12 Datos que te hacen ver a Frankenstein de una manera distinta

Arte
hace 4 horas

Antes de convertirse en una de las historias más icónicas del cine y la literatura, Frankenstein fue una chispa nacida del caos, los relámpagos y la mente de una joven de apenas 18 años. Hoy, Guillermo del Toro retoma ese legado para darle una nueva vida, más emocional y poderosa que nunca. Pero detrás de su visión hay un puñado de datos extraños y fascinantes que conectan ciencia, arte, amor y oscuridad. Estas son las curiosidades que hacen de Frankenstein mucho más que un simple monstruo.

1. Es una de las historias favoritas de Guillermo del Toro

Para Guillermo Del Toro, Frankenstein es una de sus historias favoritas, según lo comentó en una entrevista, ya que esta no es solo una historia de horror, sino un espejo del alma: un relato sobre amor no correspondido, miedo y la búsqueda de identidad. Él se identifica con el monstruo, un ser rechazado que, al no poder inspirar amor, despierta temor. En un mundo regido por normas ajenas, Del Toro encontró en el miedo un poder transformador y profundamente espiritual. Porque cuando sentimos miedo, nuestras barreras caen, y estamos más cerca de lo invisible: lo divino, lo profundo, lo que nos define.

2. El nacimiento de un monstruo inmortal

Mary Shelley tenía solo 18 años cuando comenzó a escribir Frankenstein, una obra que cambiaría para siempre la historia de la literatura y el cine. Lo hizo desde Bath, impulsada por noches de tormenta, filosofía y desafíos creativos. La primera edición se publicó de forma anónima en 1818, y su nombre no apareció hasta tres años después, en París. A los 20, Shelley ya había creado una historia que sigue impactando generaciones: un monstruo, sí, pero también un espejo del hombre moderno.

3. Una visión diferente a la planeada

Originalmente, Frankenstein iba a formar parte del intento de Universal Studios por revivir su universo de monstruos clásicos, junto a Drácula: la historia jamás contada (2014) y La momia (2017). Pero Guillermo del Toro tenía otros planes. Siempre imaginó esta historia como una obra independiente, íntima y poderosa. Ahora, con total libertad creativa, del Toro busca devolverle alma y profundidad al monstruo más humano del cine.

4. Fue un viaje lo que encendió la chispa de Frankenstein

En 1815, Mary Shelley recorrió Europa y pasó cerca del castillo de Frankenstein, donde un alquimista de finales del siglo XVII e inicios del XVIII, realizaba extraños experimentos. Esa atmósfera de misterio, ciencia y leyenda alimentó su imaginación. Más tarde, en Ginebra, rodeada de paisajes sombríos y conversaciones con Percy Shelley, su futuro esposo, nació la idea de un hombre que desafía a la muerte. Fue un viaje físico y mental que encendió una de las historias más inquietantes de todos los tiempos.

5. El monstruo tenía rostro desde el principio

Desde finales de los 90, Guillermo del Toro ya tenía en mente quién sería su criatura: Doug Jones, actor icónico detrás de figuras inolvidables en El laberinto del faunoLa forma del agua. Su cuerpo expresivo y su talento para habitar lo inhumano lo convirtieron en la elección perfecta. Más que maquillaje y efectos, del Toro buscaba alma, y Jones siempre ha sido su instrumento ideal para dar vida a lo imposible.

6. Una apuesta entre genios que dio vida a un monstruo

En 1816, durante una estancia en Suiza, Mary Shelley, Percy Shelley, Lord Byron y John Polidori compitieron para ver quién escribía la mejor historia de terror. Mientras las ideas fluían entre relámpagos y conversaciones intensas, Mary tuvo una visión: un científico que da vida a un ser... y se aterra de su propia creación. De esa noche de desafío y genialidad nació Frankenstein, una historia que sigue electrizando dos siglos después.

7. Un monstruo salido de las sombras del arte

La apariencia del monstruo en esta versión de Frankenstein se inspira en las inquietantes ilustraciones del artista Bernie Wrightson. Conocido por su estilo oscuro y detallado, Wrightson le dio al personaje una humanidad trágica y aterradora que marcó a generaciones. Guillermo del Toro, fiel admirador del arte con alma, toma esa visión como base para construir una criatura que impacta tanto por fuera como por dentro.

8. El monstruo que el cine creó (y que Shelley nunca escribió)

Aunque hoy imaginamos al monstruo de Frankenstein como un cuerpo remendado y revivido con electricidad, esa imagen no viene de Mary Shelley. En su novela, los detalles sobre la creación son vagos, casi místicos. La visión del ser hecho de cadáveres y electricidad fue popularizada por el cine, especialmente por la icónica película de James Whale en 1931.

9. Una historia que va más allá del miedo

Guillermo del Toro ha dejado claro que su versión de Frankenstein no será una película de terror, sino una historia profundamente emocional. Lejos de los sustos fáciles, busca explorar el dolor, el rechazo y el deseo de ser amado. Para Del Toro, el verdadero monstruo no es el que asusta, sino el que siente. Esta será una obra que tocará el corazón antes que los nervios.

10. El rechazo más profundo del monstruo

Una de las formas más crueles en que el doctor Frankenstein rechaza a su creación es negándole un nombre. En lugar de reconocerlo como un ser, lo llama “engendro”, “demonio”, “criatura” o simplemente “eso”. Incluso al hablarle directamente, lo insulta con términos como “vil insecto” o “monstruo aborrecido”. No darle un nombre es negarle identidad, humanidad y pertenencia. Y en ese rechazo nace el verdadero horror: el de ser invisible incluso para tu propio creador.

11. ¿Y si el verdadero Frankenstein fue Percy Shelley?

Muchos han notado inquietantes similitudes entre Victor Frankenstein y Percy Shelley, el esposo de Mary. Ambos provienen de familias influyentes, con linajes distinguidos y hermanas llamadas Elizabeth. Percy incluso usó “Victor” como seudónimo en su juventud y, al igual que el personaje, experimentaba con electricidad y química en Oxford. ¿Fue Percy la inspiración secreta detrás del ambicioso científico que desafió a la naturaleza? Tal vez Frankenstein no solo sea ficción, sino un reflejo íntimo de su propio creador... o de quien dormía a su lado.

12. El rostro eterno del monstruo

La versión de Frankenstein de 1931, con Boris Karloff en el papel del monstruo, se convirtió en la representación más icónica del personaje. Su imponente figura, los tornillos en el cuello y su mirada triste marcaron para siempre el imaginario colectivo. Aunque se aleja del espíritu original de Mary Shelley, esta interpretación definió al monstruo para generaciones, convirtiéndolo en leyenda del cine y en un símbolo del horror clásico.

Frankenstein no solo es terror: es historia, emoción y rebeldía. Del Toro lo sabe y lo reinventa con alma. ¿Cuál de estos datos te sorprendió más?

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