10 Obras de arte cuya historia no es la que creíamos
La Gioconda es visitada por más de 6 millones de personas al año y, a pesar de ser el cuadro más famoso del mundo, tiene detalles que solo los expertos conocen. A veces observamos las pinturas y creemos entender lo que nos están contando. Sin embargo, es fascinante conocer la historia que hay detrás de muchas obras conocidas y descubrir que revelan algo completamente distinto de lo que teníamos en mente.
En Genial.guru investigamos las distintas teorías sobre lo que se esconde detrás de escena en algunas de las más famosas obras de arte de la pintura.
1. Gótico estadounidense, de Grant Wood
Este cuadro pintado en 1930 por Grant DeVolson Wood es probablemente la obra de arte estadounidense más famosa del mundo. Podemos observar a un agricultor y a su derecha, a una mujer que, a primera vista, asumimos que se trata de la esposa. La realidad es que esta mujer era la hermana del pintor y el hombre era un dentista local que aceptó posar a regañadientes.
El pintor contó que todo sucedió en la pequeña ciudad de Eldon, donde Wood vio una casa de campo blanca con líneas de estilo gótico. Ser un granjero en Estados Unidos, mientras el resto de la nación elogiaba lo moderno, era pertenecer a la edad oscura. Por eso el cuadro se llama Gótico estadounidense.
2. El grito, de Edvard Munch
La historia conocida detrás de este cuadro indica que es autobiográfico y que representa una experiencia real de su autor, Edvard Munch. El pintor estaba dando un paseo junto a dos compañeros, que se ven en el fondo. Un grito atraviesa la naturaleza después de que ellos dos lo abandonan. De todas formas, el protagonista no se parece a él ni a nadie, es una criatura despersonalizada.
Sin embargo, los astrónomos afirman que el lugar por donde paseaban Munch y sus compañeros, en Noruega, tenía realmente el cielo rojo, como podemos observar en el cuadro. Esto se debía a la gran erupción de la isla volcánica de Krakatoa, en la actual Indonesia, que creó vívidos crepúsculos rojos.
El periódico local de Oslo informó que el fenómeno fue ampliamente visto y afectó a las puestas de sol durante más de un año. Por lo tanto, se sugiere que Munch se inspiró en esos crepúsculos volcánicos para el cielo del cuadro, y no en su propia imaginación.
3. Napoleón cruzando los Alpes, de Jacques-Louis David
Observamos a Napoleón Bonaparte, el líder militar francés, sobre un caballo conduciendo a sus tropas a través de los Alpes. Pero esto realmente no ocurrió así. La verdad es que siguió a sus tropas recorriendo el camino sobre una mula y no sobre un caballo. El cuadro tiene la intención de conmemorar la victoria contra los austríacos que tuvo lugar en 1800.
Es un retrato de autoridad que fue encargado por Carlos IV, entonces rey de España. Sin embargo, Napoleón se negó a sentarse a posar. Dijo: “Nadie sabe si los retratos de los grandes hombres se parecen a ellos, basta con que su genio viva allí”. Un hijo de David lo sustituyó, vestido con el uniforme real de Napoleón y subido a una escalera. Esto explica el físico juvenil de la figura.
4. Declaración de Independencia, de John Trumbull
Esta obra fue pintada por John Trumbull a finales de la década de 1810. Retrata, como su nombre lo indica, la declaración de independencia de Estados Unidos, pero la pintura no refleja el acontecimiento con exactitud.
El artista incluyó a delegados que no estaban presentes en el momento, pintó muebles más elegantes y cubrió las ventanas con pesadas cortinas. El ambiente que es retratado en la pintura transmite mucha elegancia y paz, cuando realmente fue mucho más turbulento.
5. Washington cruzando el Delaware, de Emanuel Leutze
Emanuel Leutze retrató el momento en el que George Washington formó parte de un ataque sorpresa a los mercenarios hessianos, los soldados alemanes. Pero hay algunas cosas que están fuera de lugar y se alejan de la realidad en este cuadro, comenzando por la figura envejecida de Washington, que en ese momento tenía 44 años.
Se cuestiona también su postura, ya que en un barco tan diminuto y rodeado de agua con hielo, se hubiera caído y ahogado. La bandera que aparece en el cuadro no estaba en uso para ese entonces. Y lo que es considerado el “error” más grave de todos es que este ataque sorpresa ocurrió en plena noche, mientras que en el cuadro el sol proyecta un hermoso resplandor.
6. La Gioconda, de Leonardo da Vinci
El debate con este cuadro siempre consiste en si la Mona Lisa está fingiendo una sonrisa o no. Pero esta vez la pregunta es ¿tenía cejas? Al observarla ahora, tenemos la respuesta: no. Pero es posible que originalmente sí las tuviera. Una teoría dice que este cuadro refleja las tendencias de la moda de Italia en el siglo XVI, cuando las mujeres se depilaban o se afeitaban las cejas.
Sin embargo, en 2007 un fotógrafo e ingeniero francés llamado Pascal Cotte puso en duda esa idea. Utilizando una cámara patentada capaz de capturar una imagen de 240 millones de píxeles, Cotte afirmó que pudo visualizar una tenue representación de un pelo de ceja en su rostro.
“Si se mira de cerca el ojo de la Mona Lisa, se puede ver claramente que las grietas alrededor han desaparecido ligeramente, y eso puede explicarse por el hecho de que un día, un restaurador haya limpiado el ojo, y al limpiarlo, haya eliminado las pestañas y la ceja”, dijo.
7. La noche estrellada, de Vincent van Gogh
Este cuadro representa la vista de la ventana de la habitación de Van Gogh por la noche, aunque fue pintado de memoria durante el día. El detalle que no es correcto es la luna, que aparece en fase creciente. Las investigaciones confirmaron que en realidad se trata de Venus, que estaba en una posición similar en la época en que se trabajó en el cuadro.
8. La joven de la perla, de Johannes Vermeer
En este cuadro, causa mucha intriga la perla. Al verla bien, resulta que no tiene el gancho para colgar de la oreja. Fue pintada con solo dos trazos de pintura blanca, uno en la parte inferior y otro en la parte superior. Parece una mancha de pintura flotante. Vermeer le hace creer al espectador que está viendo un pendiente con una perla redonda y grande.
Por otra parte, sobre el rostro de la joven no hay lunares, cicatrices ni pecas. Le faltan características únicas, por eso algunos creen que era una “tronie”, una técnica holandesa en la que se representaba con una expresión facial exagerada a ciertos tipos de personas con vestimentas exóticas.
9. El jardín de las delicias, de El Bosco
Entendemos que en esta obra aparecen representados el paraíso, el infierno y los placeres de la vida. El mensaje de El Bosco con este cuadro era de advertencia, sin embargo, algunos aseguran que la obra pretendía ser divertida. Algunos sugieren que el propósito del cuadro era más bien el de iniciar una conversación acerca de las pasiones humanas comunes a todos los tiempos y sus consecuencias.
10. La duquesa fea, de Quinten Massys
Con este cuadro siempre la pregunta es: ¿la dama realmente tenía ese aspecto? Quinten Massys pintó este retrato en 1513, y se convirtió en uno de los cuadros más populares. Afortunadamente, hay una investigación médica que parece tener la respuesta a nuestra pregunta. Resulta que la enfermedad de Paget es una anomalía del metabolismo que agranda y deforma los huesos.
Es muy probable que la mujer del retrato padeciera esta enfermedad, ya que el cuadro está pintado con mucha meticulosidad. Es bastante posible que también se tratara de una mujer muy poderosa, que incluso podría haber sido una verdadera duquesa.
¿Alguna vez observaste una obra de arte y te llamó mucho la atención? ¿Cuándo fue la última vez que visitaste un museo?