Lectores de Genial.guru contaron sobre la víspera de Año Nuevo en la que todo les salió mal

Historias
hace 2 años

En la víspera de Año Nuevo, todos esperamos no un milagro, pero al menos algo bueno. Encuentros con las personas más cercanas, sonrisas y felicitaciones: esto es lo que parece evidente cuando pensamos en este tipo de celebraciones. Pero las cosas no siempre salen como las planeamos.

Lectores de Genial.guru compartieron sus historias sobre cómo todo les salió mal en la víspera de Año Nuevo. He aquí sus relatos.

  • Celebré el último Año Nuevo en avión. Tal vez me tocó una aerolínea así, pero en lugar de felicitaciones del capitán, bocadillos y pasajeros alegres, hubo asistentes de vuelo poco amables, bastante cansados, una cena rápida tardía y fría, después de la cual inmediatamente se apagaron las luces. La verdad es que tuve vuelos nocturnos normales más divertidos y animados que en aquella víspera de Año Nuevo. Lo único que le dio vida a ese reino de tristeza y melancolía fueron los brillantes fuegos artificiales que se veían durante el vuelo sobre las ciudades. © Schnatterinchen / Genial.guru
  • A la medianoche celebré el Año Nuevo con mis padres y luego salí a ver a mis amigos. En aquel momento vivíamos en un edificio de 9 pisos, donde había un pequeño pasillo de acceso por cada dos departamentos. Siempre dejábamos todo nuestro calzado allí. Y aproximadamente una hora después de que me fui, mi madre me llamó y me preguntó qué me había puesto. La pregunta me sorprendió. Ella dijo algo como “Felicidades, tus botas son lo único que queda de nuestro calzado, el resto se lo robaron”. Han pasado tantos años, y aún sigo recordando esas botas de color verde oscuro que usaba entonces. © Daria De Klerk / Facebook
  • El peor Año Nuevo que he tenido fue el año en el que terminaba la universidad, cuando mi madre y yo fuimos invitadas a lo de una de sus amigas, una dama solitaria y muy talentosa en la cocina. Se suponía que de los jóvenes también iría un muchacho de una familia respetable, pero no asistió. Tuve una semana de exámenes, estaba cansada, no dormí lo suficiente durante mucho tiempo. Como resultado, rápidamente me harté de la comida y comencé a quedarme dormida, ya no estaba interesada ni en la fiesta ni en los fuegos artificiales. Pero solo había una cama en esa casa, y ya estaba ocupada por otra huésped. De alguna manera me acosté sobre 4 sillas juntadas sin poder moverme, temiendo caer. Y así estuve hasta que el transporte comenzó a circular. Mi madre y yo regresamos a nuestro hogar en un tranvía y juré no volver a quedarme nunca más en casas ajenas toda la fiesta de Año Nuevo. © Rukonozhka Ay Ay / Genial.guru
  • Fue hace unos años. Nos fuimos a celebrar el Año Nuevo a otra ciudad, queríamos cambiar de aires. Alquilamos un departamento. Para no perder el tiempo en una cocina microscópica, pedimos comida. Estábamos ansiosos por la llegada de los bocadillos, yo estaba haciendo una especie de ensalada. Llegaron las 9 horas y pasó el tiempo de entrega indicado. Nos preocupamos. Entonces mi marido descubrió que se le había apagado el teléfono. El repartidor no pudo comunicarse y siguió repartiendo comida, llevándose consigo nuestro pedido también. Intentamos acordar para que las cosas nos llegaran incluso más tarde, a pesar de que estuvieran frías. No funcionó. Aparentemente, la situación con las entregas estaba difícil. Al final terminamos celebrando con una ensalada, mandarinas y bombones de chocolate. © Hangover Unicorn / Genial.guru
  • Una vez celebré el Año Nuevo comiendo pan con agua, debido a que justo antes de la fiesta tuve una terrible exacerbación de colecistitis. Fue muy triste. Toda la familia comía platillos exquisitos, y yo estaba acostada en el sofá mirando. © Anastasia Zinovieva / Facebook
  • En 1994 decidimos celebrar el Año Nuevo con amigos. Los padres de un amigo se iban de visitas y decidimos que pasaríamos la noche en su casa. Juntamos dinero entre todos. Las chicas aceptaron cocinar, y yo, después del trabajo (en aquel entonces estudiaba y tenía un empleo a tiempo parcial) simplemente tenía que ir. Nadie se ofendió ni se indignó, di mi parte del dinero, como todos los demás. Después del trabajo me vestí, tomé los regalos y me dirigí a la fiesta. Durante mucho tiempo nadie me abrió, y cuando abrieron, resultó que los padres de este chico no se habían ido a ningún lado y él estaba celebrando la fiesta con ellos en casa. Tuve que dar la vuelta e irme con mis regalos. Como resultado, pasé el Año Nuevo con mis padres. Dónde quedó el dinero que juntamos para la fiesta sigue siendo un misterio. Al igual que esos “amigos” que desaparecieron de repente sin avisarme que la fiesta había sido cancelada. © Svetlana Nagornaya / Facebook
  • Celebré el nuevo año 2016 en el hospital de maternidad, ya que di a luz el 28 de diciembre. Pero lo peor fue que en la víspera de Año Nuevo me quitaron a mi bebé y la colocaron bajo lámparas ultravioleta, porque empezó a tener ictericia neonatal. Me pasé llorando toda la víspera de Año Nuevo. © Tatiana Regida / Facebook
  • Celebramos las fiestas entre tres familias, hemos sido amigos toda la vida. Fue durante una crisis, no me pagaron ni un centavo de sueldo. Pero uno de los clientes resultó ser decente y trajo el pago completo en forma de caviar rojo, en total 15 cajas. Mi hija aún era pequeña, necesitaba un regalo debajo del árbol de Navidad. Y todos tenían hijos. El resto de las familias eran incluso menos afortunadas en términos económicos. Así que decidimos vender el caviar. Por supuesto, vendimos una parte y dejamos algo para nosotros. Cada familia llevó lo que pudo a la mesa de Año Nuevo. Conservas, enlatados, la papa que la abuela había enviado del pueblo. Había un pedazo de pan blanco y uno de pan negro. Y ese maldito caviar rojo en cantidades exageradas. Seguimos recordándolo incluso ahora. Mi amiga sigue sin poder comerlo. © Natalia Bogatova / Facebook
  • Era 1966. Se produjo un brote de disentería en el jardín de infancia. Les realizaban análisis a todos. Sucedió que me confundieron con otra chica (mi apellido es De la Cruz y el de ella era solo Cruz), así que me encerraron por 14 días en un hospital de enfermedades infecciosas el 20 de diciembre. Y mi cumpleaños es el 22. Fue así como pasé mi sexto cumpleaños y el Año Nuevo en un hospital de enfermedades infecciosas, donde las visitas y la comida rica estaban prohibidas (disentería). Mamá y papá encontraron un pequeño árbol de Navidad con juguetes en alguna parte y me lo entregaron. Me la pasé llorando todos esos 14 días. Y después del Año Nuevo, resultó que se dieron cuenta del error. Han pasado tantos años, pero sigue siendo una pena para mí. Considerando que mamá y papá pasaron ese Año Nuevo debajo de la ventana de mi habitación del hospital. Mamá bailaba y me hacía muecas, y papá me mostraba trucos de magia. Hacía mucho frío, pero no se fueron hasta que me fui a dormir. © Svetlana Kurilova Grischko / Facebook
  • En aquel momento a menudo se cortaba la luz en nuestra ciudad. Sin embargo, mi hermana y yo nos estábamos preparando para la fiesta: nos maquillamos a la luz de las velas, nos vestimos y pusimos la mesa. Aproximadamente a las 10 de la noche, me llamó una conocida, me felicitó por el Año Nuevo y de una manera amable me dijo que el hombre al que amaba en ese momento se iría con ella. Y que su relación era seria. La escena era como de comedia, pero no había nada gracioso. El resto de la noche lloré, arruinando mi maquillaje festivo. Y a las 23:45 volvió la luz, para que pudiera admirar mi hinchado y muy infeliz rostro. © Olga Kostinskaya / Facebook
  • Una amiga me invitó a su casa, iba a recibir a un grupo de 20 personas. Ella quería presentarme a un chico. El 30 de diciembre fuimos al mercado a comprar productos y se me mojaron los pies. El 31 de diciembre ya tenía una temperatura de 39 °C, mi cabeza daba vueltas, sentía debilidad y náuseas. Por más que quería ir a la fiesta terminé quedándome en casa. Y al chico que mi amiga quería presentarme le presentaron a otra chica y luego se casaron. © Nadia Koroleva / Facebook
  • Cuando éramos jóvenes, decidimos celebrar el Año Nuevo con amigos. Preparamos mucha comida y, por supuesto, la pasamos muy bien. Pero luego tuvimos que volver a casa con mal tiempo. Mi marido se dormía, mi hija lloriqueaba, el transporte no llegaba. Por la mañana, al despertar, todos empezaron a pedir comida. Pero no había nada. Todo el dinero se invirtió en la mesa festiva de los amigos. Aún puedo recordar el montón de comida que quedó allí. No por codicia, sino por el hecho de que había quedado mucho para el día siguiente. Obvio que esto no volvió a suceder. De ahí en adelante, si celebrábamos el Año Nuevo con amigos, también dejábamos algo de comida para el día siguiente. © Natalia Turina / Facebook
  • Celebré el nuevo año 1990 en cuidados intensivos. Se olvidaron de darme la cena, luego se disculparon y trajeron puré de papas con tomates salados, que me habían prohibido comer. © Nadya Poltavetc / Facebook
  • Siempre tengo grandes expectativas para el Año Nuevo y, a menudo, la fiesta pasa de forma regular. Hace 3 años salía con un chico. Él fue a celebrar con sus padres y yo fui a las montañas con unos amigos. La situación en sí era desagradable, pero nada grave. Y entonces me llamó, me felicitó y, unos minutos después, cierta señora volvió a llamar, se presentó como su novia y me preguntó quién era yo. Estaba celebrando la fiesta con ella, no con sus padres. Curiosamente, después de hablar con ella, apagué el teléfono y me fui a la cama en silencio mientras mis amigos estaban celebrando. A pesar de que mis sentimientos por ese mentiroso eran fuertes, en ese momento se cortó todo lo relacionado con él. © Buterbrodik / Genial.guru

Cuéntanos sobre esa fiesta de Año Nuevo que ni siquiera quieres recordar. Y te deseamos que nada semejante vuelva a suceder en tu vida.

Comentarios

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Yo me pasé un 31 de diciembre en el hospital por una grave intoxicación de comida en mal estado

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Recuerdo una nochevieja en la que no comimos el plato principal porque se quemó, y tuvimos que comer lo que había por la casa XD

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