21 Lectores de Genial cuentan las travesuras más descaradas que hicieron de niños (algunos se salieron con la suya)

Historias
hace 3 años

Los niños exploran y descubren el mundo de maneras muy inesperadas, y a algunas de ellas solemos llamarlas travesuras. No siempre significan un dolor de cabeza intenso para los padres, pero en contadas ocasiones, pueden provocar un grito de susto de la madre, un completo desastre en el hogar o, peor, un interrogatorio despiadado para descubrir quién se comió los chocolates, que inevitablemente termina en castigo.

Genial.guru le preguntó a nuestra comunidad cuáles fueron las travesuras que hicieron sin vergüenza y sus historias no nos defraudaron. No te pierdas el bono del final.

  • Mis compañeros de secundaria y yo teníamos un examen, para el cual ninguno había estudiado, y nos caía mal la profesora. Entonces decidimos hacer una bomba de olor y ponerla en el curso durante el recreo para que cuando regresáramos, ya estuviera todo listo. Lo que pasó fue que al entrar, el olor era insoportable. Obviamente la profesora se enojó, buscó desodorante de ambiente y nos tomó el examen igual, no se imaginan la mezcla de olores, fue insoportable y no nos pudimos zafar. © Ely Picco / Facebook

  • En plena reunión de “tías”, tomé unos lentes de aumento de una de ellas, los puse en el piso, les pasé dos veces la llanta de mi triciclo y los trituré por completo. Tenía 4 años, quería probar su resistencia. No volví a ver más a la tía de las gafas por mi casa. © Carlos Javier Nuñez Anapan / Facebook

  • Me escapé de la guardería a los 3 años junto con un primo un año mayor que yo. Éramos candela y las de la guardería no nos caían bien. Llegamos hasta el restaurante donde trabajaban nuestra abuela y nuestras mamás y nunca permitimos que nos volvieran a llevar a esa guardería. © Eylin Izquierdo

  • Sentía que el novio de mi mamá me la estaba quitando, así que un día que él quería mariscos, luego de que terminó el almuerzo, tomé todas las conchitas y las metí en las ruedas de su camioneta. Cuando pasaron los días, debió llevarla al taller porque no sabía de dónde venía el olor, jajaja. © Laura Sepulveda / Facebook

  • Cuando una tía le regaló a mamá unas muestras de todos —TODOS— los perfumes Chanel que había en ese momento (1997, más o menos), me puse a jugar con ellos y me los acabé, así que los rellené con agua de la pileta. © Сусана Нарсисовна Мендоса / Facebook

  • Cuando tenía 5 años, miraba que mis primos pintaban sus zapatos para irse a la escuela con un producto boleador, así que un día con mi primo comenzamos a bolear TODO el calzado que nos encontramos: zapatillas, tenis blancos, zapatos para trabajar, chanclas, botas. Absolutamente TODO. © Luis Landaverde / Facebook

  • Un compañero me dijo que mis zapatillas eran feas, así que aproveché el recreo y busqué las suyas, las llené de barniz (según yo, para que se ensuciara los pies al ponérselas), pero se arrugaron... © Miriam Aguilar / Facebook

  • Un amigo quería hacer una broma, le sugerimos que parara un camión del transporte público y que en lugar de subirse, nos hiciera una indicación para que cruzáramos la calle. Cuando el transporte se aproximó, nos pusimos “en posición” y mientras él paraba el camión, nos escondimos, dejándolo ahí solo frente al operador. Finalmente la broma fue para él. © Manuel Alfonso Cortés Mercado / Facebook

  • Tenía como 7 años y mis papás acababan de pintar la casa de blanco. Yo traía un chocolate y se me derritió en las manos, por lo que iba a ir al baño a lavármelas, pero por ir corriendo, me tropecé y dejé mi mano marcada en la pared. Entré en pánico, entonces se me ocurrió la genial idea de alargarle los dedos a la mano que había quedado marcada. Cuando mi mamá vio la mano, nos llamó y midió las manos, pero me había pasado de tamaño y a todos nos quedaba grande. Al final no aguanté el interrogatorio y solté lo que había hecho, pero como soy la más chica de mis hermanos, todos, hasta mi mamá, se rieron mucho. © Miriam Lourdes Alvarado Garcia / Facebook

  • Una vez tiré en el piso de mi casa todo lo que resbalara: jabón, champú, todo lo que encontré... ¡Para patinar! © Claudia Lorena Mendoza Arredondo / Facebook

  • Estábamos todos en un salón jugando y de una patada tiré el pizarrón que estaba pegado a la pared: no quedó un alma en el salón. Corrí con la portera que estaba limpiando el salón de al lado y cuando llegó la directora con la alcahueta, no le creyó porque la portera le dijo que yo en todo momento había estado con ella. Obviamente, mis otros compañeros respaldaron los dichos de la portera. © Sofía Sosa / Facebook

  • Tocar la puerta de unas viejitas muy tarde por la noche y esconderme. Lo hice varios días seguidos y ya nos estaban vigilando. Así que el último día le pedí a un amigo que lo hiciera y él se ganó un balde de agua... Inolvidable. © Dora Suaza / Facebook

  • Cuando tenía unos 7 años, me había hecho amiga de mi vecino e iba a jugar a su casa todos los días. Una tarde, su mamá se fue a comprar y nos quedamos los dos solos y no se nos ocurrió mejor idea que vaciar las botellas de champú y detergente en la pileta. Cuando la mamá volvió, pegó unos gritos tremendos, y cuando preguntó por qué lo habíamos hecho, le dijimos que queríamos tener un jacuzzi© Lara Agustina / Facebook

  • Hice muchas travesuras, pero la que más recuerdo y hasta el día de hoy me río al recordarla es que le tiré barro a la casa de una vecina, literalmente a toda la fachada. Obviamente, me castigaron, ¡pero lo disfruté! Es más, ¡lo sigo haciendo! © Ceci Portocarrero / Facebook

  • En las tiendas me escondía entre los percheros de ropa, pero una vez me metí entre los abrigos caros y se disparó una de las alarmas. Estalló un ruido horrible, se formó un lío con seguridad y yo, callada, me acerqué a mi madre sin que me vieran salir de entre los abrigos. © May Navarro Ramírez / Facebook

Bono: Hay adultos que aún tienen alma de niño

  • Noté que alguien se comía mi almuerzo. Para saber quién era, compré unas galletas Oreo, les quité el relleno blanco y les puse pasta de dientes. Cuando ese alguien se comió mis galletas, se enojó y empezó a divulgar que había comido galletas con pasta dental. ¡Estaba iracundo! Pues delante de él me reí y le pregunté si le habían gustado mis galletas. Jamás volvió a desaparecer mi comida. © Rorra Marquez / Facebook

¿Qué es lo más loco que has visto hacer a un pequeño? ¿Cuál es la travesura más descarada que han hecho tus hijos?

Comentarios

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Yo tenia como 3 o 4 años cuando raye toda la pared de una pieza de mi casa mi tia y mi mamá estaban alli mi mamá me pregunto que quien lo habia echo le dije que la tia y despues me dijo
-Noooo la tia no lo hizo, di yo raye la pared
Y yo le respondi.
Mi mamá rayo la pared.
mi mamá y mi tia me siguen molestando con eso y yo les digo:
No menti mi mamá dijo que dijera que ella rayo la pared, jeje, despues no me dicen nada.

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