15 Relatos de superación inesperada de quienes triunfaron contra todo pronóstico

Historias
hace 9 horas

Existe una teoría llamada “mentalidad de cangrejo”, que dice que si un cangrejo intenta salir del balde, los demás lo arrastrarán de vuelta. Muchas veces, incluso las personas cercanas actúan de la misma manera, minando la confianza de alguien e impidiéndole aspirar a algo más grande. Sin embargo, las siguientes historias narran cómo estas personas, por sí mismas o con la ayuda de unos pocos seres queridos, superaron sus dudas y dieron un paso hacia el éxito y la realización de sus sueños.

  • Hace 7 años, no sabía qué regalarle a mi esposo para Año Nuevo además del tradicional pastel. Pasé por una tienda de música cerca de casa y compré un set de cuerdas para su vieja guitarra, esperando que me tocara algo. Resultó que las cuerdas no eran del tamaño adecuado, así que no las cambió en ese momento. Sin embargo, años después, fuimos de casualidad a una tienda a “mirar y probar”. Ahí se podía conectar una guitarra y tocar en vivo. En resumen, mi esposo comenzó a ir cada vez más seguido, y después de mucha insistencia y persuasión, lo convencí de comprarse la guitarra de sus sueños: una Gibson original. El pasado viernes celebramos dos años desde su regreso a la música. ¿El resultado? 20 composiciones grabadas, un soundtrack para una película, un videoclip en proceso, y una decena de temas de blues que aún están en desarrollo. Parece que valió la pena mi insistencia.
  • Al inicio de mi carrera, viajé 800 kilómetros para una entrevista de trabajo en mi área. Llevé ejemplos de mis trabajos, y parecía que a todos les habían encantado, pero no me contrataron. Encontré otro empleo en la misma zona y me quedé allí. Seis meses después, la primera empresa me llamó para una nueva entrevista, pero esta vez para un puesto superior al inicial. Finalmente, trabajé en esa empresa por casi 10 años. Curiosamente, me enteré de que el hombre que sería mi jefe originalmente no quiso contratarme porque mis trabajos eran mejores que los suyos. Al final, lo despidieron, y yo ocupé su lugar. © Unknown author / Reddit
  • Desde niña fui muy energética, pero nunca me interesaron el baile ni la gimnasia. Un día, mientras cambiaba canales en la televisión, vi un combate de boxeo. Me fascinó la fuerza de los boxeadores. Cuando les dije a mis padres que quería practicar boxeo, al principio dudaron, preocupados por el riesgo. Sin embargo, logré convencerlos de que me inscribieran en boxeo femenino. Así empezó mi viaje en este deporte, que duró 10 años. Aunque muchas personas a mi alrededor decían que el boxeo no era adecuado para una mujer, nunca les presté atención. Lo que realmente importaba era cómo me sentía en el ring: fuerte, segura y disciplinada. Aunque ya no practico boxeo, le debo mucho, pues ahora soy más resistente, disciplinada y no le temo a los obstáculos.
  • En 2021, estaba profundamente deprimido y descuidé completamente mi salud. Esto duró hasta finales del año, cuando decidí compartir mi historia en línea. Dos días después, comencé a recibir mensajes de personas de otros países que decían que les interesaba lo que escribía y querían que continuara. Decidí seguir escribiendo. Los capítulos salían rápido, y los elogios no paraban de llegar. Pronto, mi obra tenía seguidores. En algún momento, me di cuenta de que mi salud mental había mejorado por completo. Ahora estoy escribiendo mi primer libro. Aún no he alcanzado el éxito, pero espero lograrlo pronto. Me alegra haber encontrado un propósito en la vida. © FatherOfNone2401 / Reddit
  • Estaba viendo el programa “¿Quién quiere ser millonario?” y me irrité al ver que los participantes no pudieron responder una pregunta simple sobre Katy Perry. Así que decidí postularme al programa. Pasé por tres entrevistas, dos telefónicas y una por video, hasta que finalmente fui seleccionada. En el programa gané una buena cantidad de dinero, reservé unas vacaciones en un lugar que siempre había soñado visitar y, allí, conocí a mi esposo. Ahora tenemos un hijo de un año. © KartoffelSucukPie / Reddit
  • “¿Quién serías sin mí?”, me preguntó mi esposo cuando me negué a comprarle un coche que costaba tanto como nuestros ahorros de 5 años. Yo llevaba un año sin trabajar porque estaba de baja por maternidad. Él, por su parte, dejó de trabajar durante los siguientes 4 años: no cuidaba al bebé, simplemente estaba “buscando su propósito”. Esa frase de mi esposo me hirió, pero también me dio fuerzas. Le entregué su parte de los ahorros y con el resto me compré un buen coche de gama media. Poco después, me divorcié, lo envié de vuelta a casa de su madre y lo bloqueé en todas las aplicaciones. Ahora mi hijo y yo estamos preparando un viaje por carretera, algo que siempre soñamos hacer.
  • Dejé la escuela después del noveno grado porque no podía con el ritmo de las clases en el liceo. Me gradué en un colegio técnico y empecé a trabajar como peluquera, invirtiendo todo mi dinero en cursos de capacitación. Conseguí empleo en un buen salón y trabajé allí durante 5 años. Después decidí trabajar por mi cuenta, y muchas clientas me siguieron. Con el tiempo, gané más clientes. Ahora tengo mi propio salón, doy cursos, manejo redes sociales y gano muy bien. A veces recuerdo los comentarios hirientes que escuché cuando ingresé al colegio técnico... Qué satisfacción saber que muchas de esas personas no han logrado ni la mitad de lo que yo. Eso sí, todos tienen un título universitario.
  • Mi prima siempre fue considerada una niña prodigio, y en la familia no dejaban de compararnos. Yo me sentía tonta y tenía dificultades en la escuela. Le decían constantemente a ella que tendría un futuro brillante, mientras que el mío lo pintaban sombrío. Un día, decidí que lograría el éxito a toda costa. Me dediqué a estudiar con todas mis fuerzas y, finalmente, fui la única en la familia que ingresó a la mejor universidad del país. Obtuve prestigiosos premios y una maestría. Estoy orgullosa de mis logros, pero también entiendo que nuestros familiares nos convirtieron en rivales desde niñas. Por mi éxito, mi prima fue muy criticada en la familia, y ahora sé cuánto daño le hizo eso. © nowayormyway / Reddit
  • En el segundo año de universidad, encontré la vieja cámara de fotos de mi mamá y comencé a interesarme en la fotografía analógica. Aprendí a usarla viendo tutoriales, compré rollos de película y salí a tomar fotos. Me sorprendió el resultado y me encantó la experiencia. Compartí mis fotos con amigos, pero nadie las valoró. Decían que era algo obsoleto y una pérdida de dinero. Pero a mí me apasionaba, así que seguí practicando. Más tarde, compré una cámara nueva, aprendí técnicas avanzadas y comencé a ofrecer sesiones fotográficas gratuitas. Ahora hago al menos tres sesiones pagadas por semana, y la gente no escatima en pagar bien. Aprendí que no necesito que mis amigos crean en mí si yo creo en mí misma.
  • Una amiga, después de terminar la escuela, decidió tomarse un año sabático para descubrir qué le gustaba. Para no perder el tiempo, empezó a trabajar como barista y le encantó tanto que se quedó más tiempo. Su familia y amigos la criticaban, casi obligándola a dejar el trabajo y buscar una carrera universitaria. Sin embargo, ella se mantuvo firme. Años después, abrió su propio café, un lugar muy popular entre jóvenes, donde se realizan veladas especiales y siempre está lleno. Recientemente, algunos de los mismos que la criticaron visitaron su café, y ella demostró que no se equivocó al seguir su sueño.
  • Cuando tenía 13 años, vi un folleto sobre clases de capoeira, un arte marcial con movimientos de baile. Me interesé mucho, pero mi madre se burló, diciendo que no era algo para mí. Fue hasta la universidad cuando me uní a un grupo de artes marciales y comencé a entrenar con un profesor de capoeira. Ahora llevo 7 años practicando este deporte, he bajado 27 kilos, y en mi escuela de capoeira, solo hay una persona que domina mejor esta disciplina que yo. © azraelxii / Reddit
  • Mi abuela tenía una voz maravillosa y cantaba en el coro del pueblo. También me cantaba a menudo durante mi infancia: canciones de cuna o simplemente por gusto. Crecí con su música y soñaba con cantar, aunque no tenía su voz. Mis profesores decían que podía entrenarme, pero que no había garantía de éxito, y que con el tiempo mi voz podría incluso empeorar. Eso me desanimaba mucho. Afortunadamente, se equivocaron: mi voz mejoró con el entrenamiento. Ahora tengo un perfil en TikTok donde subo videos cantando, y recibo muchos likes y visualizaciones.
  • Comencé a hacer velas artesanales. Mi novio, con quien vivía, no aprobaba mi proyecto. Se quejaba de los olores, del espacio que ocupaban las velas y me insistía en buscar otro trabajo. Yo le decía que tuviera paciencia, que cuando el negocio despegara alquilaría un taller. Pero no esperó y terminamos nuestra relación porque no soportaba los olores. Tiempo después, las velas empezaron a generar ingresos. Ahora tengo un taller donde trabajo y estoy por casarme con otra persona que me apoya en todo. Estoy feliz de no haber escuchado a mi ex y de seguir mi pasión.
  • Siempre soñé con ser médico. Mis familiares y conocidos intentaron desanimarme, diciendo que no lo lograría y que ganaría muy poco dinero. Pasaron muchos años. Ahora soy el director de una clínica en el extranjero. Mi salario me permite mantener a mi familia y a mis padres, además de comprar cualquier tecnología y disfrutar de vacaciones en la playa dos veces al año.
  • La amiga de mi madre vivía en un pueblo y soñaba con abrir su propio negocio: una tienda de comestibles. Como no tenía competencia, decidió vender su casa para conseguir el capital. Ella y su esposo empezaron a alquilar un lugar donde vivir. Con esfuerzo, construyeron una pequeña tienda y la llenaron de productos que no se conseguían en el pueblo: galletas y dulces especiales, lácteos y pan fresco. Más tarde, añadieron bebidas únicas, extendieron el horario de atención y colocaron máquinas para café y recargas telefónicas. Ella misma se encargaba de las compras, su esposo transportaba los productos y su madre limpiaba la tienda. Vivieron alquilando por 20 años. Hoy tienen un centro comercial, 10 tiendas y una panadería. En el pueblo, todos saben que su tienda es sinónimo de calidad. Aunque ahora disfrutan de una vida cómoda, ella sigue siendo humilde y no duda en atender personalmente en días de mucha demanda.

Es posible que te interesen historias de personas que alcanzaron el éxito y la fama en la madurez o incluso en la vejez. Aunque, para ser feliz, a veces basta con pequeños placeres como un bollo de chocolate o un cumplido sincero.

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