Acepté tener un hijo por mi familia, pero no me pueden obligar a quererlo

Historias
hace 11 meses

La maternidad es considerada como un vínculo inmediato entre una madre y su bebé. Sin embargo, la realidad es que no todas las mamás experimentan instantáneamente amor incondicional por sus hijos. Algunas pueden enfrentarse a sentimientos complejos y confusos. Hoy descubriremos la historia de una madre que nunca quiso tener un bebé, y ahora que lo tiene, afirma que no lo ama ni lo hará.

Entendemos que puede ser una situación muy difícil para una madre tener sentimientos encontrados hacia su bebé. Por eso, aquí te dejamos algunos consejos que podrían ayudarte a lidiar con esta situación:

  • Busca apoyo. Hablar con alguien en quien confíes, como un amigo cercano, un miembro de la familia o un consejero, puede ser de gran ayuda. Alguien con quien no sientas miedo de expresar tus sentimientos y preocupaciones. La maternidad puede ser abrumadora, y es normal tener sentimientos contradictorios. Obtener apoyo emocional puede ayudarte a entender y gestionar tus emociones.
  • Busca ayuda profesional. Considera la posibilidad de buscar la ayuda de un terapeuta o consejero especializado en la salud mental perinatal. Puede que todos esos sentimientos negativos se deban a una depresión postparto no diagnosticada. Ellos podrán ayudarte a explorar tus sentimientos en un entorno seguro y ofrecerte estrategias y herramientas para manejar todas esas emociones que ahora mismo estás sintiendo.
  • No te castigues. Es importante que te des permiso para sentir lo que sientes sin juzgarte a ti misma. La maternidad no es fácil y no todas las madres experimentan inmediatamente un amor incondicional hacia sus bebés, y no por ello debemos castigarlas. Practica la autocompasión, acepta y respeta tus sentimientos sin culpabilizarte ni juzgarte por ellos.
  • Dedícate tiempo. No pases los días ahogada en tu tristeza y sumergida en esa realidad que tanto te disgusta. En su lugar, encuentra momentos para ti, como leer un libro, hacer deporte, todas esas cosas que hacías antes de ser mamá, que te hacía sentir bien y satisfecha. Haber tenido un hijo no tiene necesariamente que significar renunciar a todo eso. Mimarte y darte esos pequeños gustos te ayudará a tener más energía, tener momentos de distracción positiva y ayudarte a mantener un equilibrio emocional.
  • No te alejes del todo de tu bebé. Aunque ahora mismo sientas que no tienes un vínculo con él, es tu hijo, y a gusto o no, tú has decidido traerlo al mundo. Imagínalo como una obra de arte de la que has formado parte activa en su creación. No se trata de obligarte a quererlo, pero sí a darte una oportunidad de conocerlo y entenderlo como una persona, con necesidades y sentimientos que también merece respeto. Puedes simplemente observarlo, ver cómo se mueve, oír los sonidos que produce, y en la medida que tu curiosidad te dicte, puedes intentar hablarle o tocarlo.
  • Tomes la decisión que tomes, no olvides tener en cuenta las consecuencias. Tu vida es tuya, y vivirla en función a los deseos de los demás fue lo que llegó a ponerte en esta complicada situación. En algún momento tendrás que volver a tomar las riendas de tu vida, volver a elegir, esta vez hazlo desde tu corazón y sin pensar en lo que los demás esperan o quieren de ti. Siempre será mejor que tomes distancia a que te quedes de mala gana y llena de resentimientos.

Por último, recuerda que los sentimientos de amor y conexión con tu bebé pueden desarrollarse con el tiempo. Muchas madres sienten amor por sus hijos desde el momento que están en sus vientres. Otras, al momento de verlos por primera vez. Pero algunas necesitan construir antes una relación de afecto con ellos, de la misma manera que lo hacemos en el mundo adulto, donde nadie se hace amigo o pareja de nadie sin antes conocerlo.

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