15+ Datos corporales que sonaban como un misterio hasta ahora

Curiosidades
hace 1 año

Si te preguntaran dónde está tu estómago, probablemente señalarías tu barriga. Lo siento, ¡pero eso es un error! De hecho, está aquí arriba, escondido detrás de las costillas. Tu estómago tiene una capacidad bastante increíble, pudiendo contener hasta medio galón de líquidos. ¡Eso es una botella grande de Coca-Cola! Es bastante difícil calcular la cantidad de comida dura que puedes comer, porque se procesa con los dientes antes de llegar al estómago. Definitivamente, no hay espacio suficiente para un pavo, ¡pero probablemente allí cabría un pollo de buen tamaño! Hablando de órganos, los científicos creen que el apéndice acabará desapareciendo. Nadie sabe realmente para qué lo necesitamos, pero algunos investigadores afirman que podría haber existido para ayudar a nuestros ancestros a digerir la corteza de los árboles. Como esta ya no forma parte de nuestra dieta diaria, el apéndice no es necesario y puede desaparecer sin ninguna consecuencia.

El apéndice no es la única parte obsoleta de nuestro cuerpo. Las muelas del juicio tampoco son tan útiles. Sí, solían serlo cuando nuestros antepasados perdían algún diente, pero lo único que nos ayudan a perder ahora es el dinero que gastamos para extraerlas. De hecho, se puede sobrevivir fácilmente sin el apéndice, el estómago, un riñón o un pulmón. Es bueno saber que tenemos repuestos. Si nunca supiste que tenías un guardaespaldas personal, mira más a fondo. Tu hígado es tu guardia de seguridad que te protege de las toxinas y de muchas otras cosas que no quieres tener. Además, ¡es bastante indestructible, e incluso puede regenerarse! Tu hígado es un órgano muy importante, que trabaja mucho y es responsable de 500 funciones individuales. Hasta un 10 % de él está formado por grasa. ¡Y puede volver a crecer!

Sí, aunque solo te quede menos de la mitad de tu hígado, puede regenerarse hasta alcanzar su tamaño original. En promedio, el corazón es tan grande como tu puño. Late 115 000 veces, y bombea unos 2000 galones de sangre al día. El pulmón derecho es más grande que el izquierdo porque el cuerpo necesita hacer espacio para el corazón. Inhalas muchos tipos de desechos, incluyendo 700 000 escamas de tu propia piel, ¡y eso solo en un día! El estómago es el defensor más importante del sistema inmunitario. El ácido clorhídrico en él mata las toxinas alimentarias peligrosas, los virus y las bacterias que se introducen con lo que comemos. Este ácido puede digerir incluso el propio estómago, pero la mucosa lo protege.

Cuando te sonrojas, significa que hay un aumento del flujo sanguíneo en tu cuerpo. No solo se enrojecen las mejillas, ¡sino también la mucosa del estómago! Es porque tiene muchos vasos sanguíneos, y cuando hay más sangre de lo normal, se pone roja. Al tomar un baño caliente puedes quemar calorías, tantas como si dieras un paseo de media hora. De pie se queman entre 100 y 200 calorías por hora. Estar sentado quema entre 60 y 130 calorías, dependiendo de tu altura, peso, sexo y edad.

¡Tu propio cuerpo hace que las picaduras de mosquito se hinchen y piquen! Un mosquito te rompe la piel. Tu sistema inmunitario percibe la saliva del insecto como una sustancia extraña. Así que inicia una reacción especial para expulsar al intruso de tu cuerpo. Un compuesto producido por el sistema inmunitario, llamado histamina, hace que la sangre fluya más rápido alrededor de la zona de la picadura, provocando la hinchazón. La histamina también envía una señal a los nervios más cercanos, lo que hace que la picadura dé comezón. Es probable que la comida en un avión tenga un sabor diferente que en el suelo. Esto se debe a que se pierde hasta un 30 % de la sensibilidad de las papilas gustativas allí, debido a la sequedad y la presión de la cabina. Esto es especialmente cierto en el caso de los alimentos salados y dulces.

No podrías saborear la comida sin saliva. Tus papilas gustativas tienen quimiorreceptores que reconocen diferentes sabores. Pero necesitan algo de líquido para que estos se unan a sus moléculas. Además, no puedes saborear cosas que la saliva no disuelve. Siempre puedes comer algún postre, por mucha ensalada, sopa o carne que hayas comido antes. Tu cuerpo se aburre de los sabores salados. Pero cuando ves y hueles algo dulce, como el helado, los pasteles o el chocolate, tu cerebro se excita. Anula todas las señales de saciedad por placer. Además, tu estómago es un órgano flexible, y el azúcar le ayuda a relajarse y a hacer sitio físicamente para el postre. Oye, confío en esa información.

La lengua es uno de los músculos más fuertes del cuerpo. Este órgano contiene más de 10 000 papilas gustativas, y cada una de ellas está llena de pelos microscópicos. Su función es percibir los alimentos, distinguir los sabores y enviar información al cerebro para iniciar el proceso de digestión adecuado. A lo largo de tu vida, todas esas pequeñas protuberancias y crestas de tu lengua crean un patrón individual especial. Por eso los expertos dicen que las huellas de la lengua son tan únicas como las huellas dactilares. Tu lengua no tiene secciones separadas de amargo, dulce, ácido o salado para degustar. Cada una de las 8000 papilas gustativas que tienes en ella, el paladar e incluso en la garganta puede detectar todos los sabores. Para algunas personas, el cilantro puede tener un sabor similar al del jabón porque la planta contiene una sustancia química utilizada en la fabricación de tal producto. Pero solo entre el 4 y el 14 % de la población mundial tiene genes especiales que pueden detectarlo.

El masetero es el músculo más fuerte que se tiene, según su peso. Junto con el resto de los músculos de la mandíbula, puede cerrar tus dientes con una fuerza de 90 kg en los molares y 25 kg en los incisivos. ¡Tu columna vertebral tiene una gran memoria! Recuerda tu postura, por lo que es muy difícil mejorarla. Debes la piel de gallina a tus antepasados. El pelo se les erizaba para que parecieran más grandes y aterradores para los enemigos. Los gatos sisean y arquean el lomo por la misma razón. Solo un 43 % de ti es realmente tú. Más del 50 % de las células de tu cuerpo pertenecen a pequeñas criaturas que viven principalmente en tu intestino. Aun así, aunque tus propias células son menos que las microbianas, hay, en promedio, ¡unos 100 billones de ellas en ti! Como ves, no estás solo. Teniendo esto en cuenta, tus propios genes son menos de la mitad de lo que realmente te compone. Si tomas todos los microbios que habitan en tu cuerpo y cuentas sus genes, ¡encontrarás entre dos y 20 millones!

Nuestra estatura, la forma de nuestro cuerpo y el color de la piel dependen mucho del lugar en el que vivían nuestros antepasados, pero podemos adaptarnos a nuevas condiciones incluso dentro de nuestra propia vida. Por ejemplo, si te trasladas de las llanuras a las montañas, acabarás desarrollando más glóbulos rojos para compensar la falta de oxígeno. Y, naturalmente, si te trasladas de un clima más frío a otro más cálido y soleado, tu piel se oscurecerá para adaptarse. La duración de nuestra vida está programada en nuestras células. Se renuevan y dividen constantemente, pero tienen una especie de temporizador interno que se detiene en algún momento. Algunas células también dejan de reproducirse antes que otras. En promedio, las células dejan de dividirse cuando llegamos a los 100 años. Si tenemos esa suerte. Eso significa que si pudiéramos encontrar una manera de engañar a nuestras células para que apaguen el temporizador, podríamos vivir para siempre. Y mudarnos con nuestros nietos. Ja.

Una boca humana es bastante única. No encontrarás dos juegos de dientes idénticos ni siquiera entre gemelos. Eso es porque la forma depende de cómo cada persona use la mandíbula. Incluso los hábitos más pequeños que tenías hace muchos años, como morderte los labios, afectan a la formación de tus dientes y a la singularidad de tu impresión dental. Seguramente te habrás dado cuenta de que las huellas de lápiz labial en una servilleta o en un espejo son siempre ligeramente diferentes dependiendo de quién las haya dejado (muy bien, ¿quién dejó las huellas labiales?). Estudios realizados en mujeres y hombres revelaron que los patrones de las huellas labiales de cada individuo son únicos. No revelaron ningún rasgo especial basado en el factor género. La mandíbula, o el maxilar inferior, es el único hueso del cráneo que no está fijado al hueso que lo rodea. Está unida con tejidos conectivos y músculos. Esto es lo que hace que sea tan móvil: puedes moverla en la dirección que quieras.

Hay grupos de células sensoriales en la lengua. Las yemas que están más cerca de la superficie son más efímeras. Por eso no tienes que esperar demasiado tiempo para volver a sentir el sabor después de quemarte la lengua. Las papilas de los dedos son sensibles, pero cientos de veces menos que los labios. Ah, ¡otra vez los labios!

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