10 Comportamientos de animales que nos hacen cuestionarnos qué es real y qué no

Animales
hace 8 horas

En la naturaleza hay comportamientos animales que no parecen tener lógica y que si no estuvieran bien documentados, jamás llegaríamos a creerlos. Pero es que así es el medio ambiente, con conductas que muchas veces son absurdas, pero tan reales como el aire que respiramos. A continuación, te presentamos una lista de estos comportamientos que te hará ver el mundo animal con otros ojos:

1. El pájaro impostor

Más allá del reloj de pared con el pajarito que da la hora, el pájaro cuco es un animal real que se encuentra principalmente en Europa. Lo curioso de esta ave es que es de las pocas especies que no construye un nido, sino que practica una estrategia de crianza llamada parasitismo de crías, y aunque suene extraño, sí, al cuco se le considera un ave parasitaria.

Básicamente, lo que esta ave hace es que se aprovecha del descuido de otras aves para dejar su propio huevo en un nido ajeno y luego se desentiende por completo de sus responsabilidades como madre. La otra hembra, la dueña del nido, cría al nuevo huevo como si fuera uno propio hasta que eclosiona. Sin embargo, la historia no termina acá. Cuando la cría del cuco eclosiona (por lo general eclosionan antes de los de su víctima), se da a la tarea de empujar a sus medios hermanos fuera del nido, para así dejarse toda la comida que su madre adoptiva le trae. Y aunque la víctima pierde a todas sus crías y queda cuidando a un pájaro que hasta llega a ser más grande que ella, continúa alimentándolo hasta que este abandona el nido.

Cabe mencionar que dentro de todas las especies que practican el parasitismo de crías, no todas son tan despiadadas como el cuco. Algunas sí llegan a crecer con sus medios hermanos, pero eso no cambia el hecho de que sí acaparen la mayor parte de la comida que les trae su mamá. Lo curioso es que hay ocasiones en los que la madre víctima sí reconoce el huevo impostor y lo saca del nido, en otras pasa desapercibido por tener rasgos muy similares a los suyos, y aunque sí puede notar que la cría, una vez nacida, no es suya, no lo descuidan, sino que siguen alimentándolo justo a los demás polluelos.

2. Caracoles y dardos de amor

Por lo general, los caracoles no son exactamente las criaturas más emocionantes que podemos encontrar en nuestro jardín. Son lentos, babosos, y para la mayoría de las personas tampoco son lindos. Sin embargo, cuando se trata de sus rituales de apareamiento, tienen uno de los comportamientos más fascinantes en el reino animal. Para empezar, los caracoles son hermafroditas, lo que quiere decir que tienen tanto órganos reproductores femeninos como masculinos y sí, ambos completamente funcionales. Para llevar a cabo su reproducción, dos caracoles se encuentran el uno a otro y se involucran en una danza de amor que puede llevar horas. Durante este encuentro, ambos caracoles buscan la posición idónea para poder usar su herramienta sorpresa: un dardo de amor. Una vez que uno de los caracoles encuentra la postura adecuada, dispara el dardo, hecho de carbonato de calcio, a un costado de su pareja y allí es cuando comienza la verdadera magia.

Lo curioso de los caracoles, además de su hermafroditismo, es que también pueden decidir qué parejas fertilizan sus huevos. Es decir, cuando un caracol recibe el dardo de amor de su pareja, el mismo dardo inyectará el esperma en el cuerpo y fertilizará una parte de los huevos. Sin embargo, los caracoles tiene la capacidad de determinar la cantidad de esperma que pasa a fertilizar los huevos y hasta pueden aparearse con varias parejas (todas también con posibilidades de fertilizar una porción de los huevos). Por esta razón es que el dardo no solo cumple una función reproductora, sino que también llega a influir en la fisiología del caracol que lo recibe, y contiene un coctel químico que crea contracciones en el cuerpo del caracol, lo que le impide controlar la cantidad de esperma que llega a huevecillos. Esto, por supuesto, favorece al caracol que disparó el dardo, ya que entre más huevos sean fertilizados por él, más probabilidades tendrá de que sus genes se expandan en la naturaleza.

3. Elefantes y funerales

Tal vez ya hayas escuchado antes que estos gigantes de la naturaleza pueden tener emociones similares a las nuestras. Hay quienes creen que los elefantes también son capaces de llorar las muertes de los miembros de su manada y varias investigaciones parecen indicar que así es. Por ejemplo, en el 2013, en un Parque Nacional en Kenia, una manada de elefantes se juntó alrededor del cuerpo de la que era su matriarca Victoria. Incluso, se menciona cómo una de sus hijas menores, llamada Noor, botaba un líquido de su glándula temporal al marcharse del lugar donde estaba el cuerpo de su madre. Según los expertos, esa reacción se produce cuando el elefante se encuentra en situaciones de estrés o miedo, por lo que es fácil asumir que Noor tuvo una reacción emocional al ver el cuerpo de su madre.

Sin embargo, este tipo de comportamientos no es lo único que ha impresionado a los científicos. En años recientes, se encontró que varios elefantes en la zona norte de la India practicaron entierros con los miembros más pequeños de la manada. Los investigadores lograron observar 5 entierros, donde los miembros más grandes de la manada cargaron los cuerpos de los pequeños elefantes fallecidos y los llevaron hasta unos canales de irrigación, para luego enterrarlos allí mismo. Los mismos investigadores creen estas acciones fueron llevadas a cabo con delicadeza, debido a la posición de los cuerpos dentro de los canales, además tomando en consideración que los elefantes son animales muy sociales y que muestran comportamientos de aprecio hacia los miembros de sus manadas.

4. Gusanos que se multiplican

Multiplicarse puede no sonar tan impresionante cuando consideramos que todas las especies animales en el mundo lo hacen. Sin embargo, las planarias, también conocidas como gusanos planos, tienen una habilidad tan increíble, que incluso hoy los científicos las están estudiando porque pueden ser la detrás para mejorar la vida de muchas personas: el poder de la regeneración. Y sí, hasta cierto grado los seres humanos también podemos regenerarnos, pero tampoco al nivel en que lo hacen las planarias. Por ejemplo, si tuvieras uno de estos animalitos y lo partieras a la mitad, ambas mitades empezarían a regenerar los miembros que les faltan, por lo que no solo sanarían por completo, sino que ahora tendrías dos planarias en vez de una.

Resulta que estos gusanitos tiene un gen en su piel que se activa cada vez que hay un daño. En la mayoría de los animales, cuando hay una herida que necesita sanar, se genera una respuesta en el cuerpo que cierra esta herida y la sana, pero no regenera las partes que se hayan perdido. Para las planarias, después de sanar, empiezan a regenerar los miembros perdidos activando este gen (al que los científicos llamaron equinox). Además de esto, las planarias ejercen la regeneración de manera muy eficiente haciendo un mapa de sus cuerpos y que las células pueden seguir no solo para saber adónde mandar las células regenerativas, sino también diciéndoles en qué deben convertirse. Para esto, usan un tipo de células llamadas neoblastos, que son básicamente células que tienen la capacidad de dividirse y convertirse en el tipo de células que el cuerpo necesita para regenerarse.

5. Caracoles zombis

Aunque esta entrada menciona a un caracol, el protagonista es un animal muy diferente. Lo que pasa es que el caracol es tan solo la víctima de este peculiar gusano parasitario. El Leucochloridium, es una especie de parásito que infecta a los caracoles y se aprovecha por completo de ellos. Pero este parásito hace mucho más que invadir el cuerpo, también puede llegar a manipular sus acciones, casi que convirtiéndolo en un zombi incapaz de pensar por sí mismo.

El ciclo de vida del Leucochloridium es bastante peculiar. Por lo general habitan en la cloaca de las aves (el orificio por donde hacen sus necesidades) y cuando está a punto de morir, deposita sus huevos allí mismo y el ave los expulsa al defecar. Casualmente, los caracoles pueden alimentarse de estos desechos e ingerir los huevecillos sin quererlo. Una vez dentro, los huevos eclosionan y las crías van creciendo dentro del caracol, desarrollando unos sacos de crías que se asemejan mucho a un gusano. Luego, estos mismos sacos migran por el cuerpo del caracol hasta llegar a los ojos e incrustarse dentro de ellos, donde comienza el proceso más terrorífico de estos parásitos: tomar control de las acciones del caracol, obligándolos a buscar áreas abiertas y bien iluminadas, como una hoja en lo más alto de una flor. Luego de encontrar el lugar perfecto, estos sacos comienzan a hacer unos movimientos pulsantes que simulan los movimientos de una oruga para así poder atraer a las aves, quienes ven en el indefenso caracol zombi una comida fácil. Y así, comienza de nuevo el ciclo de vida del Leucochloridium.

6. Hormigas explosivas

Siempre ha sido fascinante la vida de colonia de una hormiga, como trabajan sin descansar o dormir para proteger a la reina. Sin embargo, algunas especies de hormigas llevan su labor de protección al extremo. En las islas de Borneo, existe un tipo de hormiga que se sacrifica a sí misma por el bienestar de toda la colonia. Si el hormiguero se encuentra bajo ataque, estas pequeñas hormigas clavan sus mandíbulas en la carne de su atacante y no lo sueltan. Luego, contraen su cuerpo de manera tan intensa que su abdomen explota y deja salir una secreción amarillenta que no solo es pegajosa, sino que también resulta tóxica para el atacante. La hormiga muere en el proceso, pero cumple su función de proteger a la colonia.

Los expertos mencionan que este tipo de comportamientos se ha estudiado desde hace años (1935, específicamente), pero sigue siendo un comportamiento raro dentro de las especies existentes. Sin embargo, también mencionan que esta conducta como tal tiene sentido considerando el tipo de relación que tienen las hormigas entre ellas. Al ser insectos altamente sociales, sacrificarse de esta manera provee a sus atacantes de comida fácil, lo cual puede salvar a todo el hormiguero de una pérdida total.

7. Pez que cambia de género

Cuando pensamos en el pez payaso, es posible que lo primero que se nos venga a la mente sea la película de Pixar, Buscando a Nemo. Sin embargo, lo que estamos por contarte va a cambiar por completo cómo verás al protagonista de esa historia animada.

Sucede que los peces payaso viven en grupos liderados por una hembra dominante y un macho dominante. Pero si por alguna circunstancia la hembra dominante llega a morir, es obligación del macho dominante tomar su lugar. Y sí, con esto nos referimos a que el macho pasa por un proceso de cambio de género y se convierte en hembra. Esto sucede porque todos los machos del pez payaso son hermafroditas protandrónicos, lo que quiere decir que aunque nacen siendo machos, tienen la capacidad de desarrollarse como hembras en el futuro si así lo necesitaran. Lo que sucede es que las gónadas masculinas del pez se encogen y el tejido femenino inmaduro dentro de ellos comienza a desarrollarse en ovarios funcionales. El cambio de género, que puede llevarse a cabo durante unas cuantas semanas, también es motivado por un cambio hormonal en el que el pez cambiante reduce la producción de testosterona y aumenta la producción de estrógeno.

Cambios como estos en el mundo animal son más comunes de lo que creemos. En el caso de los peces payaso, el cambio responde no solo a asegurar la reproducción de la especie, sino también a mantener la población del grupo estable, pues solo la hembra dominante y el macho dominante pueden reproducirse.

8. Lémur que se automedica

En Madagascar existe un animal que no siguió el consejo de los doctores de no automedicarse. Estamos hablando del lémur rojo es una especie pequeña de primate nativa de Madagascar. Es posible que hayas escuchado antes a este animal por el programa educativo Zaboomafoo, que tenía como protagonista otra especie de lémur. Sin embargo, el lémur rojo se ha dado a conocer por ser otra de las especies animales que puede recurrir a medicinas naturales para tratar algunos de sus padecimientos. Específicamente, el lémur rojo sabe cómo tratar adecuadamente su problema de parásitos. El cómo lo hace, es lo que resulta sorprendente.

Para mantener a los parásitos a raya, el lémur rojo recurre a mordisquear levemente a los milpiés que encuentra en los suelos de la selva. Este tipo de comportamiento es más común durante la temporada lluviosa, que es cuando las poblaciones de parásitos se encuentran en su pico más alto. Pero, ¿por qué mordisquean a un pobre milpiés? Bueno, resulta que estos insectos tienen un método de defensa contra depredadores: producen un químico (benzoquinona) que excretan de su cuerpo y disuade a otros animales de atacarlos. No obstante, da la casualidad de que este químico también tiene cualidades repelentes y antiparasitarias. Por esta misma razón es que el lémur muerde al milpiés, para que este produzca el químico y luego ellos puedan pasarlo por sus genitales y en sus colas, manteniendo así alejados a los parásitos. Y luego, para proteger también su interior, se comen al milpiés para que el químico que producen también pueda combatir a los posibles parásitos que tengan en su interior.

9. Cuervos rencorosos

Los cuervos en general son criaturas fascinantes que no dejan de sorprender a los científicos, pues no solo pueden hablar, sino que también pueden usar herramientas y hasta planear a futuro, colocándolas entre las aves más inteligentes del planeta. Sin embargo, su inteligencia va mucho más allá y se han documentado especies de cuervos que pueden reconocer y recordar el rostro de una persona que les haya hecho algún mal. Es decir, al igual que nosotros, pueden ser rencorosos.

Unos investigadores quisieron comprobar qué tan bien un cuervo podía reconocer un buen negocio e idearon una prueba con cuervos en cautiverio. La prueba era sencilla: se les enseñó a los cuervos intercambiar un pedazo de pan por un bocadillo más delicioso, en este caso un trozo de queso. Los cuervos debían ofrecer el pedazo de pan a una persona detrás de una jaula y al hacerlo recibían de inmediato su premio. En la segunda fase de la prueba, se hizo el mismo procedimiento, pero en esta ocasión la persona, en vez de darle el premio a los cuervos, se comía el trozo de queso al recibir el pedacito de pan. Luego de un mes de estar repitiendo esta prueba, la mayor parte de los cuervos preferían hacer el intercambio con aquellas personas que SÍ les dieron el queso en ocasiones anteriores, mientras que de los 9 cuervos solo 1 siguió haciendo el intercambio con el humano injusto, lo que demostró que pueden no solo recordar el rostro de la persona que los engañó, sino que pueden actuar con base en eso. Curiosamente, se cree que en libertad esto puede ir más allá y que incluso ese tipo de información se pasa de cuervo en cuervo. Es decir, que si un cuervo ve una amenaza, este puede advertir a otros cuervos a evitar la zona donde presenció la amenaza, y a su vez, los cuervos más jóvenes también aprenderán a evitar la zona tan solo viendo a los cuervos adultos.

10. Camarón del Viejo Oeste

Aunque suene a caricatura, sí existe una especie de camarón que utiliza armas para cazar. Estamos hablando del camarón pistola, una especie de crustáceo que vive en los océanos y tiene un método de caza muy inusual. No, no usa armas de fuego literalmente, pero sí lanza un proyectil burbuja que despliega un choque sonoro, mucho más ruidoso que el de una bala normal y que también genera grandes cantidades de calor. ¿Qué utilizan como arma? Una de sus tenazas llegó a crecer más que la otra y desarrolló un complejo sistema que le permite crear estar burbujas mortales, las cuales utiliza no solo para cazar, sino también para crear sus madrigueras, disparando contra la arena o piedras del mar.

El camarón pistola genera la fuerza suficiente para matar a sus presas de un solo “disparo”. No obstante, el poder de la tenaza de estos camarones solo puede ser puesto en perspectiva si te contamos algunos datos curiosos: las burbujas no solo son más ruidosas que una bala, sino que también pueden alcanzar temperaturas mayores a los 4000 grados Celsius, lo que las hace 4 veces más calientes que la lava. Y no solo eso, sino que acciones increíbles como estas ayudaron a los científicos a crear fuentes de energía amigables con el ambiente. Por último, estos pequeños animalitos son capaces de regenerar sus brazos y cambiar el brazo que utilizan para disparar. Si por alguna razón su arma secreta falla y se ven amenazados, pueden desprender sus propios brazos para así poder distraer al depredador y salir huyendo. Por suerte, pueden regenerar el brazo perdido, y el brazo restante irá cambiando poco a poco hasta convertirse en un nuevo brazo “disparador”.

Como ya lo vimos, hay muchísimas cosas en la naturaleza que no conocemos. Estos son apenas 10 ejemplos de comportamientos animales que pueden parecernos extraños e incluso ilógicos. Pero la naturaleza no tiene por qué tener sentido, sino simplemente ayudar a cada una de las especies que habitan nuestro planeta a sobrevivir.

Y tú, ¿conoces algún otro animal con un comportamiento extraño? Cuéntanos en comentarios y deja que todos nos sigamos sorprendiendo con las ocurrencias de la naturaleza.

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