La correspondencia con familiares y personas cercanas es un tesoro de perlas. A veces, cuando hablamos entre nosotros de temas cotidianos, podemos decir tales cosas que después nos reímos en las reuniones familiares durante mucho tiempo. Lo bonito de hablar con los parientes es que no tenemos miedo de ser nosotros mismos con ellos.
4. “Decidí vender el viejo monitor. Por la noche le cuento a mi mujer de que nadie escribe. Por la mañana, veo que hay un mensaje. Hasta la hora de comer no me di cuenta de que era ella”
9. “Mi madre tiene 58 años y siempre sabe hacer preguntas inesperadas. Hace un momento, se sacó un 10/10 mientras hablábamos sobre una avería de la tele”
10. Un padre que sabe apoyar
11. “Me preguntaba cuánto pesaba, así que decidí preguntarle a mi madre”
12. “Dejé a mi esposa en la maternidad. Me fui a casa. Dos horas después, me envió una foto. Pensé que tal vez ella tomó una foto del bebé de otra persona”