14 Historias sobre la escuela, donde hierven más pasiones que en la edad adulta

Historias
hace 9 meses

Los años pasados en la escuela nunca se olvidan. Las travesuras de los compañeros, la injusticia de algunos profesores o el apoyo de otros, las fuertes amistades y el primer amor... hubo de todo durante esos 10 años. Las experiencias y acontecimientos turbulentos se convierten poco a poco en historias fascinantes, y algunos usuarios las comparten en Internet. Léelas. Y recuerda las tuyas.

  • Cuando mi hija estaba en 5. º curso, le hicieron un trabajo de dibujo: dibujar un extraterrestre. El resultado fue un suspenso y una nota en su agenda: “Tales extraterrestres no existen”. © Ter.er / Pikabu
  • Una vez en clase de inglés tuvimos que dibujar una escena de El gran Gatsby. Cuando todos terminaron, el profesor empezó a enseñar los dibujos a la clase. Y uno de ellos era una imagen de Gatsby caminando hacia una luz verde, pero no tenía manos. El profesor empezó a desmontar el trabajo y dijo que eso tenía un significado oculto: simbolizaba la impotencia que sentía Gatsby. Pero un compañero de clase que estaba sentado a mi lado dijo con despreocupación: “Es que no sé dibujar manos”. © larkssparrow / Tumblr
  • Una vez me robaron el abrigo en la escuela. Bajé al vestuario después de clase y ya no estaba. Lo busqué y lloré, dando vueltas por el vestuario una y otra vez. Había pasado más de una hora, el vestuario estaba casi vacío, los alumnos se iban a casa. De repente me fijé en una chaqueta que conocía... Así recordé que hoy llevaba chaqueta y no abrigo.
  • En el instituto teníamos un profesor pesado que odiaba los móviles. Al principio del curso, nos hizo firmar un “contrato” que decía que no los llevaríamos a clase o nos los confiscaría. Un día vio a uno de los alumnos enviando mensajes de texto y dijo: “Debes darme el teléfono inmediatamente. Has firmado un acuerdo”. El chico ni le miró y le dijo: “Los contratos firmados por menores son nulos”. Y siguió tecleando. Fue muy guay. Pero aun así lo castigaron por ello. Y hace poco me enteré de que este año ha entrado en la facultad de Derecho© le***anshepard / Tumblr
  • Una vez, un alumno llevó a la escuela una mochila llena de canicas de cristal. Estaba literalmente llena hasta los topes de canicas. Fue a la escalera delantera, cerca de la entrada del tercer piso, y sacudió el contenido de la mochila. Me sorprende que las canicas no hicieran añicos la vitrina de trofeos, pero acabaron rodando por todas partes. Curiosamente, nunca lo pillaron. O consiguió correr hasta uno de los tramos de escaleras del final del pasillo y bajar antes de que llegaran corriendo los profesores, o estuvo escondido en algún sitio hasta que sonó el timbre. Autor desconocido / Reddit
  • En tercero de primaria me compraron un cuaderno de Pokémon muy chulo. Aún recuerdo la emoción. Hice los deberes en él y se lo entregué a la profesora. Después de revisar los deberes no recibí mi cuaderno. La profesora dijo: “Los que no recibieron sus cuadernos deben traer unos nuevos sin dibujos. Yo tiré los suyos”. Me quedé de piedra. En el recreo, encontré mi cuaderno de Pikachu en la papelera, roto. ¿No podía dármelo y decirme que lo cambiara? ¿Por qué romperlo?
  • Una vez, un amigo mío se cabreó mucho y nos persiguió hasta el baño porque quería parecer cool y pensó que uno de nosotros estaba escondido en un cubículo. Rugió: “¡Te veo!”. Y pateó la puerta con el pie. En el cubículo había un profesor que todos conocíamos. El profesor respondió: “Yo también te veo, ahora cierra la puerta”. Nunca lo olvidaré. © justsupersayinit / Reddit
  • En el último curso, en las últimas lecciones de física, cuando el curso de los libros de texto ya se había cubierto, pero la profesora no podía dejarnos marchar, nos daba lecciones sobre la vida. Nos dijo que debíamos seguir la posición de los planetas y que había días especiales en los que debíamos pedir un deseo que se haría realidad. También nos enseñó a las niñas que, cuando nos casáramos, teníamos que quemar los pantalones o la camisa de nuestro esposo: así no volvería a confiar en nosotras para planchar nada. Era muy extraño oír todo esto de boca de una profesora de física. Además, nuestro profesor de educación física era su esposo.
  • Me acordé de mi profesora de informática, eran años 2005-2008. Después de las clases oficiales, solía dar clases libres a los chavales que estaban interesados en algo de la asignatura. A algunos les enseñaba a programar (fuera del programa escolar), a otros a dibujar en un editor y a otros a hacer páginas web sencillas. Gracias a esta mujer encontré mi principal afición y, más tarde, mi trabajo favorito.
  • Escuela, tercer curso. Estaba en clase y me di cuenta de que me faltaba el bolígrafo. Busqué por todas partes, miré debajo del pupitre y no lo encontré. Le pedí a alguien uno de repuesto. Al día siguiente vi que la chica sentada delante tenía mi bolígrafo. Empecé a empujarla por detrás, diciéndole: “Devuélvemelo”. Ella dijo que era suyo. El profesor se convirtió en nuestro juez. Le dije que era fácil comprobar si era mío: mi nombre estaba rayado en él. El profesor comprobó: era verdad. Toda la clase miró a la niña. Y ella dijo sin pestañear que lo había garabateado ella misma porque me quiere.
  • Un día la puerta de la clase se atascó y el profesor no podía abrirla. Finalmente se dio por vencido y fue a llamar a los técnicos. Mientras estaba fuera, uno de los alumnos decidió intentar abrirla por la fuerza. Pero al final se le fue la mano y cayó a través de la puerta, haciéndole un agujero. Pero la puerta también se abrió. Al cabo de un rato, el profesor regresó, guardó silencio un momento y luego pronunció: “Gracias, por supuesto, por su ayuda. Pero necesito saber a quién dar las gracias exactamente”. Nadie respondió, pero era obvio, ya que solo uno de nosotros tenía astillas de madera en el cabello. © Isotheis / Reddit
  • En el penúltimo curso, vino nueva profesora de matemáticas. A partir de ese día, nunca pasé del aprobado raso. Prácticamente me convenció de que era tonta y las matemáticas no era lo mío. Exámenes. Lo hice en 40 minutos en lugar de 4 horas. Saqué un sobresaliente. La profesora de matemáticas corría por la escuela chillando: “¡No pudo sacar una A!”. Pero no había nada que ella pudiera hacer. Y todo empezó con el hecho de que en la primera lección de aquel penúltimo curso saludó a la clase con la frase “Siéntense, imbéciles”. Y yo fui la única que no se sentó.
  • Un día la profesora me puso un suspenso y me dejó una nota: “Nos vemos después de clase”. Estuve nerviosísima todo el día. Cuando por fin fui a preguntarle qué pasaba, de repente corrigió la D por una A y dijo: “Es que me has estado cabreando mucho esta semana. Quería que tú también sufrieras durante unas horas”. Después de aquello, desconfié de ella durante el resto del curso. © crrocs / Tumblr
  • Mi padre y yo nos pasamos toda la noche en tercero de primaria haciendo un peluche. Cosiendo, cortando, pegando. Fue increíble. La profesora me puso un suspenso. Dijo que la tarea consistía en hacer el peluche nosotros mismos, y no comprarlo en una tienda. Mi padre, furioso, fue a la escuela y consiguió que me pusiera un sobresaliente.

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