15+ Choques culturales que vivió una pareja argentina en Italia

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hace 7 meses

La vida puede estar llena de sorpresas y oportunidades. Algunas llegan solas, pero para otras debe ser uno mismo quien salga a buscarlas y hacerlas pasar. Así nos lo muestran dos jóvenes y talentosos argentinos (@dosartistasviajeros) que decidieron mudarse a Italia y descubrieron que mudarse de país puede ser todo un reto pero también una experiencia muy gratificante.

Agos y Leo son pareja y además, ambos son cantantes. Habiendo vivido en Argentina toda su vida, después de un largo periodo sin trabajo, tomaron la decisión de probar cumplir un nuevo sueño juntos: vivir en otro país. Llevando su talento y las ganas intentarlo, tomaron un nuevo rumbo para sus vidas mudándose a Europa. “Dejar la oficina, la rutina, el sueldo fijo y saltar al vacío. Fue la mejor decisión que tomamos en nuestras vidas. Arriesgarnos. Salir de la zona de confort. Porque la vida es una”

Así se decidieron irse a Italia. Como dicen ellos “con más dudas que certezas”. Dejando atrás familia, amigos y un estilo de vida que habían conocido siempre, para descubrir un país nuevo, del que conocían poco.

No fue fácil despedirse, ni tampoco gestionar todo para poder partir. Pero eso no los detuvo, sabían qué algo nuevo los esperaba al llegar. Al principio, comenzaron a trabajar en lo que tuvieran posibilidad. Por ejemplo, hicieron trabajo doméstico, de jardinería, albañilería y en restaurantes. Fueron ahorrando hasta que pudieron comprar un equipo de sonido para salir a las calles y hacer lo que mejor sabían, ¡Cantar!

Aunque han tenido sus altas y bajas, poco a poco y con perseverancia han logrado adaptarse. Ahora presentan sus shows en las calles, con los que logran mantener su estilo de vida viviendo cerca de Milán.

Han visitado más de 20 ciudades en Italia, hasta ahora. En su recorrido, Agos y Leo se han percatado de varias diferencias del estilo de vida europeo con el de Latinoamérica. Por ejemplo cómo cambia el modo de vida de la parte norte a la parte sur de Italia.

  • Al parecer, muchos italianos tienen familiares argentinos, por lo que, generalmente, son muy bien recibidos. Pero en el sur suelen ser amables aún sin conocerte. “La gente nos recibió como dos más de su familia. Nos invitaban a comer los domingos, nos regalaban frutas y verduras”.
  • Cuando recién llegaron a Italia, vivieron un tiempo en la parte sur, en un poblado llamado Calabria. Lo más sorprendente era que todos estaban muy abiertos y aceptaban contratarlos sin siquiera haberlos escuchado cantar. Además, les ofrecían otros trabajos provisionales.
  • Por otro lado, en la parte norte, conseguir un trabajo requería de mucha más formalidad y siempre les pedían enviar un mail, llevar documentos o asistir a la oficina de Recursos Humanos. Aunque los sueldos suelen ser mejores.
  • En la parte sur es común saber el nombre de todos tus vecinos. Incluso si abres tu ventana por la mañana, es casi seguro que verás a alguna vecina dándote los buenos días.
  • Pero en el norte, qué hay ciudades un poco más grandes, es menos usual conocer siquiera el rostro de tus vecinos.
  • Aunque una ventaja de las ciudades es que están mejor conectadas y es mucho más fácil moverse en transporte público, a cualquier hora del día. Cosa que no es tan posible en la ciudad, en la parte sur, donde es más común estar rodeado de montañas y donde los camiones no pasan con tanta frecuencia.
  • A diferencia del estilo de vida acelerado de las ciudades, la gente en el sur de Italia suele ser mucho más relajada. La pareja cuenta que muchas veces les decían: “Ustedes tranquilos, después vemos”.

“Este país es increíble y hay de TODO. Paisajes, mar, montaña, su gente, la comida... Tanto el sur como el norte, y cada ciudad tiene su encanto que enamora”. Pero cuando les preguntan qué les ha gustado más de vivir en Italia, hay una respuesta fácil: “¡La comida! Jajaja. Para nosotros que somos amantes de las pastas y la pizza, estamos en el paraíso.”

La tradición culinaria del país, no es poca cosa. La pareja también se ha tenido que adaptar y conocer también las costumbres con respecto a la deliciosa comida italiana.

  • Al comienzo de su viaje, Agos y Leo invitaban a nuevos amigos a su casa y decían que cocinaban “fideos” con salsa de tomate, lo más básico de las pastas. Pero a los italianos les parecía una locura que llamaran “fideos” a todas las pastas en general, cada variedad tiene su nombre específico.
  • Además, a cada tipo de pasta le va mejor una salsa en especial. No les gusta que mezclen una pasta con una salsa que no va. Por ejemplo, las pastas en forma de tubo, como los macarrones o el penne, van mejor con salsas de verduras o platillos con queso al horno.
  • Por otro lado, las pastas largas y delgadas, como el espaguetti y el linguini, van mejor con salsas ligeras de mariscos y hechas a base de crema o aceites.
  • Además, el queso que se pone encima de las pastas no será el que venden en el supermercado. Por lo general, varía en cada región, pues cada pueblo tiene su especialidad.
  • Por cierto, el espagueti nunca se corta en Italia. Lo correcto es enrollarlo en el tenedor apoyando en el plato.
  • En Latinoamérica solemos tomar una buena dosis de café por las mañanas. Pero al otro lado del mundo, los italianos tienen un comienzo rápido en las mañanas tomando un café muy pequeño, pero igual de efectivo. Su nombre es ristretto, que significa estrecho o reducido. Se lo toman de un trago sin siquiera sentarse para beberlo. Es parecido al shot de expreso, pero con menos cantidad. Dado que está elaborado con granos molidos y menos agua caliente, esto tiene un efecto en un sabor más concentrado y dulce.
  • Pero apenas avanza el día, los italianos van tomando todo con más calma. Llegando a la hora del almuerzo pueden durar horas sentados comiendo y después, en la sobremesa. Para ellos, el almuerzo es la comida más importante y sustanciosa del día. Agos y Leo han estado en almuerzos de hasta 6 horas.
  • Los italianos comen bastante bien, muy rico y en buena cantidad, por lo que tener ingredientes frescos para cocinar sus recetas es sumamente importante y se convierte en una prioridad a la hora de servir cualquier comida.
  • En Latinoamérica es común que un capuchino sea el complemento ideal para cualquier postre y a cualquier hora del día. Pero en Italia pedir un capuchino después de las 11 a. m. es impensable. Allá está asociado con el desayuno y nada más. Se cree que la leche podría interferir con los sabores del resto de la comida.
  • Además, tampoco querrás ni servir ni pedir un capuchino con leche caliente. En uno de sus trabajos, Leo recibió varias quejas de sus clientes por usar la leche caliente en el capuchino. Para esta bebida se suele utilizar más bien espuma de leche.

Aunque adaptarse a un país nuevo no ha sido fácil, entre alegrías y momentos difíciles, ambos saben que no cambiarían esta experiencia por nada. “Italia se ganó parte de nuestro corazón”. Han encontrado más estabilidad económica, han ido aprendiendo el idioma y conocido mucha gente nueva. Además, parte de su árbol genealógico viene de allí, por lo que han descubierto también su propia historia.

Ahora motivan a quienes tienen el deseo de mover su hogar de lugar, a perder el miedo a la incertidumbre. “Tomar la decisión de emigrar, ya sea a la ciudad más cercana o a la otra punta del mundo, si bien puede ser muy difícil y un proceso duro, es una experiencia increíble que no solo abre la cabeza, sino que te da un crecimiento personal”.

Ten en cuenta: este artículo se actualizó en agosto de 2023 para corregir el material de respaldo y las inexactitudes fácticas.

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