10 Historias conmovedoras que demuestran el amor inigualable de los abuelos

Hace 2 semanas

La familia es algo que muchas veces no apreciamos lo suficiente, y los abuelos suelen ocupar un lugar especial en ella. Gracias a su experiencia de vida, nos transmiten sabiduría y, con su gran sentido del humor, crean recuerdos inolvidables. Por eso, suelen ser de las personas más queridas y recordadas dentro de la familia.

Siempre tuve una relación cercana con mi nieto, pero cuando llegó a la adolescencia, sentí que ya no tenía tiempo para mí. Siempre estaba en el teléfono o con sus amigos, apenas me dirigía la palabra.
Un día, invitó a sus amigos a casa, así que les llevé algo de comer y, sin pensarlo, le sacudí el cabello como solía hacer. De inmediato, se puso rojo, apartó mi mano y susurró con molestia: “¡Abuela, para! Qué vergüenza”. Sus amigos se rieron, y mi corazón se hizo añicos. Murmuré una disculpa y salí de la habitación, tratando de disimular lo mucho que me había dolido.
Una semana después, en mi cumpleaños, no esperaba gran cosa de él. Pero al entrar a la cocina, ahí estaba, con un pastel que había horneado él mismo. “Siempre hiciste que mis cumpleaños fueran especiales, quería hacer lo mismo por ti”, me dijo. Se me llenaron los ojos de lágrimas y le sonreí. Había crecido, sí, pero en el fondo, seguía siendo mi nieto.

A mis abuelos maternos nunca les agradaron mis abuelos paternos. Siempre competían entre ellos, intentando impresionarme con los regalos más extravagantes. Un año, mis abuelos maternos me sorprendieron con una bicicleta roja brillante, equipada con todos los accesorios. Estaba feliz y emocionado, convencido de que era el mejor regalo. Pero justo cuando la estacionaba, mis abuelos paternos llegaron con un patín eléctrico nuevo. Me quedé sin palabras. El ambiente en la sala se volvió tenso de inmediato. Pero entonces, algo inesperado ocurrió. Mis abuelas se miraron y, tras un breve silencio, mi abuela materna soltó una risa entre dientes: “Bueno, parece que el próximo año tendremos que esforzarnos aún más”.

Cuando tenía 20 años, sin pensarlo demasiado, terminé con mi novia. Un mes después, mi abuelo se enteró y me apartó para decirme, con toda sinceridad, que creía que había cometido un error. No tenía idea, pero mi novia había sido muy especial para él: lo llamaba con frecuencia, pasaban horas conversando y, de vez en cuando, le llevaba el almuerzo sin que yo siquiera lo notara.
Se habían hecho muy buenos amigos, y ella significaba mucho para él. Después de la ruptura, ella regresó a Hungría, pero mi abuelo, convencido de que debía recuperarla, me compró un boleto para ir tras ella. Hoy llevamos seis años de matrimonio y somos muy felices, aunque, tristemente, nuestra boda fue un mes después de su funeral. © Unknown author / Reddit

Crecí con mis abuelos y tuve la suerte de compartir mucho tiempo con ellos. Una de nuestras actividades favoritas era la jardinería. Su jardín es enorme, casi una hectárea y media, y cuando está en plena floración, se convierte en un espectáculo de colores y vida. A día de hoy, mi abuela sigue dedicando cada día a cuidarlo con el mismo amor de siempre. Mi abuelo construyó su propia casa y, sobre el garaje, diseñó un espacio muy especial. Hizo una escalera de cemento para acceder y colocó un banco que rodeaba todo el borde, con una mesa en el centro. También instaló un columpio. Para mí, de niño, ese rincón era un lugar mágico. En verano, solíamos subir con un montón de mantas. Me acostaba entre mis abuelos y pasábamos la noche viendo las estrellas, tratando de contar los satélites que cruzaban el cielo. Eran momentos simples, pero llenos de felicidad. El próximo mes se cumplirán cuatro años desde que mi abuelo se fue. Lo extraño mucho. © Razorra*** / Reddit

Cuando me quedaba a dormir en casa de mis abuelos, solía dormir en el sofá. Mi abuela siempre se despertaba al amanecer, preparaba café y leía el periódico antes de que mi abuelo se levantara. Aunque yo prefería dormir hasta tarde y el café no era de mi agrado, esa hora en la mesa del desayuno se convirtió en un momento especial antes de que comenzara el día.
Falleció en mi tercer año de universidad, después de un año de lucha contra el cáncer de pulmón. Cuando pienso en los buenos momentos, siempre vuelvo a esas mañanas en la mesa de la cocina, en pijama, tomando café y leyendo las historietas con ella. © anthropology_nerd / Reddit

Mi abuela sabía cuánto me encantaba leer cuando era niño. Siempre que mis padres necesitaban un descanso, ella se ofrecía a llevarme a una biblioteca. Lo especial era que cada vez elegíamos una diferente, y siempre me ayudaba a encontrar un libro que despertara mi curiosidad. De todas, mi favorita era una biblioteca que estaba conectada a una cafetería. Allí, me compraba un chocolate caliente para que lo disfrutara mientras me sumergía en la lectura. Ahora, cada vez que entro a una biblioteca, no puedo evitar recordarla. Me alegra haber compartido tantos momentos especiales rodeados de libros. © Unknown author / Reddit

Casi toda mi familia juega ajedrez de manera muy competitiva entre ellos, y mi abuelo siempre fue de los mejores. Cuando tenía 10 años, después de seis años de práctica constante, finalmente logré vencerlo. Recuerdo lo orgulloso que estaba cuando me dijo que ya no podía ganarme. © Unknown author / Reddit

Después de hablar sin parar sobre cuánto quería visitar un faro cerca de nuestra casa en la playa, mi abuelo decidió llevarme a verlo. Tomamos un autobús y ambos nos quedamos dormidos durante el trayecto. Despertamos mucho más lejos de lo planeado, en la terminal de un pueblo costero varias ciudades después. Nunca llegamos al faro, pero nos quedó un recuerdo que atesoro para siempre. © BalloonBoy14 / Reddit

Recuerdo despertarme cada mañana con el sonido de una cuchara revolviendo el café en una taza. Mis abuelos siempre estaban sentados en la mesa, disfrutando de su café. Mi abuela separaba y limpiaba frijoles mientras mi abuelo leía el periódico. Era su rutina de cada día. En cuanto nos veía aparecer, mi abuela se levantaba sin dudarlo y comenzaba a hacer tortillas frescas. Nos daba una, recién salida del comal, con mantequilla y sal, enrollada como un pequeño manjar. © instant_ramen_chef / Reddit

Mi hermano y yo solíamos quedarnos a dormir en casa de nuestros abuelos. Nuestra abuela siempre nos llevaba pequeños bocadillos y platos de fruta al cuarto donde estaba la computadora, porque sabía que pasábamos horas jugando. No solo nos consentía con la comida, sino que también nos revisaba constantemente para asegurarse de que estuviéramos cómodos y felices. Extraño mucho esos momentos. © ajw596596 / Reddit

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