15 000 Agujeros misteriosos aparecieron en la costa de California

Curiosidades
hace 9 meses

Te frotas los ojos mientras intentas comprender lo que estás viendo: unos agujeros circulares y perfectos en el fondo del mar, cerca de la costa Big Sur en California. No sabes qué pudo haber pasado, y eso que eres una bióloga marina con años de experiencia. Repasas algunos de los viejos registros y descubres que estos agujeros han estado allí al menos desde los 90. En 1999, un sonar instalado en un barco realizó un escaneo y halló 5200 de estos grandes agujeros a lo largo de 1300 km2 en el fondo del mar. Parecen cráteres lunares subacuáticos.

Contactas a tu equipo y preparan al robot para que baje, explore la zona y traiga algunas muestras. Tú y todos los demás conducen hacia la costa y suben a un bote; desde allí, controlas el robot con un joystick. Tu compañero mete el robot al agua y ven cómo se hunde. Todo parece normal cerca de la superficie, pero, en cuanto el robot desciende, los agujeros comienzan a aparecer. Varios botes pasan junto a ustedes, lo que te hace perder el equilibrio y la concentración. El robot enciende su linterna para que puedas ver mejor. Pero, a medida que sigue descendiendo, la resolución se vuelve menos limpia. Ya casi llega al fondo; los agujeros son lisos y tienen formas circulares casi perfectas.

Algunos de los agujeros que eran visibles en la lectura del sonar miden más de 9 metros de ancho y 4,5 de profundidad. Les muestras las imágenes al resto de tus compañeros y los dejas boquiabiertos. El robot sigue nadando y hallando agujeros por todas partes. Muchos de ellos son demasiado pequeños como para que el escáner los registre desde arriba. Estas microdepresiones son empinadas y tienen algo así como colas que se dirigen en ciertas direcciones. Es posible que las corrientes submarinas hayan jugado un papel en su forma. No importa hacia dónde nade el robot, hay agujeros por todas partes. Tras un par de horas, el robot regresa al bote con muestras. Las llevan al laboratorio para estudiarlas.

El robot ha capturado imágenes de basura humana con claridad, pero por ahora las muestras no indican nada alarmante. A pesar de que un tercio de los agujeros están llenos de basura, no hay nada que explique cómo se formaron. Ya es tarde; tu equipo regresa a casa. Tú estás a punto de desmayarte en el laboratorio, quieres hallar la respuesta. Despiertas al día siguiente y, mientras preparas el desayuno, se te ocurre que tal vez los agujeros son el producto de unos gases que podrían ser nocivos para la vida marina. Buscas el robot rápidamente y vuelves a navegar hacia el océano. Esta vez, ni siquiera piensas en llamar a tus compañeros.

Envías el robot al agua y observas la pantalla para controlarlo. El robot desciende al fondo del océano y realiza un registro. Hasta ahora, los agujeros parecen seguir cubiertos de basura. Pero algunos tienen vida marina dentro, como peces y algas. Después de muchos escaneos, todo parece indicar que no producen burbujas, lo que significa que no hay gases que son expulsados hacia el exterior. Sin embargo, no te darás por vencida tan fácil. Tiempo después, llegas a uno de los agujeros más grandes. El robot comienza a escanearlo. Encuentras unas burbujas que provienen de una fuente, pero el robot no logra hallarla. Nada por la zona buscando el lugar... sin éxito. Vuelves a llevar el robot al laboratorio y trabajas en él.

Le agregas unos brazos mecánicos que pueden levantar y mover cosas. Lo haces sumergirse en el mismo lugar, pero las burbujas no son tan frecuentes como antes. Usas los brazos para mover parte de la basura y descubres que las burbujas son producidas por un grupo de cangrejos que se pasan el rato junto a una pila de plástico. ¡Lotería! La mala noticia es que aún no tienes ni idea de por qué existen esas microdepresiones y agujeros. Mientras intentas controlar el robot y hacerlo regresar a la superficie, un pulpo lo envuelve con sus tentáculos y lo tira hacia abajo. Luchando contra los controles, activas la potencia máxima, pero el poder de succión del pulpo es demasiado fuerte. Es un juego de tira y afloja entre el pulpo y tu robot. Pensando que es su almuerzo, lleva a tu máquina debajo de una pila de basura, pero usas los brazos para controlarlo y nadar a la superficie.

Regresas al laboratorio aún más confundida. El robot ha recolectado más muestras que puedes analizar. Tu ojo está pegado al microscopio. Intentas averiguar qué sucede, pero nada. Decides realizar una prueba de carbono 14 para determinar qué tan viejos son los agujeros. Después de un tiempo, revisas los resultados y quedas aún más desconcertado que antes. Te muestran que los agujeros tienen unos 400 000 años. Por lo tanto, es improbable que la basura sea responsable de todo esto. Pasas varias noches despierta, intentando hallar la verdad. Vuelves a reunir a tu equipo y das una pequeña conferencia de prensa sobre el tema. Declaras que todo podría ser preocupante, pero no puedes decir más que lo que sabes. Después de mucho trabajo cerebral, descubres que los agujeros grandes no han cambiado ni estado activos por más de 50 000 años.

Lo más probable es que los agujeros más nuevos hayan sido creados por acumulaciones de basura humana al fondo del suelo oceánico. La vida marina reunió parte de esta basura, como los plásticos y los componentes de pesca descartados, y creó hogares. Esa es la razón por la que 4500 de los agujeros son más nuevos y tienen basura. Pero esto no responde por qué los agujeros aparecieron en primer lugar. Vuelves a estar como al principio. La única manera de ver qué sucede realmente es remover la basura subacuática y estudiarla. La historia crea titulares en la comunidad local y atrae la atención de un equipo de limpieza. Organizas un viaje al océano y das inicio a la extracción de toda la basura. Muchos botes de limpieza llegan, y todos arrojan redes para recolectar los desechos. Envías al robot una vez más para asegurarte de que las redes estén aterrizando en el lugar correcto. A medida que la mayor parte de la basura es recolectada, muchos animales marinos se mueven e intentan escapar. Ustedes se aseguran de no lastimarlos.

Tras un par de semanas, todos los agujeros quedan desprovistos de basura. Realizas otro escaneo con el sonar desde la superficie y ves los agujeros con más claridad que antes, pero aún no tienes una respuesta. Continúas investigando, quieres saber si han aparecido más agujeros en otras partes del mundo. En el otro extremo del país se encuentra un agujero misterioso cerca de la costa del golfo de Florida. Tomas el primer vuelo y organizas un encuentro con los científicos a cargo de la expedición. Los “agujeros azules” son sumideros subacuáticos que se abren debajo del fondo del mar. Al igual que en la superficie, el mundo subacuático también tiene sumideros. Este se conoce como Green Banana; se encuentra a 45 m del nivel del suelo y tiene una profundidad de 130 m.

Utilizando un equipo especial, te sumerges hacia el fondo oceánico estéril junto al resto del equipo. El agujero se encuentra justo frente a ti, como un oasis en medio del desierto. Tú y el resto de los científicos se sorprenden al contemplar la diversidad de vida marina que hay en él. Algunas tortugas marinas nadan a tu lado, e incluso ves tiburones. Esta variedad no ataca a los humanos. A medio camino, llegan a una sección estrecha que te dificulta el paso. Todos tienen mucho cuidado: hay corales, esponjas y moluscos en cada esquina. Reúnes algunas muestras y regresas al laboratorio. En general, los agujeros azules son más ricos en nutrientes que las tierras áridas y hospedan formas de vida únicas. Son bastante frecuentes y no representan una amenaza para nadie. Tras haber hecho los análisis necesarios, llegas a la conclusión de que los agujeros de la costa de California no tienen nada que ver con los agujeros azules. El misterio sigue con vida.

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