Las mascotas son una fuente inagotable de positividad. Y pueden sorprendernos no solo con su devoción y cariño, sino también con su inteligencia. A veces incluso parecen más listos que nosotros. En estas historias, los animales demostraron maravillas de ingenio, agudeza y hasta astucia.
Mi hámster solía arreglar su rueda él solito. En cuanto dejaba de girar, buscaba inmediatamente el fallo. Normalmente eran trozos de lecho que se quedaban atascados entre los radios. Lo primero que hacía era comprobar el eje, aunque siempre funcionaba bien. Luego inspeccionaba todo el diámetro de la rueda, encontraba el atasco y lo arreglaba.