fue hasta que mis colegas intervinieron, diciendo: “Disculpa, pero él está en lo correcto, hoy es 16”, que cambió de opinión. Solo después de eso escuché: “Ah, bueno, entonces comienza a trabajar”. © DawgBro / Reddit
  • Hace poco, recibí una llamada de un número desconocido. Al contestar, la voz al otro lado preguntó: “¿Hola, con quién hablo?” Confundido, indagué sobre a quién buscaban. La respuesta fue: “Estoy buscando a Natalia. ¿No es usted? Disculpe”. Luego, insistieron: “¿Natalia? ¿Seguro que no? Usted me dio este número...” Y, en una tercera llamada, me preguntaron: Señorita, ¿no ordenó usted una cabeza de cerdo? ¿No? Bueno, si no la quiere, la venderé. ¡Es su responsabilidad!"
  • Mi esposo nos mantiene a mí y a nuestro hijo, a pesar de que heredé dinero de mi abuelo y de mi padre, así que no necesito dinero. Decidí hacerle un regalo a mi esposo: un reloj de colección que él había querido desde hace tiempo. Le entregué el regalo, él lo miró por unos segundos y lo puso a un lado, diciendo: “No gastes más dinero en mí”. Estaba en shock, le dije que solo quería mostrarle cuánto lo valoro. Él respondió: “Me gusta llegar a una casa limpia y que una hermosa esposa me reciba con la cena en la mesa, pero esto no es lo que espero”. Tuve que contener las lágrimas. © throwawaywatch_ / Reddit
  • La boda de mi hijo fue espléndida, él y su esposa lucían espectaculares. No obstante, el hermano de la novia resultó ser todo un personaje: insistía en conectar su teléfono a los altavoces para reproducir lo que él consideraba “buena música”. Llegamos al punto de tener que ocultar su teléfono. Intervine varias veces diciéndole que no era su boda. Me respondió: “Ten cuidado con cómo me hablas”. Entonces, su madre (la madre de la novia) se acercó, lo acarició en la espalda y lo calmó con palabras suaves. Él tiene 25 años. Después de eso, se acercó a los recién casados, les entregó un regalo, miró a mi hijo y dijo en voz alta: “¡Esto no es para él!” y simplemente se fue. © rajenncajenn / Reddit
  • Después de vivir muchos años en un país lejano, regresé a la casa de mi padre. Mis vecinos son amables, pero de una edad avanzada y curiosos por naturaleza: “¿Por qué regresaste? ¿Acaso no tienes una villa en Mónaco? ¿Te dejó tu esposo?” Una vez, en el ascensor con dos de los principales vecinos chismosos: “Vero, ¿has vuelto a casa para quedarte? ¿Vas a vivir aquí ahora? Hace tanto tiempo que no te veíamos”. Así que dije: “Sí, 15 años — ¡de condena cumplida! ¡Libre con la conciencia tranquila!” Ahora, respetuosamente esperan a que tome el ascensor sola. Como introvertida, esto me llena de alegría.
  • En el trabajo de mi abuela había una mujer notablemente temperamental, se podría decir que estaba loca. Un día, esta señora llegó al trabajo con el dedo índice vendado. Todos empezaron a preguntar qué había pasado. Resulta que estaba regañando a su hija y golpeó con el dedo en la mesa mientras lo hacía. Lo hizo con tanta fuerza que se rompió el dedo.
  • Esta mañana, subí al ascensor. En el noveno piso, una niña pequeña entró y activó el botón de “sostener puerta”, diciendo: “Mi mamá saldrá en un momento”. Esperamos a su mamá durante cuatro largos minutos. Honestamente, no sabía qué hacer: me daba miedo echar a la niña, tampoco quería bajar las escaleras, pero intenté decirle a la madre que no estaba bien hacer eso. Y ella respondió: “No hay problema, puedes esperar”.
  • Por casualidad, oí una conversación entre mi madre y mi hermano. Hablaban de cómo evitar que yo quedara embarazada. A mis 38 años, vivo sola, tengo un trabajo estable, dos apartamentos y un coche. Sin embargo, anhelo ser madre. Descubrí que planean que mi herencia sea para mis sobrinos, considerando a un hijo mío como un inconveniente. Me encuentro en casa, abrumada por la situación, deseando venderlo todo y alejarme de ellos para no volver a verlos.
  • Estuvimos de visita en casa de mi suegro. Al prepararnos para volver a casa, me dijo: “Como hablas por teléfono mientras conduces, te regalaré un manos libres”, y sacó una caja. Llegué a casa, intenté conectarlo, pero no logré configurarlo de ninguna manera. Lo intenté de todas las formas posibles. Finalmente, lo dejé de lado y me olvidé de él. Unos meses después, volvimos a casa de mi suegro y me preguntó: “¿Qué tal el manos libres?” Le dije que por alguna razón no funcionó. Entonces él dijo: “¡Lo mismo me pasó a mí! Bueno, entonces tíralo”.
  • Regresaba a casa del trabajo cuando vi a una anciana cargando varias bolsas. Decidí ofrecerle ayuda. Al acercarme con una sonrisa, me recibió con una mirada de desconfianza tan intensa que me dejó perplejo. Con total seriedad, me dijo que solo aceptaría mi ayuda si le entregaba mi pasaporte o teléfono como garantía de que no huiría. Sorprendido, le di mi pasaporte y llevé sus bolsas hasta su domicilio. Me pasé toda la semana preguntándome qué tan valioso sería el contenido de esas bolsas.
  • En la boda de mi hermano, mientras él bailaba con su nueva esposa, el novio de su cuñada no paraba de presumir que su futura boda sería mucho más grandiosa. Interrumpía las charlas de los invitados, proclamando a viva voz que su fiesta sería la más memorable de todas. Finalmente, la boda de mi hermano resultó ser un maravilloso éxito. Todos recordaron el evento por mucho tiempo, pero aquel presumido aún no se ha casado. © everythinglatte / Reddit
  • Mientras esperaba a mi bebé, una amiga de mi madre insistía en que no me preocupara por comprar un cochecito, ya que tenía uno en muy buen estado que había sido de su nieto y que me lo daría con gusto después de que diera a luz. Cuando nació mi hijo, mi madre fue a recoger el cochecito, pero regresó muy confundida: la amiga le había pedido por él una suma de dinero mayor a la de uno nuevo. Mi madre pagó por alguna razón, pero después de eso cortó la relación con ella.
  • Vengo de una familia acomodada, pero tengo mi propio trabajo y conozco el valor del dinero, así que no hago alarde de mi fortuna. Me enamoré de un chico sencillo y amable, perfecto para mí. Le había dicho que mi apartamento era alquilado y que mis padres me habían regalado el coche. Nos casamos de manera sencilla, justo como yo lo deseaba. Tiempo después, le revelé la verdad a mi marido y su respuesta me sorprendió: él también había ocultado sus ingresos, queriendo ser amado por quién era y no por su dinero. Fue como vivir en una serie. Nos comprendimos y nos prometimos no ocultarnos nada más.
  • Hace dos semanas, mi esposo se lesionó la pierna y lo convencí de hacerse una radiografía. Fuimos al hospital, lo senté en una silla de ruedas y lo empujé a través del pasillo, pidiendo disculpas constantemente a la gente por casi pasarles por encima. En el camino de regreso, ya con el yeso puesto, nos acercábamos al mismo punto estrecho y anuncié en voz alta: “¡Atención, ciudadanos! No tengo ni tendré nunca licencia de conducir. Así que disculpen de antemano y cuiden sus pies”. Todos se rieron.
  • Una vez, en la consulta de masaje pediátrico, una doctora masajeaba a un pequeño paciente al ritmo de una canción y charlaba con una colega. Ambas rondaban los 40 años. El tema de su crítica era un conocido común, un canalla que había cambiado a una esposa por otra. En un momento, una de las damas, sofocada por la indignación, exclamó: “¡Todo por alguien que ni siquiera vale la pena! Ella tampoco es joven, más o menos de tu edad”. El silencio que siguió solo fue interrumpido por la voz de la canción que sonaba desde el altavoz.
  • Recientemente, me encontré con un vecino, que lucía bastante triste. Estaba junto a su coche, que tenía rayado en un costado: “Estoy embarazada, Gaby”. El vecino dijo: “Mi esposa lo vio, armó un escándalo, pero yo no conozco a ninguna Gaby”. Ahí nos despedimos. Hoy, viendo cómo cargaban muebles en una furgoneta y mi vecino estaba cerca, le pregunté: “¿Eres tú quien se muda?” Me contó que otro vecino mostró un video de su cámara de vigilancia donde se veía a la esposa de ese vecino rayando la inscripción en el coche de su marido a primera hora de la mañana. Resulta que ella se había enamorado de otro, pero él no le daba motivos para divorciarse, y ella quería irse como la víctima, no como la culpable.

¿Qué historias emocionantes han sucedido en tu vida?

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