Piensa con claridad. Al estar enojados, nuestro primer impulso es insistir en que tenemos razón y tratar ganar la discusión a toda costa. Si ambas partes se aferran fuertemente a sus opiniones, el conflicto no solo será difícil de resolver, sino imposible. Es mejor calmarse, escuchar y hacer lo posible por llegar a un acuerdo.

Ofrece un plan de pago. Si le pides a tu hermana que devuelva una cantidad de dinero tan alta de una vez, tal vez sea abrumador para ella y su familia. En cambio, puedes ofrecer un plan de pagos en diferentes cantidades pequeñas, y es más probable que ella acceda con facilidad.

Piensa en otras alternativas. Si no estás viendo ningún avance en cuanto a la devolución del dinero, tal vez puedas optar por otras formas de pago, como trabajos o tareas para que tu sobrina haga en el hogar. Si ambas se sientan y hacen una lluvia de ideas sobre qué cosas pueda ella hacer, habrá más posibilidades de cancelar la deuda y se evitarán conflictos grandes.

Pregúntate que es más importante para ti. Tal vez estés pasando por una situación injusta y quieras que las cosas se resuelvan a tu favor. Sin embargo, emprender acciones legales contra tu familia, aunque sea lo más justo, también puede conllevar perder tus relaciones con ellos. ¿De verdad quieres tomar ese riesgo? ¿Valdrá la pena si recuperas todo ese dinero? Sea que tomes un camino u otro, debes estar completamente segura de tu decisión y atenerte a las posibles consecuencias.

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