15 Personas cuyo día se iluminó de repente gracias a la bondad de alguien

Historias
justo ahora

A veces todo parece tan gris y sombrío que solo queremos meternos debajo de la manta y quedarnos allí. Pero incluso en tales situaciones podemos encontrar a una persona amable en nuestra vida, que con su pequeño acto puede restaurar nuestra fe en las personas y en nosotros mismos.

  • Iba en tranvía y en una de las paradas subió un anciano de unos 90 años. Me levanté para cederle el asiento y me preguntó si me bajaba o le cedía el asiento. Le contesté que simplemente le cedía el asiento. Se sentó, muy contento, y sacó de su bolso un ramo de narcisos y me lo regaló. ¡Me levantó el ánimo para todo el día! ¡Fue la situación más dulce de mi vida! © Ward 6 / VK
  • Voy al mismo supermercado cerca de casa. Y mientras pago mis compras, me pongo a charlar con el personal de las cajas: un par de chicas y un chico. A las chicas a veces les digo que son guapas. Al chico solo le hablo de diferentes cosas. Y entonces, hace tres días, descubrí que me hacían un extraño descuento en todas mis compras. Le pregunté al chico: “¿Qué pasa?”. Sonrió y me dijo que ahora iba a estar jubilado. Tengo 34 años. © DikyPrapor / Pikabu
  • Éramos una familia pobre. Un día mi madre consiguió ahorrar lo suficiente para llevarnos a mi hermana y a mí al zoo y al museo. Pasamos un día estupendo, incluso pudimos comer. Pero de camino a la parada del autobús, se dio cuenta de que había gastado más de la cuenta y no tenía suficiente para pagar los billetes. Teníamos por delante una caminata de 10 kilómetros y estaba empezando a nevar.
    Entramos en un pequeño restaurante y mi madre preguntó si podíamos usar el teléfono (iba a pedirle a alguien que la llevara). El dueño nos preguntó por qué necesitábamos un teléfono y, después de que mi madre se lo explicara, no solo nos dio dinero para el autobús, sino que nos dio tanta comida que podríamos alimentar a 6 personas. © hassenoma01 / Reddit
  • Me lo contó una conocida. Era una chica muy joven que volvía de estudiar en algún sitio. Su avión se había retrasado y era su cumpleaños. Estaba claro que no llegaría a tiempo a casa, no había comida, estaba hambrienta y triste. Estaba tan triste que se puso a llorar. Un hombre se acercó y le preguntó qué le pasaba. Luego se fue a algún sitio. Resulta que había conseguido que los pasajeros aportaran algo. Y él y sus ayudantes fueron a una tienda, compraron comida, bombones. Y todos empezaron a celebrarlo, a felicitarla, y el tiempo antes de la salida pasó volando muy deprisa. Ahora es una anciana, pero dice que fue el cumpleaños más genial de su vida. Un poco de magia hecha a mano. © Amalteya / Pikabu
  • Estaba en la otra punta del país, lejos de casa y de mis padres, cuando enfermé y me sentí perdida y sola. La anciana a la que alquilaba una habitación se dio cuenta de mi estado. Me trajo té caliente, me dio sopa casera y se sentó a mi lado mientras me dormía. “Yo también tengo una hija. Y ahora también está lejos de mí. Ningún niño debería quedarse sin cuidados si está enfermo”, me dijo, con bondad en los ojos. Este incidente me enseñó que la verdadera atención puede venir incluso de un completo extraño y calentarte en el momento más frío. © Caramel / VK
  • Un hombre con traje y maletín me dio un paraguas bajo una lluvia torrencial y no aceptó un no por respuesta. Aún tenía que cruzar la plaza para llegar al tren. Y estoy seguro de que acabó empapado hasta los huesos. Un par de semanas después, le di ese paraguas a una chica perdida en mi barrio cuando empezó a llover y ella no tenía paraguas. Sentí que el universo quería que esto sucediera. © im_not_bovvered / Reddit
  • Antier me rechazaron en una entrevista de trabajo. Esto me disgustó muchísimo, ya que llevaba mucho tiempo buscando trabajo sin éxito. Volvía a casa en metro, ahogándome en sollozos, y estaba segura de que no le importaba a nadie. Pero una chica se me acercó, empezó a decirme algo, sonriendo, y me dio una barra de chocolate muy sabrosa. Siento muchísimo no haber podido oír sus palabras por culpa de mis auriculares con la música a todo volumen. Gracias a esta chica, no me siento como si estuviera tocando fondo. © Overheard / Ideer
  • Subí a un autobús. Dos chicas tratando de caber en el asiento delantero. Dando mil vueltas. A una chica se le cayó el conejito de la mochila. Era un peluche. Lo recogí y se lo entregué a la dueña, fui a la parte central del bus. Y entonces vi venir a la niña, derribando a todos a su paso. Llegó hasta mí: “¡Gracias, señor!”. Y volvió corriendo. Y no le dio pereza. Buenos niños tenemos, creo. © Leskot / Pikabu
  • Estaba sentado junto a una chica extraña en el metro. Abrió el bolso en hora punta, sacó una barra de pan, salchichón y queso en lonchas, se montó un bocadillo y empezó a comer. Y cuando se dio cuenta de la mirada atónita del chico sentado a su lado, sin pensárselo dos veces, montó otro bocadillo y se lo dio a él. Me encanta el metro. © Caramel / VK
  • Hace años, mi coche, aparcado en la entrada de nuestro dúplex, fue gravemente cubierto de huevos durante la noche. A la mañana siguiente teníamos que ir a algún sitio, así que fuimos en el coche de mi esposa. Volvimos unas horas más tarde y mi coche estaba en la entrada brillando como nuevo. Un vecino, cuyo nombre entonces ni siquiera sabía, me lo había lavado mientras estábamos fuera. © Ceristimo / Reddit
  • Viajaba en un minibús por motivos de trabajo. De repente, una mujer detrás de mí empieza a gritar: “¡Guantes, guantes!”. Resulta que a la chica que se acababa de bajar se le habían caído los guantes. Pero la chica ya no oía. Entonces el conductor llegó hasta ella, paró, y otro chico salió corriendo y le dio los guantes a la chica. Así fui testigo de una pequeña bondad. © Podsushano / Ideer
  • Vivo en un bloque de departamentos. Después del trabajo, como de costumbre, conduje hasta la casa, ocupé una plaza de aparcamiento, me metí las llaves en el bolsillo y me fui a casa. Por la mañana iba a hacer unas gestiones, rebusqué en el bolsillo y no había llaves. Rebusqué en los bolsillos de toda mi ropa, incluso en la que nunca me había puesto. No había llaves. Pensé que las había perdido. Calculé cuánto dinero me costaría. Salí, caminé hacia el coche y entonces vi las llaves colgadas en la verja de nuestra casa. Al parecer, se me cayeron del bolsillo y algún transeúnte las tomó y las colgó en la valla, a 5 metros del coche. Y nadie se los llevó. Estoy asombrado y feliz al mismo tiempo.
  • Una vez fui a una tienda a comprar bolsas para mi aspiradora, pero se me olvidó llevar la cartera. El tendero me dio las bolsas, me dio la mano y me dijo que le llevara el dinero mañana. Confiaba en que un completo desconocido haría lo correcto, y así fue. © Independent-Bike8810 / Reddit
  • Una mañana de granizada, mi bebé estaba enfermo y aún teníamos que comprar comida, leche y medicinas. Compré la comida y las medicinas y, mientras empujaba el carrito por el aparcamiento, se me cayó al suelo el cartón de leche y se abrió. Una mujer, al verme, me dijo: “Puedes volver y te darán uno nuevo”. Y yo le dije: “Gracias, pero mi bebé está enfermo y tengo que llevarlo a casa”. Y empecé a abrocharle el cinturón en su sillita y a descargar el resto de la compra. Justo cuando casi había terminado, aquella mujer salió corriendo de la tienda y me entregó un nuevo cartón de leche. Estaba tan agradecida que me eché a llorar literalmente en el aparcamiento. Han pasado casi 12 años y todavía pienso en aquella mujer y en su amabilidad. © nevermindthetime / Reddit
  • Siempre fui una persona sociable y amigable. Sin embargo, tenía un único enemigo acérrimo, alguien que una vez se enfadó conmigo por algo y desde entonces no me soportaba. Un día me sucedió una desgracia: mi salud me falló y necesitaba dinero. Ninguno de mis amigos vino siquiera a visitarme al hospital. Ni uno solo. Solo mi “enemigo” estuvo siempre a mi lado. Él pagó mi tratamiento, me visitaba, me llevaba frutas, y gracias a él me recuperé. Más tarde, cuando fui a darle las gracias y devolverle el dinero, no lo aceptó. Me dijo que seguíamos siendo enemigos, y que aquello había sido solo una tregua. © Podsushano / Ideer

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