11 Cosas por las que un adulto no debería tener que justificarse ante los demás

Las palabras tienen el poder de dejar huellas y regresar en momentos clave de la vida. El vínculo entre padres e hijos se construye a partir de varios factores, y la comunicación es uno de los más importantes. Por eso, cuando se busca transmitir un mensaje, es fundamental que los padres tengan en cuenta cómo abordan ciertos temas con sus hijos, ya que las palabras pueden afectar incluso en áreas sensibles como la autoestima. Aunque todos cometemos errores de vez en cuando, en este artículo exploramos 15 frases que los padres suelen decir y que pueden tener un impacto duradero en sus hijos.
Las comparaciones son perjudiciales para el niño. Además de tener el potencial de generar una rivalidad entre hermanos, la frase puede afectar directamente la autoestima de quien la escucha, ya que transmite una expectativa de lo que los padres esperan, algo que el hijo o la hija puede no lograr alcanzar.
"Porque lo digo yo”, "porque soy tu padre/madre"… esta frase imperativa tiene algunas variaciones. Además de falta de empatía, implica que no hay necesidad de una explicación razonable detrás de la decisión. Asimismo, si bien es importante que los padres tengan autoridad, decir “porque lo digo yo" establece una jerarquía rígida donde el poder de los padres no se cuestiona. Un enfoque más saludable sería explicar las razones detrás de las decisiones, promoviendo el diálogo y la comprensión.
La amenaza puede minar la confianza, generar comportamiento reactivo y miedo en lugar de comprensión. "Si no haces esto, te voy a castigar/no te voy a dar" también refuerza una relación autoritaria por parte de los padres. Las consecuencias deben estar alineadas con el comportamiento y ser parte de un proceso de aprendizaje. En lugar de usar amenazas, es más efectivo y saludable, buscar maneras de explicar las expectativas, involucrar al niño en la toma de decisiones.
Etiquetar a los hijos puede tener impacto emocional y psicológico en su autoestima y en su desarrollo. Este tipo de frase - y todas sus variantes - no solo describen una acción o comportamiento puntual, sino que están diciendo que el niño es así en su totalidad, lo que puede influir en la manera en que se ve a sí mismo y en cómo se comporta en el futuro. En vez de usar etiquetas negativas, es más efectivo centrarse en el comportamiento específico y ofrecer apoyo para mejorar.
Esta frase es extremadamente dañina, ya que genera creencias limitantes y puede marcar al niño por toda la vida, haciéndolo sentir incapaz de alcanzar sus metas o sueños. El hijo/a puede desarrollar miedo al fracaso y evitar intentar cosas nuevas o desafiantes.
Minimizar los problemas del hijo puede hacerle sentir que sus emociones no son válidas o que sus problemas no importan. Aunque la intención de la frase pueda ser minimizar el sufrimiento para ayudarlo a tener perspectiva, el niño puede empezar a sentir que no tiene permiso para expresar sus emociones de manera abierta.
Validar los sentimientos de los hijos, mostrar empatía y ofrecerles apoyo emocional, fortalece la relación y ayuda a los niños a desarrollar una mayor inteligencia emocional.
Decirle a un hijo "eso no es para ti" puede transmitirle el mensaje de que no tiene la capacidad de lograr ciertas objetivos o que no tiene derecho a explorar sus propios intereses. Además de crear barreras que limitan el acceso a nuevas oportunidades, la frase puede reforzar estereotipos sobre lo que se considera "apropiado" para una persona según su género, su personalidad o su contexto.
Si se dice de manera repetitiva o inapropiada, esta frase puede traer falta de confianza del niño en sus habilidades, alejarlo de la autonomía y generar frustración emocional al crear la sensación de que no puede intentar hacer algo por su cuenta.
Lo ideal es buscar equilibrio entre ofrecer ayuda cuando es necesario y darle la oportunidad de intentarlo por sí mismo.
Otra frase que etiqueta el niño de manera negativa. Además de generar sentimientos de culpa o inseguridad, la frase puede interpretarse como un juicio general sobre la personalidad del hijo. Centrarse en el comportamiento específico y ofrecer apoyo para mejorar, validando las emociones del niño mientras le enseñas a aprender de sus errores, puede ser el camino.
Aunque a veces los padres puedan estar sobrecargados, la frase puede generar frustración, culpa y ansiedad en los niños. Los hijos podrían sentir que, de alguna manera, están siendo un problema o una carga para el padre o la madre. Es más constructivo expresar tus emociones de manera que no ataque al niño como persona, sino que se enfoque en el comportamiento y fomente la solución conjunta.
Esta frase genera la idea de comparación y al comparar la infancia o juventud propia con la del hijo, se puede minimizar lo que el niño está viviendo. Lo que los padres hicieron a esa edad, en general, es muy diferente de lo que el niño hace en la actualidad, y las expectativas de los padres generan presión innecesaria. Lo ideal es reconocer los desafíos que enfrenta el hijo en su propio contexto, y ofrecer apoyo sin comparaciones.
La frase no invita al diálogo ni a la comprensión de las dificultades. Además de minimizar los sentimientos, también puede crear una desconexión emocional y reforzar una jerarquía de conocimiento. Sin invalidar la perspectiva del hijo, es más útil abordar la situación con disposición a escuchar.
Llamar perezoso/a a un niño puede hacerle sentir que no está haciendo lo suficiente, lo que puede generar inseguridad. En lugar de etiquetar el comportamiento de forma negativa, es más útil motivar al niño a encontrar formas de organizarse o mejorar.
Esta frase invalida las emociones del niño o adolescente y puede hacer que se sientan avergonzados por ser quienes son. Cada persona maneja sus emociones de manera diferente, y es importante reconocer y validar esos sentimientos. Lo ideal es invitar al hijo/a a hablar de cómo se siente.
Decir esta frase puede tener muchos impactos en la relación entre padres e hijos. Además de refuerza el error o la mala decisión sin ofrecer ninguna orientación constructiva sobre cómo mejorar, puede hacer que el niño o adolescente se sienta derrotado en lugar de motivado a aprender de la situación.
Una conversación abierta, donde se pueda reflexionar sobre el error, puede ser el camino para fortalecer la relación y fomentar el apoyo al hijo/a.
La relación entre padres e hijos está llena de pequeños detalles y matices. Muchas veces, cuando se dicen las frases mencionadas en este artículo, las madres y los padres lo hacen con buena intención, pero hay que tener cuidado con cómo se les dice algo a los hijos y cómo puede afectarlos. ¿Tienes otras frases comunes que puedan tener un impacto en los niños?