Me alegro mucho de tener buena relación con mis papás
15 Razones por las cuales puedes no sentir amor hacia tus padres y no vale la pena culparse por eso
A pesar de que sabemos que “todos los problemas proceden de la infancia”, el tema de la relación entre hijos adultos y padres continúa siendo un tabú en nuestra sociedad. “Pero es tu mamá”, “Me criaron y me dieron de comer, debo ser agradecido”. Experimentar sentimientos negativos hacia nuestros seres cercanos, por decirlo suavemente, suele ser inaceptable. Incluso si los rencores causados por su crianza se convierten en autolesiones, ansiedad y una sensación de insolvencia con el paso de los años.
Genial.guru está de acuerdo con la opinión de los psicólogos acerca de que las personas no tienen por qué querer a sus familiares, incluso si se trata de su mamá o papá. Hoy, en esta recopilación, te esperan 15 ejemplos elocuentes de a qué conducen los comportamientos tóxicos en la familia.
1.
Algunos padres arremeten contra sus hijos cada vez que se sienten enfadados, frustrados o simplemente desesperanzados. Esto les ayuda a liberar sus emociones negativas y a ocultar su propia vulnerabilidad. Tales papás siempre encontrarán algo de qué quejarse en cualquier palabra o acción de su hijo, incluso con las más buenas intenciones. Con el paso de los años, la insaciable exigencia de los adultos por satisfacer su propia autoestima no se va a ningún lado, pero cuando el hijo crece, no tiene ningún deseo de hacer algo bueno por sus seres queridos.
2.
Existe un tipo de padres que considera que, si un niño es alimentado, vestido y calzado, entonces su misión está completa. Ellos pueden estar en la vida de sus hijos con una falta de disposición y fríos, pero sin nada de emociones. Al crecer, el niño siente que debe cumplir su deber de hijo: ayudar económicamente, proporcionar cuidados y buscar un médico. Pero en tales casos, los papás no deben esperar calidez ni atención.
3.
Los padres narcisistas son mucho más compasivos. Vigilan atentamente cómo estudia su hijo, a qué actividades adicionales asiste y dónde logra tener éxito. Tales papás satisfacen su propio ego con los logros de sus niños. Pero al mismo tiempo, no los ven como personalidades únicas y autónomas. Cualquier error, una mala calificación o un lugar sin medalla se convierte en motivo de escándalo. El niño siente una presión constante y comienza a pensar que él no es lo suficientemente bueno. Al madurar, esta persona intenta no mantener comunicaciones para no sentir presión por parte de sus familiares.
4.
Los papás emocionalmente “fríos” pueden no rechazar a sus hijos por completo, pero no los notan y los ignoran, ya que prefieren ocuparse de sus asuntos y problemas prioritarios. Al envejecer, estos padres descubren con descontento que, por alguna razón, sus niños no les muestran el amor, el cuidado y el respeto adecuados. ¿De qué hay que sorprenderse? No en vano existe este famoso proverbio: “Cosechas lo que siembras”.
5.
Al enfrentarse a las actitudes despectivas de los padres, los niños experimentan una vergüenza que puede durar toda la vida. Para protegerse, pueden comenzar a hacer lo mismo a cambio: burlarse de los gustos de los familiares, restar importancia a sus sentimientos, menospreciar sus méritos y logros. O pueden no tolerar ser atacados y alejarse emocionalmente.
6.
A menudo, los padres mayores dicen la siguiente frase manipuladora: “¡Te alimentamos, te criamos y ni siquiera te importamos, malagradecido!”. Saben que tienen un enorme poder sobre sus hijos y tratan de controlarlos incluso después de haber dejado el nido familiar. Los papás pueden presionarlos, chantajearlos y obligarlos a elegir entre ellos y otros seres queridos o valores, creando una situación en donde cualquier elección resultará ser una traición. La decisión más sabia es no seguir el ejemplo de estos familiares manipuladores, sino aprender a defender tus propios límites sin olvidar mostrar aprecio y gratitud por todo lo que te han dado.
7.
No hay nada de malo en que los papás tengan ambiciones con respecto a sus propios hijos. Es destructivo cuando estas se convierten en una obsesión. Si todas las conversaciones llevan a la pregunta: “¿Cuándo sentarás cabeza y te casarás? Es hora de que cuide de mis nietos”, es poco probable que las relaciones entre familiares se vuelvan más cálidas y cercanas. Los padres que saben que causan molestias a sus hijos adultos haciéndoles tales preguntas, y de todos modos siguen fastidiándolos, no deben sorprenderse si algún día ellos dejan de hablarles por completo.
8.
El apoyo psicológico de los padres es tan importante para un niño como la leche materna en el comienzo de su vida. El trauma causado por un familiar insensible no desaparece por sí solo. Cuando alguien se da por vencido, se siente inseguro de sí mismo y tiene miedo de comenzar una relación seria. Otros, a pesar de todo, quieren demostrar a sus familiares que valen algo y logran un éxito vertiginoso. Sin embargo, a menudo, estas personas se sienten abandonadas y devastadas en el fondo.
9.
Confiar un secreto es un gran paso para un niño. Es tanto una prueba de credibilidad como una forma de mantener la amistad. Si un padre, en lugar de guardar el secreto, se ríe o se enoja y luego también revela esta información íntima a las demás personas, entonces la confianza se perderá para siempre. A menudo, esto lleva a que un niño no pueda decirles a los adultos los secretos que realmente le dan miedo y que pueden poner en peligro su seguridad.
-
Dejé de confiar en mi madre a los 7 años, cuando le dije que me gustaba un chico de mi clase y, a la mañana siguiente, todos mis familiares lo sabían... Y antes de eso también sucedieron pequeñas situaciones, pero esta historia puso fin a la confianza en mis seres queridos. ¡Mi mamá ahora se queja de que durante 21 años no le he dicho nada más y, en general, oculto mucho! Y a mi pregunta “¿Por qué se lo contaste a todo el mundo?”, me respondió: “¡No es cierto! ¡No me acuerdo! Lo estás inventando”. © nfh354410 / Pikabu
10.
“¡Qué niño tan grande, pero llora como si fuera un bebé!”, “Mira, todo el mundo se ríe de ti”, “Cuando lloras, eres feo. ¡Deja de hacerlo, rápido!”. Muchos padres están seguros de que la única forma de calmar a su hijo es avergonzarlo. Sin embargo, tal reacción solo puede causar retraimiento, vergüenza y culpa. Es normal llorar cuando algo es triste y doloroso. También hay que saber experimentar emociones desagradables y no llevarlas en tu alma como una carga pesada. De lo contrario, este es un camino directo a los problemas psicológicos.
11.
Los padres obsesionados con el poder creen que tienen derecho a elegir la profesión de sus hijos, con quién deben salir, con quién casarse y qué trabajo conseguir. No les importa que este ya no sea un niño pequeño, sino un adulto capaz de tomar decisiones. Por lo general, el control suele ser irracional. El argumento es el siguiente: “Porque yo así lo digo”. Los niños que no han podido resistir la influencia de sus padres tienen problemas. No solo acumulan ira no expresada, sino que también se acostumbran a adaptarse sin protestar a quienes los rodean, creyendo que las necesidades de otras personas son más importantes que las propias.
12.
A menudo, los niños se enfrentan a una situación en la que los padres quieren más a uno de los hermanos. Por ejemplo, creen que el mayor debe asumir las funciones de un padre y lo regañan por cada error cometido, mientras que al hermano menor se le perdona todo. O, por el contrario, al mayor lo presentan constantemente como un ejemplo para el más pequeño, insinuando que debería esforzarse más para corresponder a su familiar dotado. Si un padre no se da cuenta de este problema y hace todo lo posible para mostrar una actitud selectiva hacia uno de los hijos, entonces agravará el conflicto entre hermanos y destruirá incluso esta pequeña conexión entre el hijo y su familia.
-
Era una noche de 1996; yo tenía 9 años. Soy el hijo mayor. Alguien en la televisión dijo que a los hijos pequeños los querían más. Mi papá le comentó a mi mamá: “Pues es verdad, ¿no? Es sorprendente. ¿Por qué será?”. Ella estuvo de acuerdo. Aun guardo rencor y lo recuerdo como si fuera ayer. © NAZAROVV74 / Pikabu
13.
Algunos padres piensan lo siguiente: “No hay que alabar a los hijos, ¡sino se creerán mucho y no harán nada en absoluto!”. Durante la crianza de tales niños se usan castigos y nada de dulces. Los mismos padres establecen los objetivos que sus hijos no son capaces de lograr y luego se preguntan por qué sufren de perfeccionismo, ansiedad e inseguridad en sí mismos.
14.
Los padres manipuladores culpan hábilmente a sus hijos por sus ambiciones no realizadas. De vez en cuando fingen ser una víctima: “Si no hubieras nacido, mi vida sería diferente”. Duele escuchar tales palabras y causan culpa. Para hacer frente a esto, es necesario saber establecer límites y no hacer caso a las manipulaciones. La responsabilidad por dar a luz y criar a un niño recae únicamente sobre los hombros de los padres.
15.
“¿Qué dirán los demás?”, “Tengo tantos conocidos. ¿Cómo los miraré a los ojos?”. Estas son frases dichas por padres egoístas, para quienes la aprobación de los demás es mucho más importante que el bienestar de sus propios hijos. Están tan ensimismados en la idea de parecer importantes y ejemplares que simplemente no tienen lugar para otras cosas. ¿A una persona le gustaría mantener una relación de confianza y, a su vez, dejar entrar en su vida a padres que no la aceptan? Por muy triste que parezca, la respuesta es obvia.
¿Qué hay de ti? ¿Has tenido momentos que arruinaron la relación con tus padres? ¿Qué frases nunca les dirías a tus hijos?
Comentarios
Si pasas por estas situaciones es normal no sentir hacia tus padres
no son seres queridos, son seres con los que habitabas en un ambiente hostil que crearon.
Bueno no siento ni una pizca de aprecio o apego hacia mis padres es más a partir de q salí del colegio lo tuve y me siento bien asi
Pase por todas y no los amo... solo son una molestia... lo peor es que siguen siendo así... y no son capaces de madurar, los perdono, intento ser mejor que ellos, pero es muy difícil, en fin... así es la vida, unos tienen buenos padres y otros pues unas bestias...