14+ Vecinos que son como una piedra en el zapato para quien tiene la mala suerte de vivir al lado

Historias
hace 1 año

Muchas personas tienen el famoso sueño de una casa propia o no ven la hora de irse del hogar de sus padres para disfrutar de la independencia. Algunas de ellas desean vivir en un edificio de departamentos por ser hogares más seguros, pequeños y fáciles de limpiar. Lo que tal vez no imaginen es la cantidad de problemas diarios que la rutina en un edificio puede traer. Solo quienes viven en uno saben y, afortunadamente, cuentan cómo es.

En Genial.guru, recolectamos varios relatos de usuarios en las redes sociales sobre cómo es vivir rodeado de vecinos por todos lados, incluso por arriba y por abajo, y las rencillas de las que han sido testigos en sus edificios.

  • Vivíamos en un primer piso y teníamos un techo de tejas debajo de la ventana del dormitorio. Los vecinos de arriba eran extremadamente sucios, tiraban hasta papel higiénico sucio allí. Mi abuela fue a limpiarlo usando un recipiente de helado, y enseguida la escuché discutiendo con alguien. Cuando llegué al dormitorio, la vecina del piso de arriba estaba diciendo que mi abuela había mojado su cuarto. Le pregunté en tono burlón si era posible que la ley de gravedad estuviera fallando. Me dio mucha risa lo absurdo del reclamo de la mujer. Hasta que nos fuimos de allí, cada vez que alguien abría el grifo, la ducha o cualquier cosa con agua en casa, preguntaba si la gravedad estaba funcionando bien, porque, si no, se iba a mojar el departamento de la señora de arriba. La mujer me debe odiar hasta el día de hoy. © Pâmella Rangel / Facebook
  • Una vecina de abajo me colmó la paciencia varias veces diciendo que el agua de la ropa que yo lavaba y la de mi baño bajaba “por las paredes” e inundaba su baño 🤔. Fui hasta allí, y ambas miramos las paredes... ¡Estaban intactas! ¡Sequitas! Pero ella seguía diciendo que el agua de mi departamento mojaba sus paredes. El empleado de mantenimiento descubrió que se trataba de la válvula de la caja de su inodoro que se había roto e inundaba el cuarto de baño. © Roberta Judar Teles / Facebook
  • A mi vecina de arriba, una mujer de 40 o 50 años, no le caigo bien por alguna razón misteriosa. Las paredes de nuestro edificio son tan delgadas que es posible escuchar prácticamente todo lo que se habla. Últimamente, la escucho gritando y hablando mal de mí a través del techo de mi departamento. Ya me resulta aburrido y creo que lo está haciendo a propósito porque sabe que puedo oírla. Por ejemplo, una noche yo estaba al teléfono coqueteando con una muchacha; al día siguiente, la escuché chismeando sobre mí y esa conversación. Otro ejemplo: actualmente, no tengo carro, pues estoy ahorrando para comprar uno (soy joven y vivo con mi madre). Salí de casa para ir al trabajo caminando y la vi en su auto señalándome y riéndose de mí. Nunca he hablado con ella en toda mi vida, pero somos vecinos desde que yo era pequeño. No entiendo por qué actúa así. Normalmente, no me importaría, pero está comenzando a molestarme tener que escucharla hablando de mí todo el tiempo. © MindlessTrendSetter / Reddit
  • Tenemos problemas con los vecinos de arriba. Arrastran los muebles, tiran cosas al piso hasta de madrugada. Una noche, eran las 8:40 p. m. y el señor encendió un taladro. Varios vecinos le reclamaron gritando desde la escalera; nosotros lo hicimos en la administración. Entonces, el vecino solicitó una reunión con el consorcio y mi marido, diciendo que no había sido él y que éramos unos aburridos porque el sonido del taladro ni se sentía. Encima, el hombre dijo que él ni siquiera se habría quejado, pues las 8:40 p. m. no es tan tarde. © Arícia Cenedeze / Facebook
  • Vivía en un cuarto piso y, cada vez que caminábamos por el departamento, el vecino golpeaba el techo con la escoba, aunque estuviéramos descalzos. Empezó a hacer esto hasta de madrugada. Entonces, cuando yo salía a las 4:30 de la mañana para trabajar, tiraba de la cisterna del baño, que hacía mucho ruido. Fue así hasta que nos mudamos. © Maria Lara / Facebook
  • Alquilaba un departamento en el segundo piso. Debajo vivían dos ancianas. Todos los días, antes de las 10 p. m., tenía que darle el biberón a mi hijo de dos años y acostarlo de inmediato en la cuna porque las señoras esperaban hasta esa hora para empezar a golpear el techo con el palo de la escoba. Yo las respetaba, pero era de una intolerancia insoportable. Creo que se ponían tristes cuando acostaba a mi hijo, porque eso acababa con su diversión, que era atormentarme. El niño no podía dejar caer ni una estampa al suelo. Cuando compré mi nuevo apartamento, le dije al agente inmobiliario: “Si no es en la planta baja, ni me lo ofrezca”. Gracias a Dios, mi vecina de arriba es un amor. Aquí tengo los percances que existen en cualquier condominio, pero me siento segura. Respeto mis límites y los de los demás. Ahora, si quisiera absoluta paz, tendría que irme al medio de la nada, cosa que todavía no quiero. © Mônica Mônica / Facebook
  • Mis vecinos del piso de arriba parece que se pasan la noche jugando a los bolos, porque el ruido es el mismo. No me quejé, solo les dije que, cuando ellos jugaran, me invitaran para divertirme también. Al final, me gusta y tengo muchas bolas de boliche guardadas, lo que es verdad. Desde ese día, los ruidos cesaron. © Ricardo Alves Belo / Facebook
  • Mi exvecino tenía un piano que estaba apoyado en la pared que daba a mi sala. Y las paredes eran tan delgadas que, cuando él lo tocaba, parecía un concierto en mi propia casa. Había solo un problema: él adoraba tocar el piano, pero solo sabía tocar una partitura. Entonces, durante más o menos 18 años, yo oía la misma música a diario, por lo menos 3 veces al día. Hasta hoy, siento escalofríos si escucho esa música en cualquier otra circunstancia
  • Antes de separarme del padre de mi hijo, vivíamos en un edificio de departamentos con personas muy ruidosas. La mayoría no respetaba las reglas del condominio, haciendo ruido hasta en el horario de silencio; y nosotros, que vivíamos en la planta baja, escuchábamos todo. Lo peor de todo era que mi hijo recién nacido dormía poco y nosotros también, por eso el ruido de los vecinos de arriba nos molestaba todavía más. Enviamos un reclamo al grupo del edificio y nadie hizo nada por resolver el problema. Mandamos una queja por escrito a la administración y nada. Un día, salí a caminar con mi hijo para calmarlo y su padre aprovechó nuestra ausencia para terminar con todo aquello de una vez. Fue hasta la puerta de entrada del departamento, abrió y cerró con fuerza unas diez veces, haciendo un ruido que hizo eco en todos los pisos. Inmediatamente, todos empezaron a preguntar asustados en el grupo de dónde venía el escándalo. Cuando llegué, el padre de mi hijo estaba riendo de satisfacción por haber hecho que los vecinos probaran de su propia medicina.
  • Tan pronto me mudé a mi departamento, la administradora vino a presentarse y pedirme que evitara hacer ruido después de las 8 p. m., pues su marido dormía temprano — ellos vivían en el departamento debajo del mío. Después de eso, noté que cada vez que alguien hacía algún ruido excesivo, ella era la primera en llamar la atención en el grupo del edificio. Hasta que empecé a escuchar martillazos después de las 10 p. m. durante tres días seguidos, pero ella no se quejó ni una vez. Era tan alto que grabé un audio, pues parecía que eran dentro de mi casa. Mandé la grabación al grupo, preguntando quién era, y nadie respondió. Yo, que soy un “Sherlock Holmes”, traté de pensar fuera de la caja y descubrí quién era el escandaloso. Era el mismo marido de la administradora martillando un mueble en su cuarto, bien debajo del mío. Así que fui a su departamento, golpeé la puerta, ¡pero no me abrió! Le mandé un audio, esta vez directamente a ella, diciendo: “¡Muy graciosa la señora, que se queja de todo el mundo, pero cuando el ruidoso es su esposo se hace la tonta!”.

Bono: Cuando el vecino molesto terminas siendo tú

  • En otra ocasión, yo fui el vecino irrazonable. Esto sucedió en las primeras semanas en que vivía en mi departamento. Fui a lavar los platos, abrí el grifo y noté que no salía agua. Le pregunté a la administradora, quien me informó que el edificio estaba temporalmente sin agua por culpa de la sequía. Pues bien, dejé los platos sucios y me fui a trabajar. A las 2 de la tarde, recibí una llamada de la administradora desesperada porque había agua saliendo de mi departamento, inundando todo el pasillo. Sucedió que el agua había vuelto y yo había olvidado el grifo abierto. ¡Con el fregadero lleno de platos, el agua se desbordó, inundó todo el departamento y ya estaba descendiendo por las escaleras hacia los pisos de abajo!

Vivir en un departamento tiene sus ventajas, pero los vecinos pueden ser un dolor de cabeza. ¿Qué problemas absurdos has tenido con tus vecinos?

Imagen de portada Pâmella Rangel / Facebook

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