A los 9 años, un niño filipino comenzó a alimentar a perros y a gatos de la calle, y hoy, a los 13, ya tiene un refugio propio

Historias
hace 4 años

Muchas veces, los niños nos sorprenden con sus acciones tan desprovistas de egoísmo y llenas de amor. Ese es el caso de Ken Amante, quien desde pequeño comenzó a preocuparse por cuidar a los perros y gatos que veía en la calle. Su intenso interés por el bienestar de los animales abandonados llegó muy lejos, pues hoy, con 13 años de edad, ya tiene su propio refugio de mascotas.

Genial.guru aplaude todo acto de bondad que hace de este mundo un lugar mejor, y cree que la historia de Ken y su refugio merece ser contada y compartida con todos los que se preocupan por los animales, como tú.

Cómo empezó todo

Hace unos años, un pequeño niño filipino llamado Ken Amante salió de su casa con la mochila del colegio repleta y pesada. A su padre le llamó la atención, por lo que decidió seguirlo hasta la escuela para ver qué planeaba.

Lo que descubrió lo sorprendió por completo. Ken compraba víveres con dinero ahorrado y alimentaba a un grupo de perros callejeros antes de entrar a la escuela. Por ese entonces, al niño de tan solo 9 años no parecía importarle que los animales estuvieran en mal estado. Los mimaba y cuidaba con cariño y generosidad.

Brownie, Whitey y Blackie

El grupo de perros estaba compuesto por tres cachorros a los que Ken bautizó como Brownie, Whitey y Blackie. Estos tenían signos de abandono: estaban sucios, con el vientre hinchado por el hambre y el pelaje cubierto de sarna.

Cuando el niño les ofrecía la comida, los perritos se acercaban entusiasmados, sin ningún miedo. El padre de Ken se conmovió tanto por la dulce escena que enseguida tomó fotografías y las publicó en las redes. Pronto, la acción solidaria de Ken se volvió viral, y comenzaron a llegarle donaciones de todas partes del mundo.

Según sus padres, Ken siempre demostró amor por los animales. Incluso antes de comenzar a hablar, el niño ya dormía con los gatos de la familia, los cuales, gracias a sus cuidados, siguen conviviendo con ellos a pesar de los años.

De un acto de bondad a un refugio de animales

El amor de Ken hacia los animales era tan profundo que, a pesar de su corta edad, soñaba con abrir un refugio de animales abandonados libre de “muertes”. Desde que sus fotos se popularizaron en las redes, recibió tal cantidad de donaciones que pudo cumplir su sueño. En marzo de 2014 se inauguró The Happy Animals Club, la primera protectora de animales filipina con un objetivo solidario.

Ken explicó que la idea se le ocurrió al pensar que en el lugar donde vive hay protectoras que les hacen daño a los perros en lugar de cuidarlos. Su objetivo era bien claro: salvar a la mayor cantidad de animales posible.

El refugio por dentro

El refugio está instalado en una parcela de tierra que los padres de Ken alquilaron y cercaron con vallas para que los animales se mantengan seguros. Los primeros huéspedes fueron los tres cachorros callejeros que el niño alimentaba de camino a la escuela.

En ese lugar, el niño cuidó a los perros hasta que recuperaron la salud. Ganaron peso, las heridas en su piel sanaron, y hoy son tres hermosos canes, agradecidos con su amiguito humano.

Con la ayuda de un equipo veterinario, alimentos importados y medicamentos que Ken consigue gracias a las donaciones, el refugio ya logró salvar a más de 100 gatos, perros y otros animales abandonados que necesitaban atención y amor.

El éxito solidario continúa

El simple acto de generosidad del pequeño Ken hacia los animales derivó en un gran proyecto, y, actualmente, personas de todas partes del planeta lo apoyan y lo ayudan a seguir adelante.

El éxito de la protectora aumenta cada día. Allí no solo se cuida con amor a los animales callejeros, sino que también se llevan a cabo campañas de castración masiva, para que la comunidad pueda llevar a sus mascotas a esterilizar, informarse sobre las actividades de la protectora y adoptar a los perros, gatos y cachorros que necesitan un hogar.

Ahora, Ken Amante tiene 13 años, y él mismo se ocupa de alimentar a los animales de su refugio, darles el biberón a los cachorros que todavía necesitan de leche, limpiarlos y acariciarlos, siempre con una sonrisa en su rostro. Como recompensa, recibe el cariño incondicional de los animales a los que les salva la vida y la admiración de personas del mundo entero.

¿Alguna vez ayudaste a un animal callejero? ¿Qué recompensa recibiste de ese acto de bondad? Comparte tu historia de amor animal con nosotros en la sección de comentarios. ¡Nos encantará leerla!

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