7 Síndromes psicológicos que arruinan tu vida

Psicología
hace 3 años

¿Te suena una situación en la que te parece que tu éxito es una casualidad, y el emprendimiento que comenzaste está condenado al fracaso, porque simplemente no se puede hacer nada hasta el final? No te apresures a reprocharte por ser perezoso o incompetente. De hecho, la causa de tus problemas pueden ser unos fenómenos psicológicos que ni siquiera te imaginas.

Genial.guru te contará sobre varios síndromes familiares para muchas personas modernas. No se consideran enfermedades, pero causan un malestar a la persona misma o a quienes le rodean.

El síndrome del portero

Probablemente ya te hayas cruzado con personas que, ocupando un puesto no muy alto, en realidad se deleitan de su autoridad y se hacen valer a costa de los demás. Por ejemplo, exigen la presentación de un conjunto de documentos necesarios e innecesarios, inventan "reglas" que no están en su descripción de trabajo y crean burocracia.

Todo esto va acompañado de un comportamiento soberbio e incluso grosero, que, dicho sea de paso, no se extiende a sus amigos y superiores. Por regla general, estas personas no tienen una vida personal, por lo que están constantemente en busca de una víctima para descargar su ira y el resentimiento contra el destino.

Cuando tienes que tratar a un "portero", hay que ignorar su modelo de comportamiento y evitar el conflicto. Compórtate con seguridad, no cedas ante la rudeza y formula claramente tus pedidos. El punto débil de este tipo de personas es el miedo a hacerse cargo de la responsabilidad real, y no de la inventada por ellos, por lo que no dudes de hacerlos entender que su comportamiento puede provocar consecuencias negativas.

Síndrome del patito

Se sabe que los patitos toman por su madre a la primera persona/animal que vieron al salir del cascarón, no importa si es su verdadera madre u otro animal, humano, o a veces incluso un objeto inanimado. Este fenómeno se llama "impronta".

La gente también puede estar expuesta a este fenómeno. Y una forma de "impronta" es el síndrome del patito, cuando una persona asume automáticamente que el mejor producto es aquel que le llamó la atención primero, incluso si ello va en contra a la realidad objetiva. A menudo, la gente con esa característica se vuelve categórica e intolerante a la opinión de los demás.

Si notas que te pasa esto y te molesta, intenta analizar tus pensamientos: ¿por qué crees que es así, y no de otra manera? Trata de interesarte por las opiniones de otras personas, busca información de diferentes fuentes y, solo después de eso, toma la decisión final.

Síndrome del Conejo Blanco

Tal vez recuerdas el conejo blanco de Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, que se lamentaba por llegar tarde. Pero incluso si nunca has leído la obra de Lewis Carroll, seguramente te hayas encontrado en una situación similar. El ritmo moderno de la vida dicta condiciones difíciles: no es de extrañar que muchas personas se obsesionen con el tiempo y tienen miedo crónico de no llegar a hacer nada.

Si crees que sufres este síndrome, intenta seguir algunos consejos simples:

  • Ajusta el reloj entre 10 y 15 minutos más adelante.
  • Distribuye tus tareas en orden de importancia. Por ejemplo, lo importante y lo secundario, lo urgente y lo no urgente.
  • Anota todas las mañanas lo que debes hacer y ve marcando como completado lo que ya has hecho.
  • Intenta anotar lo que haces durante el día con una precisión de 10 minutos. De esta manera, podrás identificar el tiempo dedicado a asuntos menores (chatear en redes sociales, ver algo que no está relacionado con el trabajo, etc.).
  • Verifica si no has asumido las tareas que pueden o deben hacer otras personas.
  • Intenta no entrar en pánico, incluso si te parece que necesitas hacer una docena de cosas a la vez. Respira profundo varias veces y siéntate tranquilamente por unos minutos.

Síndrome de "un monje por tres días"

Tal vez es difícil encontrar a una persona que, al menos una vez en su vida, no haya comenzado una nueva tarea (por ejemplo, una dieta, ejercicios o aprender un nuevo idioma), pero la haya abandonado unos días después. Si esto se repite regularmente, puede complicar significativamente tu vida, impidiéndote alcanzar objetivos realmente importantes.

Para superar el síndrome del "monje por tres días", Leo Babauta, el autor de un libro sobre la autoorganización de la persona, aconseja lo siguiente:

  • No te fuerces, sino trata de encontrar una motivación positiva. Por ejemplo, una carrera puede ser tanto una "tortura" como un agradable proceso de limpieza de tus pensamientos o un momento en el que disfrutas de la naturaleza.
  • Aumenta la carga gradualmente para no "quemarte" fácilmente.
  • Recuérdate a ti mismo por qué estás haciendo esto y qué es lo que realmente quieres. Si sabes que al final del camino te espera una recompensa generosa, tendrás menos razones para abandonar tu tarea.
  • No dudes de ti mismo. No pienses que no puedes hacer algo, solo sigue haciendo lo que haces.

Síndrome de Dorian Gray

El síndrome debe su nombre al personaje de la novela de Oscar Wilde, El retrato de Dorian Gray, quien estaba aterrorizado por la posibilidad de ver a un carcamal en el espejo. Las personas con esta condición tratan de mantener su juventud y belleza a toda costa y hacer cualquier sacrificio a partir del uso irracional de cosméticos y terminando con el abuso de la cirugía plástica.

El síndrome se encuentra a menudo entre figuras públicas, como músicos, actores y otros famosos, y puede provocar una depresión severa e incluso intentos de suicidio. Sin embargo, también puede ser notado en aquellas personas que están lejos del mundo del espectáculo, especialmente debido a que, en nuestra sociedad, actualmente está prosperando el culto de la juventud y de la apariencia impecable.

¿Qué pasa si te das cuenta de que piensas que estás envejeciendo y que la mejor parte de tu vida quedó atrás? Los psicólogos aconsejan prestar atención a tu salud, practicar deportes, buscar un nuevo pasatiempo y conocer gente nueva. Después de todo, la juventud no solo depende de la apariencia, sino también de cuán interesada está la persona en la vida y si tiene sed de nuevos conocimientos e impresiones.

Síndrome del lunes

La mayoría de la gente que trabaja, así como los estudiantes, conocen el desagradable estado que aparece antes del comienzo de la próxima semana laboral. De repente, viene una fatiga increíble, una apatía, a veces hay mareos y problemas con la digestión. Esto puede suceder incluso con aquellas personas que aman mucho su trabajo, y sería bastante injusto considerar que el síndrome del lunes es una pereza común.

Si también estás familiarizado con estos sentimientos, intenta hacer lo siguiente:

  • Trata de acostarte temprano para dormir bien. Suena trillado, pero, de hecho, la falta de sueño causa muchos problemas y ciertamente no aumentará tu ánimo para enfrentar el lunes.
  • Haz un horario de trabajo y síguelo para no terminar el lunes las tareas del viernes anterior.
  • Los domingos, sal a caminar al aire libre y, antes de acostarte, date un baño.
  • Trata de presentarte en el trabajo 10 minutos antes para tener tiempo de quitar los papeles que no sirven de la mesa, tomar una taza de café o intercambiar unas palabras con tus colegas. De esta manera, será más fácil regresar a tus deberes después del descanso.

El síndrome del impostor

Las personas que padecen este síndrome no son capaces de evaluar adecuadamente sus logros y explican su éxito con un poco de suerte o con el hecho de estar en el lugar y en el momento correcto. Como resultado, se sienten impostores, a pesar de su inteligencia y conocimiento.

Para vencer el síndrome del impostor, debes centrarte no en los resultados de tu actividad, sino en el proceso de aprendizaje y la mejora de tus habilidades. De esta manera, vas a reconocer que tienes mucho por aprender y lograr y no te obsesionarás en un resultado impecable. Al mismo tiempo, perdónate si no tienes éxito en algo.

Y lo más importante: comparte tus preocupaciones con otras personas y te darás cuenta de que no eres para nada un impostor. Se cree que el mismo Albert Einstein sufría de tales pensamientos de vez en cuando. Cuando sepas que otras personas (especialmente las que admiras) también experimentan esta condición de vez en cuando, podrás reconsiderar tus temores y será mucho más fácil para ti deshacerte de ellos.

Ilustradora Natalia Breeva para Genial.guru

Comentarios

Recibir notificaciones
Aún no hay comentarios. ¡Puedes ser el primero!

Lecturas relacionadas