Mi abuela murió y no llegué a contarle la mejor noticia de mi vida

Historias
hace 1 año

Despedirse de un ser querido es un momento de mucho dolor y tristeza. Con el tiempo, quedan los recuerdos lindos y podemos sonreír al pensar en esa persona que se nos fue. Pero lo que nunca podremos olvidar son las cosas que no se dijeron o se hicieron, o las que imaginábamos hacer en el futuro, pero que nunca llegamos a concretar.

¡Abu! ¡Cuánto te extraño! Cuánta falta me haces. Estoy feliz de haberte aprovechado tanto, de que hayamos formado una relación hermosa. Sin embargo, es imposible no llorar cada vez que pienso que, por muy poquito tiempo, no llegué a darte una alegría que anhelabas: que serías bisabuela. Solo me queda imaginarme tus palabras, tu emoción, cómo serían ahora esos veranos compartiendo el jardín conmigo y con tu bisnieto.

Sé que, donde sea que estés, estás orgullosa y nos cuidas. Hoy pensé qué cosas le voy a contar a mi hijo sobre ti, la gran bisabuela que no llegó a conocer. Le diré que fuiste un ejemplo de ser humano que me formó como persona. Que eras una adelantada a tu época (¡te casaste recién a los 30 años! No me quiero ni imaginar qué pensaban tus padres al respecto en ese momento).

Tuviste hijos y me contaste que no fue para nada fácil, ya que el trabajo que implica la crianza y mantener un hogar pasaba completamente inadvertido y todo recaía en ti. Además de que trabajabas como escribana. Recuerdo que sentía enojo cuando me contabas esas cosas, pero creo que si hoy vieras cómo han cambiado las cosas, sentirías una sensación de justicia. Los roles y las tareas se reparten de manera equitativa: aquí ambos trabajamos, ambos cocinamos, limpiamos y criamos.

Le voy a contar a mi hijo sobre tus viajes y le voy a mostrar tus álbumes. Son cuadernos enormes tapizados, con tus fotos en Europa pegadas, junto a anotaciones. ¡Te fuiste desde Latinoamérica hasta Europa en barco con todas tus amigas! Allí compraron un auto y viajaron por el viejo continente. ¿Mujeres viajando solas, de manera independiente, recorriendo el mundo? Las fotos en blanco y negro son la prueba.

Intentaré pasarle a mi hijo el gusto por la música clásica. Ya de grande, pude invitarte a un concierto en un teatro importante, que ambas disfrutamos (¡qué costosas fueron esas entradas, pero valieron cada centavo!). Antes de irte, me regalaste una colección de discos para que siguiera expandiendo mi cultura. Hoy, en los días en los que te extraño mucho, escucho a Chaikovski.

Fuiste la primera persona importante en mi vida que despedí. Eras tan moderna, y tenías una capacidad de aprendizaje tan grande que con casi 100 años, tenías tu celular y chateabas por WhatsApp. Aún tengo nuestro chat guardado y, si quiero escuchar tu voz, puedo hacerlo, aunque me provoca una mezcla extraña de tristeza y alegría.

La mañana en que mi mamá me avisó que te habías ido, en lo único que podía pensar era en que ya no te podría llamar, que no podría hablar más contigo. Abrí WhatsApp, escuché tu último audio y decía “Hasta mañana, que sueñes con los angelitos. Te amo”. Y yo a ti, Abu, te veo todos los días en los ojos de mi hijo, que son exactamente del mismo color azul cielo que los tuyos.

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