Sabemos muy poco, es verdad, gran parte de esos datos yo no conocía.
12 Datos sobre el sistema digestivo que pueden hacer que nos demos cuenta que sabemos poco y nada de nuestro cuerpo
Nuestro cuerpo es mejor que una máquina compleja y, por cada acción que ejecutamos o dejamos de ejecutar, los órganos se ponen en funcionamiento automático esperando hacer lo mejor para nosotros, aún sin que notemos siquiera todo lo que sucede en nuestro interior.
Genial.guru te cuenta 12 cosas del sistema digestivo que nos pueden hacer pensar: “¿Cómo es posible que todo eso suceda dentro mí sin que me dé cuenta?”.
1. El estómago puede crecer el doble de su tamaño
Nuestro estómago es tan distensible como un globo, y a medida que su interior se va llenando, su tamaño aumenta. Aunque claro, el globo se llena de aire, y el estómago, de comida.
2. La saliva no es tan valorada como debería
Normalmente, cuando pensamos en “digestión”, creemos que se hace cuando la comida está en el estómago, pero en realidad comienza en el momento en el que ponemos las sustancias en nuestra boca.
Al masticar los alimentos, los mezclamos con saliva, la cual tiene enzimas que fraccionan los nutrientes para que el cuerpo los pueda asimilar. Además, las papilas gustativas solo funcionan cuando las sustancias son diluidas por la saliva. De no ser así, no se activarían, ¿y qué sentido tendría comer pizza y helado si no podemos disfrutar su sabor?
3. Producimos mucha saliva por día
Como dijimos, la saliva es importante, por lo que el cuerpo produce entre 1 y 1,5 litros de saliva por día. Esto quiere decir que, en toda una vida, una persona puede generar 40 000 litros de saliva aproximadamente, lo que es más que suficiente para llenar toda una piscina.
4. Todos le prestan más atención al estómago, pero el que hace el mayor trabajo es el intestino delgado
No queremos desprestigiar la importante labor del estómago, que descompone los alimentos para trasladarlos al intestino, pero es en el intestino delgado donde ocurre la mayor parte de la digestión. Es este el que se encarga de la absorción de los nutrientes.
El intestino descompone los alimentos procedentes del estómago todavía más hasta volverlos nutrientes para que luego pasen a la sangre y, de allí, al resto del cuerpo, que los aprovechará para producir energía.
5. El intestino delgado puede medir hasta 7 metros
Si extendiéramos por completo el intestino delgado, podría medir entre 3 y 7 metros, dependiendo de distintos factores, como el tamaño corporal de la persona. Esto significa que hasta su tamaño más pequeño le dobla en altura a un humano promedio.
Para que te hagas una idea de la magnitud, siete metros de altura es lo que mide una casa de dos pisos. ¡Y todo eso se almacena en nuestro interior!
6. Por qué nuestro estómago ruge
A todos nos sucede que, al terminar de comer, nuestro estómago empieza a hacer sonidos, y no tendría sentido que nos esté pidiendo más comida. Pero estos sonidos molestos se notan aún más cuando nuestra barriga no sabe cómo decirnos que quiere que la alimentemos, por lo que empieza a orquestar sonidos que hasta nuestros seres cercanos pueden escuchar.
Estos borborigmos suceden cuando han pasado varias horas sin que ingrese alimento al sistema digestivo, por lo que el estómago comienza a contraerse para empujar la comida que queda al intestino delgado.
7. El ácido que tenemos en nuestro estómago es corrosivo, muy corrosivo
El ácido clorhídrico se produce en nuestro cuerpo, aunque también es producido por profesionales para distintos usos. De hecho, los científicos lo manipulan con mucha cautela, ya que sin medidas de seguridad adecuadas, puede dañar los órganos respiratorios, los ojos, la piel y los intestinos de manera irreversible e incluso hasta puede disolver determinados tipos de metales.
Así que, si es tan dañino, ¿cómo es posible que hemos estado viviendo con todo ese ácido en nuestro interior sin ningún problema? En realidad, nuestro cuerpo segrega una capa mucosa espesa que nos protege de cualquier daño que pueda provocar el ácido. Ese escudo sin duda es mejor que el de cualquier superhéroe.
8. La comida puede llegar a tu estómago aunque estés parado de cabeza
Bueno, no decimos que será cómodo, ni fácil, ni mucho menos recomendable (de hecho, no lo hagas, puedes correr riesgo de asfixia), pero si al momento en que la comida ingresa por la faringe y el esófago estuvieras de cabeza, tu comida iría a parar al estómago de cualquier manera.
Esto se debe a que la comida no “cae” por gravedad, sino por movimientos peristálticos, que son una serie de movimientos y contracciones coordinados por el cerebro.
9. Los detergentes y los jugos del sistema digestivo tienen mucho en común
El sistema digestivo contiene enzimas que ayudan a la descomposición de los alimentos para facilitar su absorción. Sorprendentemente, los detergentes emplean muchas de las enzimas que tiene el sistema digestivo; algunas de ellas son la proteasa, la lipasa y la amilasa. Aunque respondan a los mismos principios, claramente uno deconstruye la comida mientras que el otro ataca todas las manchas de los alimentos.
10. Los estómagos varían según la especie
Sin dudas, el estómago cumple una importante función en el sistema digestivo, pero por su trabajo y asimilación de los alimentos, no siempre tiene la misma “forma” en todos los seres vivos. Por ejemplo, en las vacas, el estómago tiene 4 compartimientos para poder digerir sus alimentos vegetales.
Pero también existen especies, como los caballitos de mar y los ornitorrincos, que no tienen estómago, entonces, ¿qué sucede con lo que consumen? Pues bueno, pasa del esófago al intestino directamente.
11. Podríamos llamar al sistema digestivo “segundo cerebro”
En el sistema digestivo se encuentra el sistema nervioso entérico, que contiene 100 millones de neuronas para advertir el hambre, la saciedad y cualquier sustancia que pueda dañar nuestro cuerpo.
12. Podemos resistir más días sin comer que sin tomar agua
Ya lo sabes, si algún día te encuentras perdido en una isla desierta, preocúpate más por mantenerte hidratado que otra cosa. El tiempo promedio de supervivencia sin agua es de 3 días, mientras que existen casos de personas que han podido sobrevivir sin comer incluso por meses.
Por supuesto que, si se llega a ese punto de supervivencia a causa del ayuno, se debe a varios factores a favor: el grado de hidratación de la persona, reservas naturales de grasa y la velocidad en la que el metabolismo se acostumbre a recibir menos alimentos.
¿A ti también te resultan molestos los rugidos que hace el estómago aún después de comer? ¿Crees que podrías soportar más tiempo el hambre o la sed?
Comentarios
Yo aprendí la mayoría al leer este artículo
Pensé que el mayor trabajo lo hacía el estómago