15 Errores de los treintañeros que pueden hacer la vida más difícil después de los 40

Psicología
hace 5 años

Cuando tenemos 20 años, creemos sinceramente que al llegar a los 30 nos convertiremos en “adultos de verdad”. Cumplimos 30 y ya estamos dispuestos a coincidir en sus razonamientos con el escritor francés André Maurois, quien describió el período entre los 30 y 40 años como la adolescencia más difícil. Somos jóvenes, estamos llenos de vitalidad y ​​energía, dispuestos a cambiar el mundo. Pero también, propensos a cometer un montón de errores.

En Genial.guru decidimos recordar nuestra experiencia (y también la de los demás, aunque con la de otros es más difícil aprender) para recopilar 15 errores que es mejor no cometer a los 30 años con el fin de evitar más adelante hacerse la pregunta “¿Por qué hice eso?”. ¡Y no digas que no te lo advertimos!

1. Cambiar de forma brusca algo en la vida. Y mejor aún, todo y por completo

Existe una categoría de personas que, todavía en su juventud, establecieron un plan de acciones bajo la premisa de “antes de los 30”. Casarse, tener un hijo, una carrera profesional, comprar una vivienda... Y si algo no va según lo previsto, hay que enmendarlo de inmediato. Por ejemplo, arrastrar a una oficina de Registro Civil a un hombre al que apenas acabas de conocer y, al pasar un par de años, darse cuenta de que no es el protagonista de tu novela. Y ya tienen hijos, por cierto.

  • Todos estos planes habitan solo en tu cabeza. No le debes nada a nadie. No existe ningún tic tac en el reloj, ni tampoco aquello de “todo el mundo ya lo tiene”. Kim Kardashian confesó con honestidad que fue el pensamiento de “¡Ya tengo 30 años! Es mejor que me case” la razón de su matrimonio con el jugador de baloncesto Kris Humphries. Al pasar 72 días, la pareja se separó.

2. Pasar los fines de semana en el sofá con comida chatarra y viendo series de televisión

No hay nada malo en tirarte en un sofá sin hacer nada en tu tiempo libre. No importa si te dedicas a un trabajo físico duro o pasas 40 horas a la semana sentado en la oficina. Pero si de esta manera pasas todos tus momentos de ocio y los fines de semana, es una razón para reflexionar sobre tu salud y estado moral.

  • La especialista en gestión del ocio y autora del libro ¿Qué hace la gente exitosa con su tiempo libre?, Laura Vanderkam, aconseja planificar el fin de semana desde el lunes, llevar a cabo algunas tareas domésticas días antes y encontrar tiempo para practicar deporte y reunirte con amigos en tus días libres.

3. Tras un impulso emocional, hacerte un ridículo tatuaje

Los tatuajes son obras de arte. ¿Estás realmente seguro de que quieres hacerte uno con un meme estúpido de Internet o con el nombre de tu pareja en la zona más visible de tu cuerpo? ¿Y qué pasa si se separan? Por supuesto, se puede añadir “tonto” al nombre de “Juan”, pero tampoco es que sea una buena idea.

  • Una vez se puso de moda hacerse tatuajes de mariposas en la zona lumbar. Luego, esto acabó considerándose vulgar. Más adelante, fueron tendencia los grandes tatuajes en las caderas. ¿Quién sabe qué pasará mañana? Si decides dar este paso, reflexiona para que sea equilibrado y meditado. Un dibujo en el cuerpo debe complementar tu personalidad y no parecer un error de juventud.

4. Comenzar a “arreglarte” el rostro y el cuerpo por temor a la inminente vejez

Al observar una pequeña arruga en la frente, entras en pánico y sollozas en el hombro de una esteticista. Lifting, peeling, rejuvenecimiento con láser, inyecciones de ácido hialurónico y de toxina botulínica. Es más: estás dispuesta a correr a visitar incluso a un cirujano plástico porque tu pecho ya no es igual que cuando tenías 20 años.

  • Tu cuerpo se puede y se debe cuidar: nutrirse, hidratarse, aplicarse un protector solar. Pero el fanatismo con este asunto puede, con el paso de los años, convertirte en una muñeca con un rostro carente de emociones, así como dañar tu salud. ¿Realmente lo necesitas?

5. O, por el contrario, desempeñar con obstinación el papel de un adolescente

No siempre te venden alcohol sin pedirte tu documento de identidad, te encantan los dibujos animados, los libros de fantasía y juegos de computadora, llevas una camiseta con Deadpool, pero te asustan palabras como “responsabilidad” y “familia”, te queman como si fuera fuego. Enhorabuena, eres un típico kidult (kid: “bebé”; y adult: “adulto”), una persona que se niega a crecer.

  • Existe una película muy didáctica, Laggies, con Keira Knightley. La protagonista se divierte en compañía de adolescentes, huyendo, literalmente, de sus problemas. Y solo al asumir la responsabilidad de sus decisiones, se encuentra consigo misma y su felicidad.

6. Dejar de estudiar (la escuela y la universidad forman parte del pasado)

En la juventud, a menudo, te imaginas lo siguiente: en cuanto obtengas el codiciado título, se acabó, no habrá más estudios. Podrás relajarte y disfrutar del merecido descanso. Por cierto, muchos lo hacen, cumpliendo las mismas responsabilidades laborales durante décadas y sin adaptarse a los nuevos tiempos. Y en algún momento, acaban fuera del mercado.

  • Vivimos en la época de la explosión informativa. Cada día pasa algo nuevo en el mundo. Si el agua en el estanque deja de moverse, comienza a florecer y se cubre de lodo. Lo mismo le sucede al cerebro humano si no se mantiene en buena forma y no expande sus horizontes. Es igual de beneficioso enseñarle algo a alguien: de esta manera recordarás y entenderás cada día mejor la materia.

7. Cambiar completamente tu vestuario, retirando de este las prendas que supuestamente no son acordes a tu edad

“30 años no es una edad para experimentar”, decides tú y les regalas a tus hermanas menores las atrevidas minifaldas, una chaqueta de cuero y un tónico para el cabello de color turquesa. En su lugar, cambias todo tu vestuario básico por 13 prendas, de las cuales, 10 son blancas y negras. Ya solo te pones eso.

  • Tal vez alguien te haya dicho que no eres lo suficientemente hermosa, esbelta y joven para tales atuendos y tú te lo tomaste todo al pie de la letra. Pero ahora es el mejor momento para tomar decisiones audaces y llevar prendas llamativas. Pero, por favor, no te pongas todo eso a la vez.

8. Ir al trabajo que odias con todo tu corazón

Sí, aunque no seas un Lannister, también pagas siempre tus deudas. Sin embargo, esta no es una excusa para llevar años yendo a un trabajo odioso y algún día, no precisamente el más hermoso, despertarte con la idea de que cada semana pasas 40 horas de tu vida en el infierno.

  • Ya profundizamos antes en que el trabajo ideal no existe, pero si con tan solo pensar en el lunes aparece un tic nervioso, debes redireccionar la situación con urgencia. Y es mejor hacerlo ahora, cuando eres joven, lleno de energía, es el momento porque estás dispuesto a afrontar los cambios.

9. Gastar todo el dinero en cosas en vez de experiencias

Los centros comerciales insaciables, a diario, te esperan con ansiedad a ti y a tu cartera. Compramos cosas para sentirnos mejor. Por un tiempo, notamos que nos hacen bien, pero rápidamente nos acostumbramos a ellas.

  • Thomas Gilovich, profesor de psicología en la Universidad de Cornell, señala que la costumbre es el peor enemigo de la felicidad. En vez de comprar un nuevo iPhone, él propone que obtengas tu ración de alegría gastando dinero en nuevas experiencias: visitar un evento interesante o arriesgarte a saltar con un paracaídas.

10. Pasar horas, e incluso días, navegando por las redes sociales

Publicar 5 historias con las orejitas de conejos. Revisar las publicaciones de todos tus 456 amigos, la mayoría de los cuales ni siquiera conoces. Echar un vistazo a un par de episodios de un nuevo reality show. Dar “Me gusta” a las publicaciones en Facebook e Instagram. Además, a todas, indiscriminadamente. Y afuera, ya se hizo de noche.

  • ¿Aquello que haces te trae beneficios, te lleva a una vida mejor, te hace más feliz? Si la respuesta es no, entonces esta es una buena oportunidad para ponerte a dieta de información. Las redes sociales te arrebatan tus fuerzas mentales. Utilízalas para obtener beneficio: has dado a Me gusta a algo de tus amigos, invítalos a la bolera. O a jugar un partido de fútbol.

11. Perseguir el prestigio y derrochar para presumir tu estatus social

Te parece que la sociedad requiere que des muestras de tu estatus de persona prestigiosa. Y haces todo lo posible por ello. El último modelo de teléfono, el auto más potente y si vas de vacaciones, solo a países exóticos. Aunque, en realidad, te mueres de ganas de pasar un tiempo en el pueblo.

  • Uno puede y debe mimarse. Pero no olvides comparar el débito con el crédito, no cedas ante las falsas tentaciones de un estilo de vida caro y no hagas compras solo para impresionar a alguien. Acabar profundamente endeudado no es la mejor solución.

12. Dejarse llevar por los malos hábitos

“¿Llevar la comida en recipientes al trabajo? ¡Mejor, me compro una hamburguesa en el restaurante de al lado! ¿Dar un paseo por el parque o ir a la piscina? ¡Ha sido un día muy duro! Mejor, un par de latas de cerveza frente al televisor. ¿Acostarme temprano? ¡Un triple café espresso y un cigarrillo por la mañana lo arreglarán todo!”.

  • A los 30 años, estás lleno de fuerza y ​​energía y no te das cuenta de cómo los malos hábitos socavan gradualmente tu salud. Para que, al llegar a los 40, subir al quinto piso sin ascensor no se convierta en un verdadero reto para ti, trata de limitar ya la cantidad de malos hábitos en tu vida.

13. No crear un colchón de seguridad económica

Eres joven y gozas de buena salud, tienes un ingreso regular y el mañana no te preocupa en absoluto. El optimismo resplandece, como una excelente cualidad, pero imagina que por algún motivo no puedes trabajar durante varios meses. ¿Conseguirás mantener tu estilo de vida al nivel habitual?

  • No te animamos a ser paranoico y tener miedo a un futuro difuminado, pero un poco de realismo sano no te hará ningún mal. Las fuentes de ingresos pasivos, los seguros de salud y de vida, planes de pensiones: por muy aburrido e innecesario que suene todo eso con 30 años, un día puede salvarte de un fiasco económico.

14. Perder los nervios con tonterías

En un autobús lleno de gente, alguien pisó tus nuevas zapatillas deportivas blancas como la nieve, en casa volvió de nuevo a dejar de funcionar el agua caliente y por la noche, tomando tu infusión antes de ir a la cama, de repente recordaste cómo les habías pedido a tus padres una bicicleta siendo niño, que nunca te compraron. Y ya estás dispuesto a servirte algo más fuerte que una infusión porque tus días son demasiado duros y repletos de desafíos.

  • Nuestra vida se compone de muchos acontecimientos distintos. Si enfocas solo lo malo, puedes volverte loco. Si algo desagradable te ha sucedido, trata de recordar inmediatamente algo bueno. Y sí, ya eres lo suficientemente adulto como para seguir conteniendo en ti tus rencores y arrepentimientos de la infancia.

15. No hacer algo valiente, atrevido y un poco loco

Cuando eras niño, robabas albaricoques verdes a tu malvado vecino; en tu juventud trepaste hasta la ventana para una cita romántica; y a la fiesta de graduación en la escuela acudiste con unos zapatos de tacón de aguja tan altos que te sentías como un yate durante una tormenta a punto de volcar. Bueno, y ahora eres demasiado mayor para estas tonterías.

  • Nos sentimos jóvenes mientras somos capaces de maravillarnos con la vida. Y, además, sorprendernos y alegrarnos a nosotros mismos. Trata de hacer algo completamente inesperado de vez en cuando. A solas, irte de viaje a otro país, conquistar la cima de una montaña, confesar primero tus sentimientos. Sí, incluso comprarte aquella bicicleta con la que soñabas tanto en la infancia. ¿Y qué pasa si tienes 30 años? ¡Ha llegado la hora!

A tu juicio, ¿cuál de estos errores cometen con más frecuencia los jóvenes de 30 años? ¿Quizás tengas algo que añadir a nuestra lista o no estás de acuerdo con algunos de estos puntos? Estamos muy interesados ​​en conocer tu opinión.

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