15 Historias donde una pequeña buena acción fue recompensada con creces por la vida

Historias
hace 3 días

Las buenas acciones regresan de formas inesperadas y, a veces, sorprendentes. En esta recopilación descubrirás historias reales sobre cómo un simple gesto de amabilidad fue recompensado de formas imprevistas, con sorpresas que van desde premios increíbles hasta obsequios realmente generosos.

  • Era una maestra joven, con poco dinero. Al final del mes, sobrevivíamos con pasta. Daba clases en un salón ajeno porque no tenía uno propio. Al terminar, siempre dejaba todo en orden. Un día, mientras recogía, noté algo en el suelo: un pedazo de papel rojo, algo sucio y arrugado. Pensé que alguien había tirado basura. Suspiré, me agaché para recogerlo y, de pronto, me di cuenta de que tenía en las manos un billete nuevo de alta denominación. Ese día había dado cinco o seis clases, imposible saber de quién era. ¡Pero llegó de manera oportuna! © Liya Sharipova / Facebook
  • Trabajaba como subgerente. Alguien olvidó su bolso en un carrito y lo llevé a la oficina. Cuando la dueña regresó, estaba muy feliz. Sacó algo de dinero para agradecerme. Me negué educadamente, pero de pronto empezó a insistir en voz alta. Al final, no me quedó más remedio que aceptar 20 dólares. © kuesokueso / Reddit
  • Trabajaba en la recepción de un hotel. Un día llegó una mujer muy angustiada porque había perdido su bolso. Revisé la lista de huéspedes, la tranquilicé y la mandé a comer algo mientras yo me comunicaba con la empresa de transporte. Logramos encontrar el bolso y se lo devolvieron. Ese gesto cambió mi vida. Resultó que la mujer había venido a impartir un curso sobre atención al cliente. Me invitó a la primera sesión y me puso como ejemplo de “servicio bien hecho”. Después de eso, la dirección del hotel me otorgó un bono y me ascendieron. © Kat Smith / Quora
  • Año 2004, estaba en tercer grado. Caminaba con mi mamá rumbo a la escuela de música, y llegábamos tarde. Ella corría delante de mí mientras yo miraba al suelo; tenía la costumbre de juntar lombrices cuando llovía. De repente, vi un fajo de billetes. Corrí hasta alcanzar a mi mamá, se lo di y me fui a clases. Ella recorrió todas las tiendas y bancos de la zona preguntando si alguien había perdido el dinero, pero nadie lo reclamó. Al final, lo entregó a la policía. Medio año o un año después, nos lo devolvieron porque nunca apareció el dueño. Eran 600 dólares. © Andryburyonov / Pikabu
  • En la escuela grabé un álbum musical con mi banda y regalé varios CD. Un par de semanas después, se me acercó el profesor de inglés con cinco páginas de anotaciones: me dijo qué le había gustado y qué cosas podría mejorar. Resultó que, por casualidad, recibió el disco de alguien en la escuela, lo escuchó completo (más de una hora de música), y ni siquiera sabía que yo era el vocalista y guitarrista hasta que lo preguntó. Me dijo que, si alguna vez tenía la oportunidad de trabajar en un estudio, podría lograr algo increíble. © SuperSmokeyBear / Reddit
  • En los años 90, estaba ayudando a mi hermano con una mudanza cuando mi auto se detuvo en medio de la carretera, en una zona remota. No sabíamos qué hacer, pero un hombre salió de una casa cercana, revisó el motor y de inmediato supo que el problema era la banda de distribución. Era domingo y todo estaba cerrado. Nos ofreció empujar el coche hasta su casa, llamó a un vecino mecánico, y él contactó a un amigo de una tienda de autopartes para que trajera las piezas necesarias.
    Mientras reparaban el coche, pasamos varias horas ayudando a su hijo a construir una casa en el árbol. Cuando todo estuvo listo, intentamos pagarle, pero el hombre se negó: “Ustedes ya me ayudaron entreteniendo a mi hijo. Solo devuelvan el favor si ven a alguien en apuros”. Desde entonces, trato de hacer justamente eso. © camworld / Reddit
  • Trabajaba como asistente en una clínica veterinaria. Una mañana, antes de que llegaran los médicos, una mujer llamó a la puerta con su gato enfermo. Resultó ser asmático, y logré ayudarlo a superar el ataque. Desde entonces, ella venía con frecuencia a comprar comida o medicinas, y aprovechábamos para conversar. En una de esas visitas, me preguntó por mis planes de fin de año; le confesé que los gastos me tenían un poco preocupada.
    Unos días después, una compañera me entregó una tarjeta, de parte suya, con unas palabras amables y dinero. Intenté rechazarlo, pero me dijo que era un regalo. Ese gesto llegó justo a tiempo y, hasta el día de hoy, me sigue tocando el corazón. © badbanana93 / Reddit
  • El invierno pasado, cayó mucha nieve. Saqué la máquina quitanieves, limpié el jardín y la acera, luego decidí seguir un poco más allá, ayudando a mis vecinos. Me sentí satisfecho: pude probar mi nuevo equipo y, además, fue de utilidad.
    Despejé un par de cuadras, regresé a casa y, para mi sorpresa, me enteré de que una de las personas a las que ayudé me había nominado para el título de ciudadano honorario de la ciudad. Nunca lo hubiera imaginado, solo quería ayudar y divertirme un rato. © S. Gauthier / Quora
  • Ayudé a un amigo a redactar una carta para su jefe, lo habían llamado para regresar al trabajo, pero no podía asistir por un ataque de asma. Le mandé el texto y él se lo envió a su empleador. Poco después, recibí una tarjeta de agradecimiento y 200 dólares. No me lo esperaba en absoluto, pero fue un gesto muy agradable. © CD Stevens / Quora
  • Cuando tenía 11 años, fui al cine con una amiga. Estábamos en la fila para comprar los boletos. Delante de nosotros había unos chicos que no tenían suficiente dinero, así que les di lo que les faltaba. Ya dentro, pedimos palomitas. Al sacar mi dinero, el hombre del mostrador me dijo: “Guarda la billetera, hijo. Estaba detrás de ti en la fila y vi cómo ayudaste. Las palomitas van por mi cuenta. También puedes llevarte unos dulces”. © Unknown author / Reddit
  • Trabajo en un gran supermercado, y ese día me tocaba recoger los carritos. Encontré un teléfono y lo llevé al mostrador de información. Luego me olvidé de eso. Unas horas más tarde, se me acercó un hombre mayor y me preguntó si había encontrado un celular. Le dije que sí y que ya lo había entregado al personal de atención. Me dio las gracias y fue a recogerlo. De rato volvió y me entregó un fajo de billetes, diciendo que una buena acción merece otra. Intenté rechazarlo, pero insistió: me dijo que le había ahorrado muchos problemas. Parecían solo unos cuantos dólares, pero más tarde, al contarlos, descubrí que había un billete de 100 entre ellos. © jackthedruid / Reddit
  • Un amigo era hijastro del gerente de un gran centro comercial. En la víspera de Año Nuevo fuimos a visitarlo, y su padrastro estaba en pánico. Casi todo el personal ya se había ido, pero quedaban tres tareas urgentes por hacer: una reparación y dos entregas. De inmediato nos ofrecimos a ayudar. Nos dio un coche, herramientas y los dos pedidos que había que entregar a tiempo. Cumplimos con todo y regresamos alrededor de las nueve de la noche.
    El gerente nos estaba esperando y nos preguntó si ya habíamos comprado los regalos. Le dijimos que no. Entonces nos dio 10 minutos para recorrer toda la tienda, sin pasar por la caja registradora, solo tomar lo que necesitáramos. © George Craig / Quora
  • Una vez ayudé a un viejito a llevar sus bolsas hasta el coche. Era un hombre muy débil. Cada bolsa pesaba unos dos kilos, y tenía muchas. Las cargué rápido y él, incluso, se molestó un poco, diciendo que iba a arruinar sus duraznos. Pero la siguiente vez que vino, se acercó directamente a pedirme ayuda, me dio una buena propina y se disculpó. Desde entonces, nos hicimos amigos, siempre viene a buscarme o simplemente se detiene a charlar un rato. © 0R***MIK / Reddit
  • Hace muchos años, vi a un hombre mayor con su coche averiado frente a un centro comercial. Dejé el mío y me acerqué para ayudarlo. Otro hombre también se detuvo, y entre los dos empujamos el auto hasta el estacionamiento. El señor intentó darnos unas monedas. Me negué, pero insistió. Las tomé sin prestar mucha atención y las guardé en el bolsillo. Ya en casa las revisé con calma: ¡eran dos monedas antiguas de oro de 10 dólares Indian Eagle, y cada una valía más de 1 000 dólares! © Christopher Hawk / Quora
  • Mi mamá es conductora de autobús, y cuando tenía unos 17 o 18 años, trabajaba con ella. Una vez, al final del turno, me pidió que revisara el interior del autobús. Encontré una billetera con documentos y 60 euros. Aunque mi mamá siempre tenía deudas, me preguntó: “¿Qué vamos a hacer?”. Le dije que yo lo devolvería tal como estaba, y ella estuvo de acuerdo. Escribimos una carta al dueño, y cuando vino a recoger la billetera, todo seguía en su sitio. Una semana después nos envió flores, chocolates y una carta en la que decía lo afortunado que era de que la billetera la encontrara alguien tan honesto, ya que hoy en día, es raro encontrar personas así. © Vrigoth / Reddit

La bondad siempre encuentra la manera de regresar, a veces en las formas más sorprendentes. Estas historias son un recordatorio de que incluso un pequeño gesto puede hacer del mundo un lugar mejor. Si te gustan las coincidencias asombrosas, ¡no te pierdas nuestra selección de personas que tuvieron suerte en los lugares más comunes!

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