15 Hallazgos inesperados en ropa vieja que escondían un tesoro (o un recuerdo)

Historias
hace 1 hora
15 Hallazgos inesperados en ropa vieja que escondían un tesoro (o un recuerdo)

¿Te resulta familiar esa sensación de sacar del fondo del clóset tu abrigo de invierno, ponértelo y encontrar en el bolsillo una grata sorpresa, como unas monedas olvidadas desde el año pasado? Los protagonistas de este artículo sintieron una alegría similar, solo que sus hallazgos no fueron unos cuantos billetes.

Lo encontré en el bolsillo de un abrigo viejo de segunda mano

Compré un conjunto vintage (saco con falda) para una cena temática de “detectives del siglo pasado”. Y en el bolsillo encontré esto. Claro, no es de oro, pero complementó el atuendo de una forma genial.

Lo encontré en el bolsillo izquierdo de unos jeans de segunda mano.

Sinceramente, me sorprende que permaneciera allí tanto tiempo y que nadie lo hubiera sacado, considerando que la fecha en el dibujo es del 29 de julio de 2006.

Recuerdos agradables que salieron del bolsillo

  • Me apresuraba para ir al trabajo y metí la ropa en la lavadora sin revisar los bolsillos. Media hora después, al sacar los pantalones húmedos de mi esposo, encontré en uno de los bolsillos un trozo de papel arrugado y empapado. Estuve a punto de llorar de la emoción. Era un antiguo boleto de cine, de nuestra primera cita. Enseguida recordé aquella noche, los nervios del primer encuentro a solas, cómo me preocupaba por el atuendo. Vimos una película de terror, y del susto fue la primera vez que me acurruqué junto a él. Ahora, ese boleto arrugado y un poco deteriorado es nuestro tesoro, un recuerdo del inicio de todo.
  • Ocurrió hace unos 15 años. En ese entonces estudiaba en otra ciudad, vivía en una residencia universitaria y los fines de semana visitaba a mi mamá y a mi hermanito. Él tenía 10 años y, siendo sincera, no nos llevábamos muy bien. Pero un día, sentada en el autobús de regreso a clases, metí la mano en el bolsillo de mi abrigo y encontré un sándwich envuelto en papel pergamino, junto con una nota que decía: “Noté que no te dio tiempo de almorzar por las prisas. ¡Buen provecho, hermanita!” La distancia, sin duda, nos hizo bien, y esa nota fue el inicio de nuestra amistad.
  • Después de las vacaciones, guardé mi chaqueta favorita en el clóset y me olvidé de ella. En otoño decidí llevar mucha ropa a la tintorería, incluida esa chaqueta. Al revisar los bolsillos, una pequeña piedra negra cayó al suelo. Entonces recordé de dónde venía: la última noche me senté en la playa, perdida en mis pensamientos, cuando se me acercó un niño de unos cinco años. Me dijo: “Señorita, usted es muy bonita, pero está muy triste. Tome esta piedra, es para la suerte”. Y salió corriendo. Al principio solo me reí, pero por alguna razón la guardé en el bolso. Lo curioso es que, no sé si por autosugestión o por enfocarme en lo positivo, pero literalmente una semana después empecé a notar cuántas cosas buenas comenzaban a suceder en mi vida.

Una sorpresa guardada en el bolsillo de mi chaqueta favorita de segunda mano, que se convirtió en mi amuleto.

Encontré esta chaqueta el año pasado en una tienda de segunda mano. Lo más curioso fue descubrir que en los bolsillos había unas cuantas agujas de pino y un par de cerillos quemados. Por alguna razón, eso me hizo sentir simpatía por su antiguo dueño, aunque no tenga idea de quién fue.
Aún conservo las agujas en los bolsillos; hoy son mi amuleto.

Lo encontré en el bolsillo de un impermeable vintage que compré en una liquidación

Esta lámpara está hecha con todo lo que mi mamá encontraba en mis bolsillos cuando lavaba mi ropa, cuando yo era niño.

Es un frasco de vidrio que guarda todas las cosas que mi mamá encontraba en mis bolsillos cuando lavaba mi ropa durante mi infancia. Al principio, solo contenía palitos, piedritas y canicas de vidrio. Pero con el tiempo, se fue llenando de todo: fichas Pogs, un cartucho de Gameboy, juguetes pequeños, un yoyo y tarjetas de Laser Quest. Cuando era niño y dejaba algo en los bolsillos antes de lavar la ropa, mi mamá siempre los revisaba y, si encontraba algo, lo guardaba en ese frasco de vidrio, en la repisa más alta. Recuerdo cuánto deseaba recuperar al menos una parte de esos tesoros, pero tocar el frasco estaba estrictamente prohibido.

Pasaron los años, me casé, y durante el ensayo de la boda, mientras mi mamá y mi papá daban su discurso de agradecimiento, ella sacó de debajo de la mesa una gran bolsa de regalo. Comenzó con una breve historia sobre cómo, durante todos esos años, había estado guardando las cosas que encontraba en mis bolsillos. Y en ese momento lo supe: “¡Voy a recibir ese frasco!”. Me emocioné incluso antes de que terminara de hablar. Cuando terminó, abrí la bolsa y vi que no era solo el frasco, era una lámpara hecha con él. Sin duda, el mejor regalo que he recibido en mi vida.

Inesperadamente, encontraron grandes sumas de dinero

  • Hace unos 7 u 8 años me fui de vacaciones. Solicité una tarjeta adicional solo para el viaje, transferí dinero allí y la usé sin limitarme demasiado. No recuerdo si no activé la banca móvil o si simplemente no existía en ese momento. Antes de regresar a casa, decidí revisar el saldo. Imprimí el comprobante y, al mirarlo rápidamente, entendí que me quedaban 20 dólares. Pensé: “Bueno, nada mal, hasta me sobró algo de dinero”. Pero, unos seis meses después, quise volver a usar esa tarjeta y le deposité algo de dinero. Consulté el saldo en un cajero automático... ¡y tenía 200 dólares! No 20, como había creído. Ese sí que fue un descubrimiento inesperado. © Overheard / Ideer
  • Mi amigo cumple años este domingo. Cuando le pregunté qué quería de regalo, me dijo que prefería dinero. Está bien. Desde hace un tiempo, decidí no tirar las tarjetas de regalo sin dedicatoria en las que me dan dinero, sino guardarlas para reutilizarlas. Me puse a revisar: esta es infantil, esta tiene flores, esta tampoco sirve... pero esta sí. La abrí para meter el dinero y... ¡tenía 400 dólares dentro! Definitivamente no es lo mismo que encontrar un billete olvidado en una chaqueta de invierno. Qué agradable sorpresa. © POPCORN1226 / Pikabu
  • Todos hemos encontrado dinero olvidado en los bolsillos de nuestra ropa de invierno. Ese tipo de descubrimientos puede alegrarte el día, pero hoy mi distracción llegó al límite. Mientras ordenaba papeles viejos en el cajón, encontré 500 dólares que, en mi mente, ya hacía mucho tiempo había dado por gastados. © Overheard / Ideer

Encontré una moneda extraña en un bolsillo oculto, cosido en el interior de mis jeans

Tuve estos jeans durante un par de años, y todo ese tiempo sentía como si hubiera una moneda de 2 dólares en el bolsillo. Pero, por más que lo intentara, no podía sacarla ni entendía cómo había llegado ahí. Hace unos días, los jeans ya estaban completamente desgastados, así que decidí que, antes de tirarlos, sacaría por fin aquella “moneda”. Tomé unas tijeras, hice un corte y la saqué. Pero, en lugar de una moneda de dos dólares, lo que encontré fue un medallón extraño, más parecido a un amuleto.

  • Es un amuleto budista tailandés. Lo más probable es que alguien lo cosiera dentro del bolsillo para que le trajera buena suerte al dueño. © Unknown author / Reddit
  • Este tipo de objeto suele llamarse “Buda”. En cada templo (wat) de Tailandia hay un monje que ha alcanzado la iluminación y fabrica este tipo de amuletos. Muchos budistas los llevan colgados al cuello. © Quey / Reddit

Un anillo encontrado en una bolsa de segunda mano

El fin de semana estuve recorriendo tiendas de segunda mano y encontré este anillo en el bolsillo de una bolsa que compré. Tiene el sello “18k”. Parece ser de oro amarillo con amatista, posiblemente hecho a mano.

La decepción se convirtió en suerte

  • Una vez compré una chaqueta vintage económica en eBay. La vendedora aseguraba que era nueva y que nunca se había usado. Pero, cuando llegó, estaba sucia y con claros rastros de haber sido usada en una fiesta. Le escribí para reclamarle, y ella simplemente fue grosera. Admitió que la había usado varias veces, pero dijo que ahora era “mi problema”.
    Decidí lavarla y ver qué pasaba. Al voltear los bolsillos, encontré 50 libras, mucho más de lo que había pagado por ella. La chaqueta quedó impecable, y hasta el día de hoy la sigo usando.
    Y, por supuesto, le envié a la vendedora una foto de la chaqueta perfectamente limpia, con los billetes encima y un mensaje que decía: “¡Gracias!” © Leclairage / Reddit

Encontré un increíble saco de seda cruda en una tienda de segunda mano. ¡Imaginen mi sorpresa al descubrir, en el bolsillo, la etiqueta original con un precio de 2950 dólares ¡Ahora sí que me siento elegante!

A veces, la felicidad realmente está en nuestro propio bolsillo, aunque hace mucho que no miramos dentro. Y tú, ¿alguna vez encontraste algo olvidado que merezca ser contado?

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