12 Giros de trama tan inesperados que ni Hitchcock se lo hubiera imaginado

Hay algo mágico en una película cuando la música y la imagen se funden a la perfección. No es casualidad que muchos de los momentos más inolvidables del cine estén ligados a una canción o un tema instrumental. Las bandas sonoras cuentan historias, construyen mundos y, muchas veces, se vuelven protagonistas por derecho propio. Algunas fueron compuestas antes del rodaje, otras inspiraron la edición o incluso el ritmo de las escenas. Todas tienen algo en común: dejaron huella.
En Pecadores, el director Ryan Coogler se inspiró en la canción “One” de Metallica para estructurar la narrativa de la película. Coogler mencionó: “Quería que la película se sintiera como una canción”. La estructura de la canción, que comienza de manera intensa y se vuelve más melódica antes de culminar en un clímax caótico, sirvió como modelo para el ritmo del film. Además, el baterista de Metallica, Lars Ulrich, contribuyó a la banda sonora de la película. La música no solo ambienta —respira, grita, y guía la historia—. Es, sin duda, un personaje más en la película. Eso sí, no te recomendamos la música de esta película para dormir a tu bebé... pero sin duda estas sí te podían ayudar.
El compositor Hans Zimmer creó la música de Interstelar basándose en una breve historia escrita por el director Christopher Nolan, centrada en la relación entre un padre y su hija, sin conocer detalles específicos del guion. Zimmer compuso una pieza de piano y órgano que capturaba la esencia emocional de la historia. Posteriormente, Nolan desarrolló el guion completo, incorporando la música como elemento central de la narrativa. La banda sonora se grabó en el Temple Church de Londres, utilizando su órgano de 1926 para aportar una sensación de grandeza y atemporalidad.
El director Jean-Pierre Jeunet descubrió la música de Yann Tiersen por casualidad, cuando un asistente de producción le mostró un CD del compositor. Impresionado por el estilo de Tiersen, Jeunet adquirió toda su discografía y decidió utilizar sus composiciones existentes para la película, en lugar de encargar una banda sonora original. Esta decisión aportó una autenticidad y coherencia únicas al film, Amélie.
El famoso tema de Tiburón de John Williams, considerado uno de los más icónicos de la historia del cine, se creó en solo dos días. Williams ideó una melodía simple pero aterradora al usar solo dos notas: la repetición de un intervalo de una quinta justa. Al principio, Steven Spielberg pensó que el tema no funcionaría, y que el compositor le estaba haciendo una broma, pero, una vez escuchado en el contexto de la película, se convirtió en uno de los símbolos más reconocibles del cine.
La escena de la ducha en Psicosis es una de las más icónicas del cine... pero originalmente, Alfred Hitchcock quería que ocurriera en silencio, sin música. Fue el compositor Bernard Herrmann quien insistió en incluir una pieza que compuso especialmente: un frenético ataque de cuerdas agudas, disonantes y punzantes, que imitaban el filo de un cuchillo. Ese chirrido violento de violines se volvió un sonido universal del terror.
La banda sonora de Desafiantes, compuesta por Trent Reznor y Atticus Ross, es una pieza clave en la narrativa de la película. Su score, cargado de ritmos electrónicos y sintetizadores, no solo acompaña las escenas, sino que actúa como un motor emocional que intensifica la tensión y la pasión entre los personajes. Críticos han elogiado la música como “una inyección de adrenalina pura” y “una puntuación que captura el latido eléctrico de la película”.
Para lograr un sonido auténtico en El rey león, la música fue grabada en 3 países: Estados Unidos, Inglaterra y Sudáfrica. Sorprendentemente, la película y la banda sonora no fueron apuestas seguras desde el principio. Tim Rice sugirió a Elton John para componer las canciones, aunque no todos en Disney estaban convencidos de su estilo. John tampoco era fan del enfoque “Broadway” típico de los musicales de Disney, pero le intrigó la idea de hacer “pop para niños” y aceptó el reto, lo que resultó en uno de los soundtracks más icónicos de todos los tiempos.
En Baby, el aprendiz del crimen, el director Edgar Wright integró la música en el núcleo de la narrativa. Wright seleccionó previamente las canciones y escribió las escenas para sincronizar perfectamente con ellas. Por ejemplo, la escena inicial de persecución está coreografiada al ritmo de “Bellbottoms” de The Jon Spencer Blues Explosion. Esta meticulosa planificación convirtió a la música en un elemento narrativo esencial, elevando la experiencia cinematográfica.
La banda sonora de Tarzán, compuesta e interpretada por Phil Collins, se distingue por su profunda conexión emocional con la película. Una de las características más destacadas es que grabó el soundtrack en múltiples idiomas: inglés, español, francés, alemán e italiano, una rareza incluso en las grandes producciones de Disney. Fue reconocida con el Óscar a la Mejor Canción Original en 2000 por “You’ll Be in My Heart”, además de un Globo de Oro y una nominación al Grammy.
La música de Duna, compuesta por Hans Zimmer, juega un papel fundamental en crear la atmósfera épica de la película. Destaca por el uso innovador de instrumentos poco convencionales y voces femeninas que aportan un tono espiritual, con la cantante Loire Cotler grabando gran parte de sus contribuciones desde su apartamento en Brooklyn. Zimmer dedicó meses a la creación de nuevos sonidos para capturar la esencia del desierto de Arrakis. Esta obra maestra sonora fue premiada con el Óscar a la Mejor Banda Sonora Original en 2022, consolidando a Zimmer como un referente de la música cinematográfica moderna.
La banda sonora de El origen, de Hans Zimmer es famosa por sus “bajos” potentes, especialmente en la pieza “Time”. El característico sonido de cuerno bajo, conocido como “BRAAAM”, fue creado para representar momentos claves en las películas y se ha convertido en un elemento común en los tráileres cinematográficos. Además, la pieza “Non, Je Ne Regrette Rien” de Édith Piaf es utilizada de manera estratégica en la película para simbolizar la alteración de la percepción temporal, un detalle sutil que conecta de forma brillante la música con la narrativa.
Cuando James Horner compuso la banda sonora de Titanic, el director James Cameron no quería saber nada de una canción pop con letra; quería que fuera instrumental. Pero Horner, convencido del potencial emocional de la música, trabajó en secreto junto a Céline Dion y el letrista Will Jennings para grabar una maqueta de “My Heart Will Go On”. Cuando Cameron finalmente la escuchó, cambió de opinión. Así, una canción que estuvo a punto de quedar fuera del film se convirtió en un himno universal del cine romántico.
La música en el cine no solo acompaña: narra, intensifica, transforma. Los soundtracks memorables nos recuerdan que una buena película puede hablarte... pero una gran película también puede cantarte. ¿Conoces las canciones que fueron un hit dentro y fuera de las películas? ¿Qué banda sonora te ha marcado a ti como espectador? ¿Hay alguna película que sin su música no tendría el mismo impacto? En este artículo te recordamos bailes icónicos del cine que no hay que olvidar.