15+ Taxistas y pasajeros a los que les encanta contar historias unos de otros

Historias
hace 3 meses

Te has fijado alguna vez en cómo funciona la ley de Murphy: si subes a un taxi y muestras que no quieres hablar (auriculares puestos, rostro serio, mirada distante), seguro que te encuentras con un conductor deseoso de compartir una gran historia y saberlo todo sobre ti, desde tu fecha de nacimiento hasta el número de hijos que tienes. Por el contrario, si eres un conductor charlatán, te toparás con un introvertido huraño que te mirará severamente por el espejo retrovisor. Pero menos mal que las cosas no salen según lo previsto, porque si todos los viajes en taxi fueran tranquilos y sin aventuras, no habría historias que pueden mejorar tu estado de ánimo.

  • Había salido con mis amigas y al final de la noche llamamos al taxi. Mis amigas ya se habían ido, pero yo me quedaba allí, esperando el prometido taxi de color amarillo, pero seguía sin llegar. Entonces vi un coche blanco con la matrícula que necesitaba. Por el camino decidí preguntar al conductor por qué me habían prometido un coche amarillo, pero llegó el blanco. Y entonces resultó que había dos rayas amarillas pintadas en la puerta delantera del lado del conductor, lo que bastó para que alguien llamara amarillo al coche.
  • Íbamos del aeropuerto al hotel. Éramos cuatro en el coche: tres atrás y uno delante. El taxista solo conocía dos posiciones de su pie derecho: el pedal del acelerador a fondo o el pedal del freno. Aceleraba hasta casi chocar con algo y luego frenaba en seco. Nuestras cabezas rebotaban hacia delante y hacia atrás, al igual que la del conductor. El que iba en el asiento delantero intentó hablar con el conductor al principio, pero luego se rindió y empezó a agarrarse a todo lo que podía, igual que nosotros. A medida que avanzábamos, el taxista no aminoraba la marcha ni cambiaba su estilo de conducción: acelerador-freno. Cuando por fin llegamos al hotel y salimos del taxi, ¡me dieron ganas de besar el suelo! Y el chico blanco como la tiza del asiento delantero dijo: “¿Ustedes se han dado cuenta de que el taxista se quedaba dormido cada vez que pisaba el acelerador y, cuando se despertaba, pisaba el freno?”. Y entonces el portero del hotel se unió a la conversación: “Qué quieren ustedes, este conductor lleva 3 turnos consecutivos de 12 horas”. © Jim Parker / Quora
  • Después de una fiesta, unas amigas se subieron a un taxi y dijeron la dirección. El taxista se dio la vuelta y les preguntó: “¿Han oído hablar alguna vez de un discotaxi?”. Tras un “no” burlón, agarró una linterna de colores y puso música tecno a todo volumen. Así fue el viaje: con un fuerte bom-bom, mientras el conductor agitaba la linterna. No tengo ni idea de cuánto le dieron de propina, pero espero que no escatimaran. © foreseeablebananas / Reddit

“Un taxista que tiene su propia tienda justo en el coche”.

  • Acababa de hacerme un tratamiento facial. Tenía que irme a casa, pero la cara me ardía, estaba roja y escamada, por lo que tenía un aspecto horrible. Llamé a un taxi, llegó un hombre de unos 40 años con los ojos verdes y la música a todo volumen. Me vio, me guiñó un ojo, me sonrió y gritó más fuerte que los altavoces:
    — ¿Es usted médico?
    — No, ¿por qué piensa eso?
    — ¿Por qué si no lleva pantalones blancos? — me preguntó con la expresión más seria de su rostro.
    Me eché a reír. Y él también. De camino a casa cantamos canciones juntos e incluso hicimos movimientos de baile. No me cobró ni un centavo, pero insistí en dejarle propina. Este taxista me alegró el día. © Lena Aurelius / Quora

“Este taxi japonés tiene un botón que permite al pasajero reducir la velocidad”.

  • Teníamos un grupo de 7 personas, más equipaje, así que pedimos que nos enviaran un coche grande de taxi. Llegó un turismo, nos metimos en él, apretados. El conductor maldecía y bromeaba alternativamente, y entonces el coche empezó a echar humo. El conductor se puso furioso, llamó a la empresa delante de nosotros y gritó: “¡Renuncio!”. © TheGrumpyOldBear / Reddit
  • No olvidaré las palabras del taxista que nos llevó a casa desde la maternidad después de que naciera mi hijo mayor: “Todo depende de ti. Si el bebé crece siendo una mala persona, es porque tú lo eres. Así que no seas una mala persona”. Unos verdaderos filósofos conducen el taxi, no hay otra manera. El hijo en cuestión tiene ahora 8 años, es un niño dulce, inteligente y amable. Creo que todo es gracias a su mamá, ja-ja. © Aaron Alexander / Quora
  • Y a mí me tocó un hombre mayor y regordete en un viejo Mercedes al que le encantaba tocar el claxon. Tocaba a todas las personas que veía, a los coches, a los árboles y a las señales de tráfico. Al final, antes de llegar a mi destino, vio a una mujer al otro lado de la carretera, tocó el claxon tradicionalmente y, aparentemente de alegría, frenó bruscamente. Así que nos alcanzaron 2 coches. © s0lidusThePositive / Reddit

“Mi taxista se quedó sin cuentakilómetros”.

  • A altas horas de la noche llamé a un taxi. Estaba oscuro, las farolas no estaban encendidas, solo quedaba la luz de las ventanas. El taxista se detuvo cerca de una casa vecina y me dijo: “No voy más lejos”. La respuesta a la pregunta “¿Por qué?” fue sencillamente asombrosa: “Un gato negro acaba de cruzar corriendo la calle por allí. Así que no vamos a seguir”. Al principio me reí, pensé que bromeaba. Pero lo repitió. Un hombre adulto, pero supersticioso. Así que le deseé un feliz viaje y le pedí que encendiera los faros mientras yo iba corriendo hacia la entrada de mi casa.
  • Necesitaba comprar comida, era más de medianoche. Fui a una tienda en autobús. Salí de allí con 4 bolsas pesadas, −35 °C fuera, y ya en la parada de autobús me di cuenta de que había perdido el último autobús. Llamé a un taxi. El taxista me ayudó a cargar las bolsas, hablamos por el camino, le dije que estaba estudiando y trabajando, y cuando llegamos, le di mi tarjeta de crédito, pero me dijo: “Oye, trabajas mucho, el día entero, y ahora es medianoche. Así que el viaje es gratis”. Ahora que lo pienso, un taxista me llevó gratis a casa. Fue uno de los desconocidos más amables que he encontrado. © evenline / Reddit

“Simplemente un taxista que alimenta palomas”.

  • Una vez subí a un coche sin mirar la matrícula. El conductor dijo lo que yo creía que era mi nombre: Julia. Arrancamos y de repente llamó el conductor del coche que yo había pedido. El conductor con el que viajaba me dijo: “Me ha sorprendido que lo confirmaras, porque te he preguntado si eras Ali”. Le dije: “No te he oído bien, pero he visto que el modelo del coche era el mismo, un Mitsubishi”. “En realidad, tengo un Suzuki”, dijo el conductor. Entonces me reí un buen rato. © Julia Trinity / Facebook
  • Un amigo estaba en Roma e iba a una fiesta y, por supuesto, no sabía ni una palabra de italiano. Se espabiló y se llevó una tarjeta de visita que había en la habitación del hotel para encontrar el camino de vuelta. Se lo pasó bien, se preparó para volver, llamó a un taxi y le dio al taxista esta tarjeta de visita. El taxista empezó a llevarle por toda la ciudad. Paró en un hotel, luego en otro, todos equivocados. Le llevó a unos 6 hoteles antes de llegar al correcto. Más tarde, mi amigo se dio cuenta de que el tonto de la situación no era el taxista: le explicaron que la tarjeta decía “Que tenga unas buenas vacaciones”. Y sin logotipo ni nombre de hotel. © Bitter_Idealist / Reddit

“Mi taxista tiene seis teléfonos a la vez”.

  • Pedimos un taxi para ir a una ciudad vecina. El conductor no paraba de recoger pasajeros, así que pensamos: vale, dejemos que el hombre gane algo de dinero. Entonces nos pidió que nos apretujáramos para que hubiera cinco personas en la parte de atrás. Cuando llegamos a la gasolinera, nos dijo: “Denme dinero, necesito repostar. Y que sea un poco más, que el viaje ha sido muy largo”. © Natalia Vodneva / Facebook
  • Un amigo era taxista. Un día recogió a tres serios hombres de negocios asiáticos que vestían trajes y se dirigían del hotel al aeropuerto. Al principio todo estaba tranquilo, pero entonces uno de ellos dijo en chino: “Mira qué grande tiene la nariz el conductor”. A continuación se turnaron para hacer bromas al respecto. El amigo conducía el coche con calma y profesionalidad. Al llegar, se bajó, descargó las maletas del maletero, cobró el viaje y les dijo en un chino impecablemente claro: “Espero que hayan disfrutado de mi país. Si vuelven, por favor, tengan cuidado con lo que dicen, porque nunca se sabe quién entiende su idioma”. Los tres se quedaron paralizados con la boca abierta, se miraron, agarraron sus maletas y echaron a correr como locos, y el amigo contemplaba el espectáculo y se reía. De niño pasó muchos años en China, fue a la escuela, hablaba muchos dialectos, y su nariz, aunque era un poco grande, no le estorbaba y le gustaba. © Paul Fenn / Quora
  • El 2 de enero, las 9 de la mañana. Salí a dar una vuelta en taxi. El primer pedido era una entrega del supermercado. Vi que el importe del pedido era pequeño y pensé: ¿Qué pudieron pedir con este dinero?". Me acerqué a la tienda. Me dijeron que el café estaba a punto de estar listo, que tenía que esperar. Pensé que eran unos clientes muy peculiares: ordenaron café con una entrega a domicilio en taxi. Pero al final no era asunto mío. Recogí el pedido y inmediatamente me llamaron. El cliente:
    — Buenos días, ¿tienes el pedido?
    — Hola, sí, lo tengo. Llegaré en unos ocho minutos.
    — No tomo café, no me gusta.
    Me sentí confundido.
    — Es para ti, hermano. Gracias por trabajar, la gente te necesita.
    Y me dijo muchos más agradecimientos. Hombre, ¡qué hermoso es!
  • Iba a trabajar, llamé a un taxi, un Accord gris, matrícula 567, estaba a punto de llegar. Llega un Accord gris. Subí y, de repente, vi que me llevaba en dirección errónea. Le dije al conductor que la dirección era equivocada. Se sorprendió, me enseñó el navegador donde se veía otra dirección.
    Así que empezamos a comprobarlo:
    — ¿Honda?
    — ¡Honda!
    — ¿Accord?
    — ¡Accord!
    — ¿Gris?
    — ¡Gris!
    — ¿Matrícula 567?
    — No, ¡561!
    Resultó que mi vecina también había llamado a un taxi. Nos llamamos, nos reímos, intercambiamos pasajeros, ya que no habíamos ido muy lejos. Pero qué casualidad, ¿eh?
    Y luego me hablan de la teoría de la probabilidad.
  • Una vez iba en taxi y, de repente, un coche nos cortó el paso descaradamente delante del semáforo y se saltó la luz roja a toda velocidad. El taxista maldijo, se volvió hacia mí y me dijo: “Lo siento y agárrate fuerte”. Y fui a toda pastilla detrás de aquel coche. Al cabo de unos 10-15 minutos lo alcanzó, y entonces resultó que mi taxista era policía. Por la mañana ya había parado a ese tipo por exceso de velocidad, y él, entre lágrimas, prometió no volver a ir tan rápido. Bueno, el “piloto” fue multado, a mí me llevaron a casa y no me cobraron por las molestias. © Lika Kipiani / Facebook
Imagen de portada Lika Kipiani / Facebook

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