15 Datos del megalodón para pensar dos veces antes de nadar en el océano

Animales
hace 10 meses

El tiburón gigante que aterrorizó los océanos hace unos 20 millones de años. Durante 13 millones de años, esta bestia de 60 toneladas dominó las aguas cálidas de nuestro planeta. Sin embargo, algunos creen que el megalodón aún vive en las partes más remotas y profundas del océano... Es un caluroso día de verano. Ir a nadar al mar parece una gran idea. Estás flotando boca arriba, completamente relajado. Tus ojos están cerrados, tu respiración es suave. El agua rodea tu cuerpo y se siente fresca. Una ligera brisa te toca la cara. Te sientes lo suficientemente tranquilo como para dormir.

De pronto, algo choca con tu pierna. Tu descanso se ve interrumpido y comienzas a agitarte, hasta que te encuentras cara a cara con el peligro invisible. Por suerte, lo único que ves son un par de aletas fácilmente reconocibles y unos simpáticos hocicos sonrientes. Fiu, ¡solo son delfines! Supongo que tienes suerte de encontrarlos en la naturaleza. Estos increíbles animales están tan cerca que puedes tocarlos. Has oído decir que la piel de los delfines es gomosa, pero para ti es más bien como la parte interna de un huevo duro. Uno de ellos está tan cerca de ti que su olor salado te llena las fosas nasales. Sin embargo, sabes que los delfines no tienen glándulas sudoríparas. Eso significa que no sudan y son prácticamente inodoros. El olor que percibes procede del agua.

El mayor y más feroz depredador que haya habitado los océanos. El tiburón megalodón dominó los mares durante siglos antes de extinguirse hace millones de años. Sin embargo, los científicos lograron descubrir muy pocos restos del gigantesco tiburón. Todo lo que sabemos sobre la gran bestia marina proviene de los fósiles de sus gigantescos dientes, del tamaño de una mano humana promedio. Nunca se ha hallado un esqueleto de megalodón. Los esqueletos de los tiburones se componen principalmente de cartílago, por lo que se descomponen muy rápido. Por suerte, los tiburones mudan sus dientes una y otra vez: un tiburón puede tener 40 000 dientes a lo largo de su vida. Los científicos han conseguido estudiar diferentes tipos de especies de tiburones usando solo sus dientes como referencia. El megalodón tenía unos 276 dientes. Cuando se cayeron, aterrizaron en el fondo del mar, donde permanecieron durante millones de años mientras se fosilizaban. Los científicos encontraron esos dientes, y son el único registro real que tenemos de la existencia del megalodón.

Se han descubierto dientes de megalodón en todo el mundo. Esto significa que, a diferencia de otros animales marinos de su época, esta especie era intercontinental. Incluso hoy en día, la mayoría de los tiburones y animales marinos tienden a limitarse a un solo mar u océano. El megalodón nadaba libremente por todo el mundo, moviéndose entre aguas tropicales y subtropicales. Hemos encontrado sus dientes en todos los continentes, excepto en las aguas heladas de la Antártida. Cuando un megalodón hace una aparición en una película o un programa de televisión, es retratado como una versión gigante de un tiburón blanco. Los científicos creían que el megalodón y el tiburón blanco descendían de un ancestro común.

Sin embargo, eso no es cierto. De hecho, es más probable que el megalodón fuera el archienemigo del ancestro del tiburón blanco, el tiburón mako. Eso significa que el megalodón no era tan parecido al tiburón blanco después de todo. En realidad, se cree que el megalodón tenía una nariz más corta que el tiburón blanco, así como aletas pectorales más largas, lo que le daba una complexión más robusta y amenazante. Sin embargo, los dos tenían un excelente sentido del olfato, por lo que incluso en la prehistoria no era buena idea ir a nadar con un trozo de carne cruda en la mano. ¡Y vaya que tampoco es seguro en la actualidad! Tanto si el megalodón se esconde en algún lugar de las profundidades (cosa que algunos siguen creyendo), como si ha desaparecido para siempre, ¡sus primos pequeños estarán esperándote! Además, a los dos les gustaba ir en busca de grandes mamíferos marinos, así que de seguro tendrían actividades para hacer juntos... Al menos hasta que el megalodón se pusiera de mal humor y se comiera a su amigo “por accidente”. Eh, nunca se sabe.

Estos sujetos tenían un estilo de caza diferente. Los tiburones blancos prefieren sumergirse directamente hacia su presa y encontrar sus puntos más blandos, como las patas expuestas o el vientre. Se han hallado dientes enteros incrustados en el hueso de algún animal más grande, como una ballena. Sin las partes principales que usan para nadar, los pobres animales marinos quedaban indefensos e incapaces de escapar. Sin embargo, las ballenas eran solo una parte “más pequeña” de la dieta del megalodón. Focas, vaquitas marinas, calamares, delfines, otros tiburones... De seguro el buen megalodón tampoco diría que no a que un cardumen de peces más pequeños nade hacia su boca. Nada mejor que un buen bocadillo después de una cena grande y sabrosa. Ni siquiera las tortugas gigantes estaban a salvo en sus gruesos caparazones: probablemente, el megalodón las consideraba un desafío diario.

Los científicos han creado simulaciones por computadora con el fin de averiguar el estilo de caza del antiguo tiburón. Gracias a esta tecnología, han descubierto que la estrategia de ataque del megalodón era muy diferente a la de los tiburones actuales. Los tiburones modernos se lanzan directamente hacia el punto más vulnerable de su presa, por ejemplo, la parte inferior suave de una foca. Los dientes del megalodón estaban especialmente adaptados para morder zonas más duras de cartílago. Por eso, las pruebas sugieren que un megalodón mordía primero las aletas más duras de su presa, incapacitándola antes de lanzar su ataque final.

Algunos creen que el megalodón sigue vivo y acechando en las profundidades del océano, pero es poco probable. Se trata de una especie de aguas cálidas, lo que significa que no podría sobrevivir en las aguas frías de las profundidades oceánicas. La mayoría de las presas potenciales del megalodón viven en aguas menos profundas, así que no encontraría mucho que comer en lo profundo. En pocas palabras, si aún existiera un animal tan grande como el megalodón, ya lo habríamos visto. Sin embargo, es poco probable que te encuentres con uno. Al igual que nosotros, estos tiburones preferían las aguas costeras cálidas. La vida en las profundidades del océano sería demasiado fría para ellos, y el alimento sería escaso. Además, todo su cuerpo tendría que evolucionar para no ser aplastado por la enorme presión del agua. Es poco probable que sigan existiendo, aunque no imposible...

Una buena noticia si te encuentras con uno: es muy poco probable que te coma. Por más que estés con un par de amigos, eres una comida demasiado pequeña para el megalodón. ¡Este sujeto come ballenas de más de 15 metros de largo! Sin embargo, si estuvieras en una fiesta en la playa, sería otra historia. En una playa llena de personas, el tiburón podría acercarse sigilosamente y meter a varios humanos en su gigantesca boca sin siquiera masticar. El temible nombre “megalodón” proviene de dos palabras griegas: megas, que significa “grande”, y odont, que significa “diente”. Combinadas, forman “diente grande”, y ciertamente hace honor a su nombre. Uno de sus dientes tiene el mismo tamaño que una cabeza humana. Tenía un total de 276 dientes enormes repartidos en 5 filas aterradoras. En toda la historia, solo un par de especies de dientes de sable y el tiranosaurio llegaron a tener dientes más grandes. Ese es un enfrentamiento que me gustaría ver. El megalodón desapareció hace millones de años, dejando solo los enormes dientes que los arqueólogos modernos han encontrado.

Y lo digo literalmente: desapareció y dejó muy pocos rastros. Los científicos creen que, con el tiempo, el nivel del mar descendió y la temperatura del océano bajó rápidamente. Más de un tercio de la vida marina desapareció a medida que los océanos se enfriaban y el número de animales en la parte inferior de la cadena alimenticia se reducía a toda velocidad. Esto tuvo un efecto catastrófico en los hambrientos depredadores de la cima. Lo siento, amigos. Además, el clima se volvió demasiado frío para estos tiburones amantes del sol, lo que dificultó su reproducción, ya que daban a luz en aguas cálidas. El megalodón suele ser representado como una especie de tiburón blanco gigante, pero esto no es más que un mito común. En realidad, los ancestros del actual tiburón blanco convivieron con el megalodón, pero no eran grandes amigos, e incluso competían entre sí. El tiburón blanco era mejor cazador y utilizaba su agilidad y su menor tamaño para atrapar a las presas del megalodón rápidamente. También se sabe que se comían a las crías del megalodón, que solo tenían la mitad de su tamaño. Esto no colaboró con el asunto de la extinción.

Si bien un tiburón blanco no era rival para un megalodón adulto en una pelea cara a cara, no tenía reparos en robar su comida. Esto solo dejó a los peces más grandes y a las ballenas para el megalodón, pero sus suministros de comida comenzaron a agotarse cuando las ballenas nadaron hacia los nuevos mares más fríos. Las ballenas se adaptaron a las temperaturas más bajas y dejaron a nuestro amigo en el camino. Los megalodones murieron de hambre o se congelaron hasta la extinción por la glaciación. Lejos de parecerse a un tiburón blanco, el megalodón recuerda más a un tiburón sarda moderno. Tenía un hocico corto, una mandíbula inferior plana y unas enormes aletas pectorales para soportar su enorme peso y tamaño. A pesar de lo aterradores que se veían, en realidad eran muy familiares y cariñosos. Se han descubierto varias zonas de cría de megalodón en Florida, Maryland y Panamá. Daban a luz a sus crías en zonas de aguas poco profundas. Sabemos esto gracias a los montones de dientes pequeños de megalodón que se han hallado en estas zonas. Me pregunto si también tenían niñeras...

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