11 Cosas que Hollywood nos ha hecho creer sobre el embarazo y el parto que no tienen nada que ver con la realidad

Mujer
hace 1 año

El cine suele pintarnos de rosa ciertas situaciones de la vida cotidiana, que de tanto verlas, van modificando la percepción que tenemos de ellas. Luego, cuando nos pasan en la realidad, resulta que no tienen absolutamente nada que ver con eso que miramos en la pantalla. Un ejemplo bien claro es la forma en que la industria del cine y la televisión representa el embarazo y el parto. De hecho, lo hacen ver como la cosa más sencilla, o tan aterradora que la sola idea nos eriza la piel.

En tu opinión, ¿qué otras situaciones se ven simples en la pantalla, pero en la realidad son muy diferentes?

1. El baby shower está lleno de mujeres que no quieren estar ahí

Según dicta la etiqueta, el baby shower, o fiesta de bienvenida al bebé, debe ser organizada por las amigas o familiares de la futura mamá. Los invitados suelen ser mujeres que ya fueron madres (o no) y cada una debe llevar un presente relacionado con el cuidado del niño. En conjunto, debería ser un evento alegre que todo el mundo disfruta. Sin embargo, en la pantalla, una parte de las invitadas asisten obligadas, sin ninguna intención de pasarla bien, pues para ellas es una cursilería de la que quieren huir de inmediato.

2. La protagonista se queda embarazada al primer accidente

Alrededor de un 30 % de las mujeres se embaraza al primer intento, pero en las películas o series que vemos, esta cifra aumenta a un 100 %. La protagonista se embaraza por accidente y en la primera vez, cuando en la vida real, que el test de positivo suele tomar hasta un año.

3. El embarazo es sinónimo de tener antojos extraños, y a cualquier hora

Se decía que los antojos durante el embarazo responden a una necesidad nutricional de la mujer. No obstante, parece que surgen por una cuestión psicológica que puede controlarse. Y por supuesto, Hollywood utiliza esta situación y la vuelve una comedia. Por eso, estamos acostumbrados a ver en la pantalla a las embarazadas mandando a sus parejas por pepinillos y helado a la 1 de la madrugada, o deseando alimentos que normalmente no consumían, como carne cuando su dieta es vegetariana.

4. El embarazo despierta un hambre voraz y está bien “comer por dos”

Otro gran mito que toma el cine para recrear el embarazo es la idea de que se debe “comer por dos” con una voracidad digna de un famélico. Si bien en esta etapa se necesita una cantidad extra de calorías, estas no se duplican.

5. La fuente se rompe como una catarata sobre los zapatos de alguien detestable o en el momento menos indicado

En el cine, el parto comienza cuando la futura mujer rompe la fuente, derramando estrepitosamente litros de líquido, en general, sobre los pies de alguien a quien detesta o en el momento menos indicado. En la vida real, alrededor de un 15 % de las mujeres embarazadas inician así su trabajo de parto. Y si sucede, no es tan dramático como lo vemos en la tele y suele ocurrir ya en el hospital, cuando el parto está en todo su apogeo.

6. La sala de espera o la habitación del hospital llena de gente

En los hospitales de las películas parece que no hay reglas sobre cuántas personas pueden entrar a ver al bebé recién nacido, o quiénes deben estar presentes durante el nacimiento. Simplemente, las salas se llenan sin control. Aunque en la actualidad el número de personas, además del equipo médico, ha aumentado, se recomienda que esté presente el padre del niño y si la parturienta lo desea, su madre o una amiga. Y luego de que el bebé nace, es preferible que los visitantes sean limitados.

7. Ante la primera contracción hay que correr al hospital

Es muy común ver que una embarazada de ficción siente una contracción e inmediatamente indica: “Ya es la hora”. Entonces el padre comienza una desesperada carrera hacia el hospital porque el parto es inminente. Pero el comienzo de las contracciones no siempre es indicador de que el bebé vaya a nacer, al menos, no tan de repente. El trabajo de parto puede durar horas, desde las primeras contracciones hasta el nacimiento.

8. Durante el parto hay que gritar como endemoniada

Es verdad que el parto es doloroso, pero Hollywood lo representa de tal modo que la futura madre más bien parece endemoniada. No obstante, gritar en este momento puede no ser la mejor opción, pues se derrochan cantidades de energía que se necesitan para expulsar al bebé. En realidad, durante el parto, las mujeres suelen hacer diferentes tipos de sonidos, como gemidos y gruñidos profundos, que son mucho más útiles y beneficiosos que los gritos.

9. No importa lo que pase, la mamá parece salida del salón de belleza

Dar a luz perfectamente maquillada y peinada es una verdadera utopía del cine. El parto consume muchísima energía y es lógico que la apariencia de la mamá no sea la ideal, ni antes, ni durante ni después del nacimiento de bebé. Pero claro, esto no suele mostrarse en las pantallas, donde la protagonista se convierte en madre sin que se le corra el rímel.

10. Los bebés nacen limpios y ¡enormes!

Y cuando por fin nace el bebé, en la pantalla se ve rosado, rechoncho y reluciente de limpio. Es así, porque por lo general, estos niños ya tienen varios días de nacidos. Sin embargo, en la realidad, los bebés nacen con líquido amniótico y sangre, que el equipo médico suele quitar, dejando solo la capa de vérnix (sustancia protectora de la piel en recién nacidos) que se acumula en la espalda, pliegues y cabeza que va desapareciendo después de los primeros baños.

11. La recuperación después del parto es inmediata y la barriga desaparece, como si no hubiera pasado nada

En la vida real, la barriga no desaparece como por milagro, y la recuperación tras el parto suele tomar un tiempo, pues el cuerpo femenino ha realizado un gran gasto de energía para expulsar al bebé. Es esperable que la silueta no sea la misma y que esta vuelva a la normalidad pasando varios meses (¡o nunca!). No es así como lo vemos en el cine o la TV, donde las protagonistas se recuperan tan rápido que vuelven a trabajar vistiendo a la moda como si nada les hubiera pasado.

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